No aprendemos. Esa podría ser la conclusión que surge tras la cuarta Encuesta Nacional de Factores de Riesgo (ENFR) 2018. Salvo excepciones como la del tabaquismo que muestra mejoras- el resto de los indicadores de salud y enfermedad se mantiene igual o empeoran.
El exceso de peso, la glucemia elevada y la diabetes tienen más víctimas, mientras que el colesterol y la hipertensión arterial no muestran un descenso entre los afectados. El marco que favorece este escenario también está dado en los datos de la encuesta: la gente sigue sin comer la cantidad de frutas y verduras recomendadas por día y es cada vez más sedentaria.
La disminución en el consumo de tabaco es la nota positiva y continúa un descenso sostenido desde 2005: la baja acumula 25%, pero aún fuma el 22,2% de la población. También disminuyó la exposición al humo ajeno, tanto en los hogares como en los espacios de trabajo. Sin embargo no se logra reducir significativamente en bares y restaurantes.
Por otra parte, entre las conclusiones, se aprecia que seis de cada 10 adultos presentaron exceso de peso (incluye sobrepeso y obesidad). Lo preocupante aquí es que se observa un aumento sostenido desde la primera edición de la encuesta en 2005 y un gran salto respecto de la anterior de 2013. Pasó de 14,6% en 2005 a 25,4% en el último relevamiento. Es decir que un cuarto de las personas se encuentran en esta situación, asociada al desarrollo de enfermedades no transmisibles. Estas últimas son justamente las otras medidas en el trabajo en cuestión y que, por supuesto, no muestran mejoras.
El sobrepeso tuvo menos incremento y fue de dos puntos porcentuales para llegar a afectar al 36,2% de la población. El indicador de obesidad aumentó 74% desde 2005.
Cuestión de costumbre
En este marco, los otros indicadores de salud tampoco expresaron mejoras. La prevalencia de colesterol fue casi la misma que en la consulta anterior de 2013: 28,9%. Otro tanto pasó con la hipertensión arterial (HTA): el dato mostró que un 34,6% de los consultados presentaba esta alteración. Ese dato ubica a quienes se controlan, pero hay que sumar a quienes tienen el problema y lo desconocen.
Aunque estos indicadores se mantuvieron, la glucemia elevada y la diabetes repuntaron y pasaron de 9,8% en 2013 a 12,7%.
"Estamos medio flojos en obesidad, hipertensión y diabetes, y esto no va a descender porque dependen de un cambio de hábitos y costumbres", consideró el cardiólogo Alejandro Saracco, del Programa de Prevención Cardiovascular de la provincia.
Desde su punto de vista, los cambios en este plano “van a costar”, aunque advirtió que la curva ascendente de enfermedades cardiovasculares asociadas a estos desórdenes -que se disparó hacia arriba en la década del 80 y el 90- ha tendido a “amesetarse” levemente.
Luis Lombardo, presidente de la Sociedad Argentina de Diabetes Capítulo Cuyo no se mostró sorprendido. "Ese resultado en diabetes era esperable porque sigue habiendo un fracaso en adherencia a hábitos saludables, lo que va de la mano de un plan alimentario rico en frutas y verduras y menos hidratos de carbono complejos y grasas", señaló.
Y agregó: "además los niveles de sedentarismo son muy elevados, al no tener buenos hábitos y ejercicio físico constante evidentemente la obesidad va en aumento".
La encuesta le puso números también a esto: en 2013 tenían baja actividad física 54,7% frente a 64,9 % en el último relevamiento; es decir que son sedentarios seis de cada 10 argentinos.
El médico diabetólogo consideró que se trata de un escenario asociado a la educación, cuestiones socioculturales afectadas por la pobreza y, fundamentalmente, el aspecto cultural. En este último plano dijo que la gente prefiere comprar productos menos saludables que cuestan lo mismo o más que frutas y verduras.
"La cultura tiene que ver con la manera de comer. El sistema de salud también fracasa porque no va de la mano de la educación", destacó, y consideró que hay que trabajar en las escuelas con los niños y los padres. Asimismo dijo que las horas de Educación Física en los colegios son las mínimas.
Cambio individual
Los logros son mayormente los resultados de la intervención de organismos internacionales y políticas de los gobiernos, señaló Saracco. Es lo individual lo que cuesta.
Desde lo público se ha tendido a generar entornos saludables como espacios para realizar actividad física, bicisendas, prestamos de bicicletas para favorecer su uso y campañas. En el mismo sentido ha sido el impacto en el plano del consumo de tabaco, que si bien no muestra una gran disminución (-3%) sí se aprecia esta en la exposición al humo ajeno, que disminuyó en el hogar, en el trabajo y en espacios públicos como bares.
Esto mismo reconoció María Lértula -a cargo de la Unidad de Prevención y Cesación Tabáquica de Osep-, quien remarcó los beneficios de las campañas y de las políticas de las empresas para propiciar espacios libres de humo.
Consideró que también han impactado en la reducción sostenida ciertas normativas legales que gravaron con más impuestos a los cigarrillos y las advertencias en los empaques. Pero, desde su punto de vista, la gran bisagra fue en 2011, cuando comenzó a implementarse la ley N.º 26.687 de Control del Tabaco. "Es un cambio cultural que está menos de manifiesto en el tabaquismo activo y más en la exposición pasiva", subrayó.
Pese a los cambios positivos, aun casi un cuarto de los consultados sigue estando expuesto a humo en su vivienda o espacio de trabajo.
Peligroso
Las condiciones en las que conducen los argentinos también se puso en evidencia y demostró que pese a las campañas realizadas, continúa en aumento la cantidad de conductores con exceso alcohol durante la conducción. Este indicador mostraba mejorad desde 2005, pero entre la encuesta de 2013 y la de 2018 se deterioró. En 2013, un 12,1% de los consultados dijo haber consumido alcohol y conducido algún vehículo alguna vez durante los 30 días previos.
El informe expresa además que "se evidenció un incremento estadísticamente significativo entre quienes reportaron usar siempre cinturón de seguridad respecto de la edición 2013. Desde 2005 este indicador aumentó 54%". Por otra parte, "con respecto al uso de casco en moto, aumentó en relación a la anterior ENFR. En bicicleta, el uso de casco es estable: 1 de cada 10 personas declaró utilizarlo siempre".
Cigarrillo electrónico
La consulta sobre el uso del cigarrillo electrónico se incorporó por primera vez en la ENFR y arrojó que un 1,1% lo utiliza. María Lértula, a cargo de la Unidad de Prevención y Cesación Tabáquica de Osep, dijo que se nota la inclinación a su uso y destacó que esto amerita un análisis. Por un lado, se debe evaluar cuántos apelan a él como un método para dejar el cigarrillo tradicional, pero por otra parte hay que considerar si no sería una puerta de ingreso al mismo. Recordó que la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) ha emitido disposiciones que prohíben la importación, distribución, promoción y comercialización del cigarrillo electrónico en todo el territorio nacional debido a la escasa evidencia de eficacia para dejar de fumar y de seguridad a largo plazo.