Mercado de cambios, serios riesgos

La devaluación realizada a comienzos de 2014, que apuntaba a estabilizar la situación económica del país, tuvo un resultado opuesto y provoca una seria inquietud.

Mercado de cambios, serios riesgos

Desde hace muchas décadas, si hay un indicador que alerta sobre las dificultades económicas y políticas de nuestro país es lo que ocurre con el mercado de cambios y volumen de reservas del Banco Central. A inicios de año, cuando el Gobierno produjo una importante devaluación del tipo de cambio oficial, se pensó que la situación podría estabilizarse pero ha ocurrido lo contrario. La situación del mercado de cambios en los últimos días ya no sólo preocupa, se ha tornado inquietante.

Para tratar de comprender mejor el fenómeno cambiario es necesario aproximarnos a ver cómo funciona el mercado en nuestro país.

Curiosamente, el Banco Central denomina Mercado Único y Libre de Cambios al mercado oficial. Un mercado único y libre de cambios es aquél donde hay un solo precio o, habiendo precios distintos, los oferentes y demandantes pueden concurrir libremente a realizar sus operaciones.

El mercado oficial no tiene nada de único y mucho menos de libre. Basta recordar la ya larga vigencia del bien llamado cepo cambiario. Desde que se derogó la Ley de Convertibilidad monetaria, se devaluó el peso y se establecieron las retenciones a las exportaciones, existe un sistema de cambios múltiples.

El precio del dólar para un exportador resulta del precio oficial menos el porcentaje de la retención; para un exportador de soja, alrededor de $ 5,50. Lo contrario ocurre cuando hay recargos, como el caso de las compras con tarjeta en el exterior, alrededor de $ 11,50. Todo mercado de cambio múltiple induce a la búsqueda de arbitrajes, comprar uno bajo para vender alto, también subfacturar exportaciones y sobrefacturar importaciones, entre otras cosas.

Completemos el tema del mercado recordando que la oferta de dólares proviene del producido de las exportaciones y del ingreso de capitales; dada nuestra situación de default sólo vale la primera. La demanda de dólares se realiza para importar, viajar, pagar deuda y los que pueden acceder, para ahorrar. Cuando la oferta de dólares es mayor que la demanda, aumentan las reservas del Banco Central; cuando ocurre lo contrario, la reservas disminuyen.

Ejemplo: en 2010 las reservas ascendían a U$S 52.000 millones; ahora están en $ 28.000 millones. Cuando el gobierno determina el precio de dólar y no se puede acceder a comprar, aparece el mercado paralelo que, en algunos casos, es legal y en otros no. Un caso legal es el que están usando los importadores a los cuales el Central no les vende. Compran bonos nominados en dólares, pagando en pesos, luego se venden en Nueva York en dólares. Es el denominado en la jerga “contado con liquidación”, alrededor de $ 14,50. Hay otro denominado “blue” o libre que ya pasó de largo los $ 15.

Aquí es donde aparece la denominada (y temida) brecha cambiaria. Como se advierte en todos los casos la brecha es de gran magnitud. Según sea el valor que se tome del dólar de exportación puede, en algunos casos, ya estar cerca del 200%. Sólo Venezuela y Argentina registran estas situaciones.

Sobre cuáles son las causas de lo que está ocurriendo, si se descartan las habituales ridículas teorías conspirativas, la explicación económica es sencilla. Faltan dólares y sobran pesos, y como la inflación devora el poder adquisitivo del peso, todos los que pueden quieren comprar dólares. Sobran pesos por la desaforada emisión para financiar el descontrolado gasto público y el déficit fiscal. Faltan dólares porque la política económica del Gobierno para el sector agropecuario ha desalentado la producción y las exportaciones.

La primera, estancada en el último lustro y las segundas, cayendo este año en 10%. A su vez otros graves errores de política económica como la energética, hace que por cada U$S 100 de exportaciones del complejo sojero, U$S 50 se gasten en importar combustibles. A ello debe agregarse el déficit de divisas que generan la industria automotriz y la electrónica de Tierra del Fuego.

El país ha vivido varias veces en las últimas décadas situaciones similares a la actual. Nunca terminan bien si no se encaran soluciones eficientes y a tiempo. Nada de eso se está haciendo. La dinámica se ha tornado muy riesgosa.

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