A partir de ahora el sistema público de salud de la provincia realizará trasplantes hepáticos. Hasta ahora, sólo se hacía en el sector privado y, en algunos casos, los pacientes debían trasladarse fuera de la provincia.
Esto ya no sucederá porque se ha creado un programa de Trasplante Hepático en el hospital Central, donde se realizarán estas intervenciones y donde se ha acondicionado una sala especial para internación de estos pacientes. Esto último requirió la inversión de 1 millón de pesos mientras que los profesionales ya estaban entrenados con larga trayectoria en esta práctica.
Se sumará a los dos que ya se hacían: renal y de córnea mientras que el gobierno tiene expectativas de agregar el de médula ósea antes de fin de año.
Los últimos días de agosto se realizó la primera intervención exitosa, el paciente de 60 años se encuentra con buena evolución y ya en sala común.
En los últimos 5 años se han realizado 15 trasplantes hepáticos costeados por el Estado. Esto a través del Instituto Coordinador de Ablación e Implante de Mendoza (Incaimen), que se hace cargo de su valor cuando los pacientes no tienen cobertura de salud.
Su titular, la doctora Gabriela Hidalgo, detalló que fueron 2 en 2013; 4 en 2014 (2 de ellos pediátricos, es decir que se trasladaron fuera de la provincia); 3 en 2015, 2 en 2016, 3 en 2017 y 1 en lo que va de 2018, este último ya en el sistema público.
Atención integral
Uno de los beneficios fundamentales que permitirá este logro es la posibilidad de atención integral en un solo efector y la posibilidad de permanecer vinculado antes, durante y después del trasplante al mismo equipo médico.
Hasta ahora los pacientes sin cobertura de salud eran captados por el hospital público pero para realizar el trasplante eran derivados al sector privado. Luego de la intervención volvían al efector público para el seguimiento.
Si se trataba de niños debían salir de la provincia y ser acompañados por algún familiar lo que incrementaba más aún los costos ya que debía considerarse internación y estadía.
Hidalgo explicó que la mayoría son pacientes crónicos, por hepatitis que se cronificó o alcoholismo, vienen con su hepatólogo desde hace mucho tiempo y cuando hay que trasladarlos pierden ese contacto, se produce un desarraigo del paciente.
“Los pacientes crónicos entran al hospital como si fuese su casa, saben cómo llegar y dónde ir y eso es muy importante, cuando van a otro lugar les cuesta, no se ubican, agregó la médica.
Los especialistas sostienen que el hecho de que todo el proceso se realice en el mismo hospital, tiene un alto impacto social y psicológico ya que “para estos pacientes crónicos es importante la relación con el médico y el desarraigo lo viven como algo malo”, dijo la doctora.
Por otra parte, el doctor Roberto Pérez Ravier, a cargo del programa, dijo que también incide en la evolución del paciente.
Para el subsecretario de Salud provincial, Oscar Sagás "la misión es brindar mayor accesibilidad en atención de alta complejidad en Cuyo para dar una respuesta efectiva en términos de equidad en atención pública".
Reducción de costos
Otro de los beneficios de esta nueva instancia es el ahorro de recursos. En torno a 45% de la población no tiene asistencia de salud y recurre al sistema público.
A partir de ahora el dinero que debía destinarse a pagar este servicio en el sector privado será derivado de una caja a otra del Estado por lo que quedará en el circuito público: esto es desde el Incaimen al hospital Central.
Además, los consultados destacaron que se utilizarán los mismos recursos que ya están disponibles ya que hay profesionales formados y con experiencia de muchos años en este tipo de intervenciones, no sólo en la provincia sino además con formación en el exterior, según subrayó el subsecretario de Salud, Oscar Sagás.
“El Estado se ahorra mucho dinero porque los pacientes son de Osep, Pami, o sin obra social, 70 a 80% son del Estado y si es de una obra social sindical también puede ahorrase mucho dinero. En este contexto económico se favorece el acceso de la población a la medicina compleja”, resaltó Pérez Ravier.
Mencionó que además el entrenamiento del equipo permite tratar patologías graves previas al estadio que sólo se resuelve con un trasplante y de esta manera evitarlo.
Estiman una reducción de costos de entre 30 y 40%
Aunque los costos son relativos, el subsecretario de Salud, Oscar Sagás estimó que con la realización de trasplantes en el sistema público se logra una reducción de los costos de entre 30 y 40%.
Un trasplante hepático cuesta entre 900 mil y 1 millón 200 mil pesos en el sector privado.
Un trasplante renal asciende a 300 mil pesos, uno de córnea, 20 a 30 mil pesos, un estudio pre-trasplante hepático 30 mil pesos y el pos- trasplante 5 mil pesos.
A eso hay que sumarle el seguimiento y la medicación que requiere el paciente que pueden ser entre 20 y 30 mil pesos por mes (estudios complementarios e inmunosupresión).
Finalmente un trasplante de médula cuesta entre 800 mil y 2 millones 500 mil pesos.
Crean Departamento de trasplantes en el hospital Central
El ministerio de Salud conformó el Departamento de procuración, trasplante y cirugía de alta complejidad a cargo del doctor Daniel Mathus. La dependencia está ubicada en el hospital Central (Alem-Montecaseros-Garibaldi y Sala) y de él dependen los servicios de trasplante que se realizan en la provincia: renal, de córnea y ahora hepático.
Sagás informó que esperan habilitar antes de fin de año el servicio de trasplante de médula ósea, que vendrá a cubrir un nicho vacío ya que no se realiza en la provincia.
Se han realizado 57 trasplantes de córnea en el sistema público y 14 renales desde 2013 cuando se reactivaron estas intervenciones en el Central luego de estar suspendidas.
Además el servicio de trasplante renal tiene en seguimiento 45 pacientes, algunos sin prestadora de servicios de salud y otros con cobertura nacional o de Osep.
Se trata de personas que han recibido trasplante y a los que se hace un seguimiento para evitar el rechazo, estudios cínicos y de laboratorio y mantenimiento de la inmunosupresión (31 se trasplantaron en el sector privado).
En Números
Una hepatitis fulminante tiene una mortalidad de 92 a 95%. Los pacientes que requieren trasplante es porque no tienen otras posibilidades.
Tienen una sobrevida de 75 a 80% un año después y de 70% a los 5 años.
En Mendoza hay 23 pacientes esperando un trasplante de hígado, 13 están haciendo los trámites para el trasplante y 5 de la lista son del Incaimen (sin obra social).