Los protagonistas del mercado de pases son los centro delanteros. Y vaya si hay nombres de importancia en esta historia que se desata, todos los años, entre una temporada y otra. Luis Suárez, Wayne Rooney, Gonzalo Higuaín y Teófilo Gutiérrez son algunos de los atacantes que podrían ser transferidos en los próximos días.
Edinson Cavani, Carlos Tevez, Mario Gómez, Radamel Falcao García y David Villa, otros que cambiaron de club durante el actual receso. Los artesanos del espectáculo, los poderosos intérpretes del fútbol de escritorio, están montando la feria para la próxima temporada.
Los franceses quieren dar el salto a nivel continental. Paris Saint-Germain y Mónaco, animados por el respaldo de los petrodólares, sacudieron el mercado con Edinson Cavani y Radamel Falcao respectivamente.
Una garantía de goles compraron los galos; el uruguayo fue el máximo artillero de la última edición de la Serie A italiana; el colombiano disputó el trono en España ni más ni menos que a Lionel Messi y Cristiano Ronaldo y estuvo a la altura. Sumadas las dos operaciones superan los 160 millones de dólares.
Los rumores sobre compras y ventas alimentan a la prensa deportiva en estos casi dos meses sin demasiada competencia oficial. Una carnaza hecha de apellidos ilustres, de apellidos ininteligibles de emisarios que vienen de lejos, de reuniones aquí y allá, de presidentes y managers que utilizan a los medios para llevar agua para sus molinos.
De futbolistas narcotizados, que declaran con automatismo protocolar, temerosos de perder un gran negocio. El espectáculo de masas exhibiendo su cocina y a sus cocineros. Un embotellamiento circense en su punto de mayor excitación.
Arsenal negociaba por Higuaín hasta la semana pasada. El equipo inglés llegó a ofrecer 35 millones de dólares al Real Madrid por el pase del argentino, pero la operación se enfrió después de un pedido del entrenador merengue, Carlo Ancelotti, quien pretende retener al ex River.
Los Gunners, que ya habían sondeado a Rooney, ahora van por Luis Suárez, del Liverpool, quien semanas atrás manifestó su deseo de cambiar de aire. Como lo adelantó Goal, estarían dispuestos a pagar 52 millones por los goles del uruguayo.
El Calcio, entre tanta opulencia, es un homenaje a la austeridad y la discreción. A la Juventus llegó Tevez, proveniente del Manchester City a cambio de 15 millones. La Fiorentina compró el pase de Mario Gómez, campeón de la última Champions League con el Bayern Munich, por 22.
Lejana parece haber quedado la noticia principal de este mercado de pases. La llegada de Neymar al Barcelona -difícil arriesgar una cifra, se dijeron tantas-. El brasileño casi que obligó a David Villa a buscarse lugar en otro lado. El Guaje firmó con el Atlético de Madrid. Será dirigido por el Cholo Simeone.
Y como en todo negocio, están los clase B. Teófilo Gutiérrez, quien buscó por todos los medios pasar del Cruz Azul a River; Carlos Bacca dejó el Brujas de Bélgica para jugar en el Sevilla, o Mauro Icardi, otro argentino del Inter de Milan, proveniente de la Sampdoria.
Particular es este mercado de pases. Difícilmente alguna vez hayan estado involucrados tantos buenos delanteros. Casi todos figuras de selección, envueltos en un torbellino de cifras opulentas. `
Lugar común: calcular cuántos placeres del universo sería capaz de acometer un ser humano que dispusiera de todo ese dinero. O cuántas injusticias podrían remediarse. Lugar común y como todo lugar común, innecesario.
Al cabo, el fútbol es un negocio, uno de los más brillantes negocios acunados por el capitalismo de los últimos cincuenta años, que no permite que nadie le venga a imponer sus lugares comunes. Ya los tiene. El mercado de pases es uno de estos, sobre todo, el de los “nueve”.