El mercado libre latinoamericano de bienes culturales es una de las tantas e interesantes propuestas de Felipe Buitrago e Iván Duque en el libro "Economía naranja" del Centro Cultural del Banco Interamericano de Desarrollo.
Importancia de la economía creativa cultural
La Economía creativa/Naranja para los autores, representa el 6,1% de la economía mundial.
Comprende las artes visuales y escénicas, arquitectura, artesanía, cine, diseño, editorial, investigación y desarrollo, juegos y juguetes, música, publicidad, software, TV, radio, videojuegos.
Sus ingresos de 4,3 billones de dólares equivalen al 120% de la economía de Alemania y 2 y 1/2 veces los gastos militares anuales.
Entre 2002 y 2011 las exportaciones de bienes y servicios culturales crecieron 134% y llegaron a 646.000 millones de dólares.
Para comparar: el costo de la hidroeléctrica Tres Gargantas de China fue de 25.000 millones de dólares, un poco menos que los 26.900 millones de dólares que durante tres décadas generaron de ingreso los diez musicales más exitosos de Broadway.
Otros ejemplos interesantes:
* Cirque du Soleil emplea 5.000 personas y genera ingresos por 800 millones de dólares al año.
* Una de cada diez personas y 9 de cada cien pesos son generados por las industrias culturales de la ciudad de Buenos Aires.
* 3.900.000 espectadores asisten al Festival Iberoamericano de Bogotá.
* El carnaval de Río de Janeiro es apreciado por 85.000 visitantes y genera ingresos por 628 millones de dólares.
Cultura y economía
Están estrechamente ligadas entre sí, a pesar de los intentos de separarlas. Son, en realidad, complementarias y el tema es aprovechar sus diferencias para crear y desarrollar bienes culturales que satisfagan las aspiraciones de los que participan y de los que los gozan/consumen.
En los últimos tiempos y, principalmente hacia futuro, comprenden actividades de relevancia para la marcha y desarrollo de la economía global. Se destacan internet móvil, internet de las cosas, tecnología de la nube, almacenamiento de la energía, impresión 3D y materiales avanzados.
A la cultura -porque hay muchos eventos gratis- se la ha considerado como un bien público y esto afecta el derecho de los artistas a realizar un trabajo legítimo y a una remuneración adecuada. Esto no quiere decir que no puedan existir espectáculos gratuitos y que no pueda haber una fuerte intervención del Estado, sino que en todos los casos se debe saber cuánto cuestan y quién los paga.
Si la Economía Naranja fuera un país sería el 4to. del mundo con 4,29 billones de dólares; el noveno exportador de bienes y servicios (646.000 millones de dólares) y la cuarta fuerza laboral con 144 millones de trabajadores.
La economía naranja en América Latina
10,3 millones de trabajadores, 174.757 millones de dólares y un valor agregado de 17.030 dólares por trabajador demuestran una realidad incontrastable en América Latina de la importancia de la Economía Naranja.
En la República Argentina representa el 3,8% del Producto Bruto Interno con 17.080 millones de dólares y 550.000 trabajadores.
El dato problemático para América Latina es su déficit comercial y de balanza de pago de sus bienes culturales. En tanto exporta por 18.761 millones de dólares, sus importaciones ascienden a 28.694 millones de dólares y por ende el déficit comercial es de 9.933 millones de dólares. Si se agregan las sumas por regalías, propiedad intelectual y otros servicios conexos el déficit de balanza de pagos llega a 16.547 millones de dólares por año.
En muchos de los casos tal déficit obedece a productos generados en América Latina pero que son vendidos a otros países de la misma región a través de intermediarios ubicados fuera de la zona geográfica.
Por ello, y también por otras consideraciones muy importantes, es que los autores propugnan el funcionamiento de un mercado de libre circulación y distribución en América Latina de los bienes culturales.
Estimo que es una propuesta muy interesante y útil para nuestros pueblos. Permitiría que artistas y trabajadores de la cultura tuviesen un espacio geográfico más amplio, que se realizaran emprendimientos conjuntos destinados al mundo exterior de la región y a los usuarios/consumidores de bienes culturales acceder a una nutrida oferta que fortalecerá el desarrollo de nuestra propia identidad.
La propuesta debiera formar parte de la agenda del Mercosur y de la Unasur. Es una interesante alternativa para profundizar la integración de América Latina.
