Pocos recuerdan en la región, una tormenta tan violenta como la que precipitó en la noche del lunes, sobre las ciudades de San Martín, Junín y Rivadavia; una furia de viento, lluvia y granizo que en pocos minutos castigó principalmente a San Martín y dejó importantes daños materiales en autos y viviendas, la caída de más de 70 árboles, con el saldo lamentable de una persona fallecida en Junín, que murió atrapada en su camioneta, cuando el vehículo que manejaba por calle 9 de Julio, resultó aplastado por un árbol.
“No recuerdo una tormenta similar”, resumió el intendente de San Martín, Jorge Gimenez: “El núcleo estuvo en la ciudad, por lo que los daños importantes los tenemos en viviendas”.
Desde la Dirección de Agricultura y Contingencias Climáticas calificaron a la tormenta como “severa”, aunque señalaron que lejos de ser fenómenos excepcionales, son frecuentes en esta época: “No son raras, lo que ocurre es que buena parte precipitó sobre la ciudad y entonces hay mucha gente afectada”, explicó el meteorólogo Carlos Bustos: “Pero cuando este tipo de fenómenos ocurre en zonas despobladas o incultas, que es lo habitual, pocas veces trasciende: una tormenta así en Ñacuñán, difícilmente sea noticia”, ejemplificó.
La plaza San Martín, una de las postales de la ciudad, mostraba ayer enormes árboles caídos, algunos de ellos centenarios y arrancados de raíz. La ciudad resultó afectada con unos 40 árboles desplomados, cuatro vehículos aplastados (afortunadamente sin heridos) y daños menores en viviendas, donde la rotura de vidrios o las filtraciones por membranas perforadas fue la constante.
No hubo evacuados, aunque desde el área de Desarrollo Social se atendieron todas las urgencias.
“Fue aterrador, el viento me rompió las ventanas y sopló el granizo hasta adentro de la casa. En un momento había tantas filtraciones en el techo que me rendí y solo me quedó agradecer que mi familia estaba en la casa”, contó Graciela, que vive en calle Belgrano, cerca de la terminal, una zona donde las plantas caídas y los techos dañados se repitieron a lo largo de las calles Beltrán, Rivadavia o Arenales.
Pero más allá de la fuerza de la tormenta, lo cierto es que si se comparan las dos últimas temporadas, este año hubo en Mendoza menos tormentas. Efectivamente y según datos de Contingencias Climáticas, los eventos graniceros de la temporada anterior fueron 51, casi el doble de los 36 que se registraron durante el ciclo 2016-2017 incluido el del lunes: “En ambas temporadas (que se extienden de octubre a abril) la mayor cantidad de eventos graniceros se dio entre fines de noviembre y fines de febrero”.
En San Martín también hubo caída de tendido eléctrico y telefónico: en Chapanay, se vinieron abajo más de 600 metros de medía tensión y la gente de Telefónica estuvo reparando postes en el callejón Fernández y también en zonas de Junín y Rivadavia.
En Junín, según la comuna, la zona afectada fue la ciudad de La Colonia: “En total hubo algo más de 30 árboles caídos. No tenemos evacuados ni casos graves de daños en viviendas; a la gente que hace la denuncia se la está asistiendo con materiales”, señalaron desde el municipio.
Finalmente, se informó que en Rivadavia la tormenta no provocó daños de consideración en cultivos y se registró la caída de ocho árboles, problemas en parte del tendido eléctrico, anegamiento en algunas calles y dos viviendas afectadas, con daños importantes en los techos.
Una bocina no paraba de sonar
Fabián Ticle (47) vive con su familia en calle 9 de Julio, a 1.700 m de la ciudad de La Colonia, en una zona de Junín donde predominan los viñedos y fincas. El lunes por la noche, frente a su casa y con el inicio de la tormenta, se derrumbó el enorme árbol que aplastó la camioneta conducida por Pablo Encina (42), el empleado de la cooperativa eléctrica de Rivadavia, que falleció aplastado.
“El viento se vino de repente. Yo estaba afuera y entré a cerrar las ventanas pero ya no se veía nada. Fue ahí que me asomé porque sentí una bocina que no paraba de sonar y entonces vi la camioneta y el árbol encima”, relató Ticle.
La planta aplastaba la camioneta y cruzaba la calle hasta la propiedad de Ticle, a metros de su casa: “Salí, pensé que podía ayudarlo, pero fue inútil. Rompí la ventanilla de atrás, pero la parte del conductor y del acompañante estaba aplastada. Solo podía verle la espalda, lo llamé para ver cómo se encontraba pero nunca me contestó. Estaba apoyado sobre la bocina, creo que que ni se enteró de lo que pasó”, agregó Ticle y completó: “Pobre hombre, por el viento y la lluvia ha venido circulando a muy poca velocidad y le pasa esta desgracia. Después llamé al 911 y como a la media hora llegaron los bomberos”.