Tal como surgió en los últimos tiempos, el gobierno nacional tomó una serie de medidas tendientes a bajar el déficit fiscal, para lo cual echo mano de varias cajas que, sumadas, hacen cifras importantes. Una de ellas ha sido la que corresponde a los reintegros a las exportaciones.
Por este mecanismo siempre se buscó compensar los impuestos indirectos que se van tributando en las diversas escalas productivas. Entre ellos se cuentan algunos impuestos internos y otros provinciales, donde el más importante es Ingresos Brutos. Ya se ha dicho hasta el cansancio el carácter distorsivo que tiene este impuesto, ya que tiene un efecto cascada porque se acumula a los costos en cada paso.
El anuncio fue una disminución del 66% de dichos reintegros, aunque en el tratamiento sectorial hay productos que tienen una rebaja un poco menor. De máximos del 6%, se registran rebajas en varios productos que oscilan entre 60 y 40%.
Lógicamente, se escucharon quejas de varios sectores, algunos de los cuales llegaron a amenazar con paralizar exportaciones o inversiones, como fue el automotriz. En la caso de las producciones locales también hubo reacciones negativas, sin entrar a considerar los argumentos del gobierno.
En principio, el gobierno argumentó que la devaluación del peso, con una inflación acumulada del 20%, ha compensado claramente la diferencia cambiaria que impedía hacer negocios con el exterior. A esto los hombres de negocios responden que han tenido otros crecimientos de costos pero no llegan a explicar por qué una devaluación semejante no les alcanza.
Otros de los argumentos del gobierno es que parte de lo que pierden en reintegros lo están recuperando a través de la Reforma Fiscal, porque las provincias se comprometieron a rebajar Ingresos Brutos y Sellos en forma progresiva hasta el año 2021, pero los empresarios argumentan que el ritmo es muy lento.
Todo esto es para justificar que sin los reintegros, las empresas morirán. El gobierno también les recuerda a quienes han ingresado al sistema Pymes que, además, han tenido mejoras notables en el impuesto al cheque y en otros impuestos nacionales, por lo que la disminución de las retenciones no debería ser tan gravosa.
Es probable que se haya producido una sobre reacción de los distintos sectores porque la decisión se tomó sobre la marcha, cuando los negocios ya estaban lanzados y había cotizaciones enviadas a distintos clientes y, en muchos casos, contratos acordados. Lo cierto es que lo que más complica aún es la incertidumbre cambiaria y la inflación subsistente.
