Menos muertos por catástrofes, pero más daños y devastación

Menos muertos por catástrofes, pero más daños y devastación
Menos muertos por catástrofes, pero más daños y devastación

BERLIN. La reaseguradora más grande del mundo, Munich Re, valoró positivamente el descenso en el número de muertos por las catástrofes naturales, pero avisa también que el cambio climático está polarizando las temperaturas hasta el punto de que estos desastres van a terminar convirtiéndose en fenómenos tan inesperados como asiduos por definición, con el consabido aumento de las pérdidas económicas y el brutal impacto sobre los supervivientes.

Sin ánimo de minimizar la tragedia humana, el climatólogo en jefe de Munich Re, Ernst Rauch, explica que "en 1991, más de 100 mil personas murieron en Bangladesh al paso de un ciclón; un número de fallecidos que hoy en día sería más improbable".

Lo hace para poner la situación en perspectiva. En 2019, unas 10 mil personas fallecieron en desastres naturales como el ciclón Idai –que arrasó Mozambique, Zimbabue y Malaui, dejando un millar de muertos a su paso. Por catastrófico que sea ese número, palidece frente a los 317 mil muertos de 2010, los 235 mil de 2008, o los 240 mil de 2004. De hecho, desde 2011 el número de muertos por catástrofes naturales no rebasó los 31 mil anuales, según la cifras de la Base de Datos Internacional de Desastres de la Universidad Católica de Lovaina, en Bélgica.

"La realidad es que, afortunadamente, cada vez menos gente muere en los desastres naturales. Es un avance que ha impulsado la tendencia de población. Creo que el mundo ha mejorado en este aspecto", explica el climatólogo, que constata una mejoría generalizada en los sistemas de alerta y los protocolos de evacuación.

Sin embargo, una constante, y al alza, son los desorbitados costos económicos por devastación material. En 2019, los daños por los desastres naturales se mantuvieron en los 150 mil millones de dólares, en línea con lo registrado en los últimos años. El sector seguros asumió una tercera parte de estos costos, unos 52 mil millones.

Los costos son enormes tanto en los fenómenos puntuales –por ejemplo, en 17 mil millones de dólares en destrucción causados por el tifón 'Hagibis' en Japón– como en los anticipados, como la ola de calor veraniega en Europa que arrojó 2.500 millones de dólares en pérdidas y reparaciones. 

Si hay un pronóstico claro, es que los costos económicos aumentarán en los próximos años.

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