Las mujeres comienzan a experimentar los síntomas de la menopausia después de los 40 años, concretándose pasando en promedio a los 51,4 años. Y en la actualidad, pese a que la expectativa de vida ha aumentado considerablemente, la edad de la menopausia no ha variado y la mayoría de las mujeres pasan al menos un tercio de su vida en postmenopausia.
En la transición de la menopausia a la perimenopausia, los ovarios comienzan a producir menos estrógenos, ciclos menstruales irregulares y anovulatorios, causando el descenso de progesterona.
Los síntomas más comunes son: durante la peri-menopausia algunas mujeres desarrollan una serie de síntomas objetivos o subjetivos, relacionados con 3 funciones fisiológicas: Primero, calores o sofocones y sudoración nocturna. También, cefaleas, irritabilidad, dificultades con el sueño, memoria, depresión (síntomas neurológicos y psicológicos). Y dolores y rigidez articulares, osteoporosis (síntomas osteoarticulares)
Y ante estos síntomas, es fundamentar que la mujer ingiera nutrientes y vitaminas para equilibrar el desgaste que esta etapa femenina le produce a su cuerpo.
La nutrición juega un papel fundamental en la disminución de los síntomas de la menopausia, junto con tratamientos médicos tales como reemplazo hormonal o modulador selectivos del receptor de estrógenos.
Con el fin de mantener la estructura de la matriz ósea y prevenir pérdidas excesivas de calcio, las mujeres deberían asegurarse una ingesta adecuada de minerales y vitaminas que se depositan en los huesos. La leche es un alimento que posibilitan mejorar los procesos de remodelación del esqueleto, por sus nutrientes y los efectos de los fitoestrógenos.
Además de que algunos estudios demostraron que los suplementos con vitamina E tienen efectos positivos sobre los sofocones o calores.
Además, las isoflavonas de la soja (fitoesteroles) han sido considerados como una alternativa de tratamiento, debido a su actividad estrogénica potencial. Y las semillas del trébol colorado y de lino, que poseen otros fitoestrógenos, han sido mencionados como capaces de aliviar los calores o sofocones.
Los beneficios de practicar una disciplina deportiva
Hacer ejercicio tiene efectos positivos para nuestra salud en cualquier edad, siendo algunos de sus beneficios como:
• Mantenimiento del peso adecuado
• Alivio del estrés.
• Aumento de la fuerza muscular.
• Mejora del equilibrio y la coordinación.
• Mayor resistencia ósea.
• Aumento de la atención mental.
• Mejora en la evolución de enfermedades como la hipertensión arterial, la diabetes, la osteoporosis o la demencia.
La práctica de deporte o ejercicio pueden disminuir los síntomas anteriormente comentados de la menopausia: "Por un lado, la actividad física diaria controla las grasas y evita que aumente su acumulación y, por otro lado, también permite la segregación de endorfinas, las llamadas hormonas de la felicidad que harán que los cambios de humor, los sofocos y las alteraciones que sufre nuestro cuerpo sean más llevaderos". El ejercicio físico también tiene un efecto en la estética porque "estimula la producción de colágeno, que se notará en la piel y en las articulaciones". También beneficia a nuestros huesos porque ayuda a "prevenir la osteoporosis, ya que hace a los huesos más fuertes y resistentes, y una musculatura fuerte protegerá nuestro cuerpo de fracturas óseas y desgaste excesivo de las articulaciones, lo que nos ayudará a mantenernos ágiles evitando caídas y golpes".
Nutrición y prevención de la triada
La nutrición en la prevención de la triada del deportista (osteoporosis, amenorrea, trastornos de la alimentación) es fundamental.
Para la planificación de la alimentación debe considerarse la composición corporal, la disciplina deportiva, la planificación del entrenamiento y mecanismos de recuperación.
Será imprescindible un aporte óptimo de micronutrientes, incluido calcio, como ayuda en la prevención de la osteoporosis que pueden presentar los deportistas como consecuencia de la amenorrea hipoestrogénica.
Es muy importante realizar estudios endocrinos metabólicos desde el inicio de la temporada, y durante etapas determinadas de cada macrociclo de entrenamiento, para poder identificar a tiempo la forma física y problemas de salud, que se pueden manifestar en el deporte de alto rendimiento en el sexo femenino.
El porcentaje de masa grasa y del VO2 (escala de oxigeno en relación al estado físico y capacidad aeróbica) máximo son indicadores importantes del rendimiento. Los deportistas más talentosos deberían tener las mayores cifras de vo2 máximo/kg para sus diferentes disciplinas deportivas y sexo y además tener los valores más bajos de masa grasa. El porcentaje de masa grasa debe analizarse conjuntamente con el AKS( índice de sustancia activa) y ser valorada durante diferentes momentos del macrociclo.
Se observan diferencias por sexo en una misma disciplina deportivas, con predominio de diferentes hormonas en cada sexo, lo que establece la diferenciación morfológica y funcional del sexo femenino con respecto al masculino.
AKS (KG/M3): índice de sustancia activa: masa corporal activa/altura (m3). Estima el nivel desarrollo musculo esquelético para una determinada modalidad deportiva
Las mujeres combinan frecuentemente dos actividades exigentes: una vida profesional y una responsabilidad gerencial en el hogar. El estilo de vida juega un papel importante en el mantenimiento de la salud y el alivio de los síntomas pre-mestruales. La presión social en términos de imagen corporal es muy fuerte y el control del peso, incluyendo las dietas para adelgazar, constituye a menudo una preocupación diaria. El ejercicio físico es parte de un estilo e vida saludable y es recomendado para aliviar la mayor parte de los factores de riesgo para la salud femenina: peso excesivo, enfermedades cardiovasculares, osteoporosis y cáncer.