Mendoza y su gran aporte al cambio político

En el largo calendario anual, el radicalismo, como eje del espacio opositor, mostró el camino para encarar una estrategia ganadora a nivel nacional. En cambio, el justicialismo local fue de caída en caída, hasta terminar en la actual realidad, sin referen

Mendoza y su gran aporte al cambio político

Por José Luis Toso - jtoso@losandes.com.ar

Seguramente, el festejo de Alfredo Cornejo en el triunfal escenario del macrismo, anoche en Buenos Aires, fue realizado con la tranquilidad de saber que fue en Mendoza donde arrancó la ola política de cambio que se extendió por gran parte del país y marcó el camino que llevó a la presidencia a Mauricio Macri.

Los 15 puntos porcentuales de diferencia a favor del líder de Cambiemos en nuestra provincia en esta última elección fueron el remate de una serie de triunfos muy claros aquí, que el radicalismo se encargó de encabezar en cada una de las convocatorias, como base de sustentación de la fuerte coalición opositora al kirchnerismo.

El aporte mendocino y el de otras provincias gravitantes en los porcentajes a favor del candidato de Cambiemos sirvieron de base al triunfo, que en el total nacional se resolvió por menos de tres puntos porcentuales.

En aquellas primeras PASO provinciales del mes de abril, apareció en escena el frente que luego llevaría a un claro triunfo a la fórmula Cornejo-Montero en junio. Y las tres convocatorias nacionales (PASO de agosto, generales de octubre y el balotaje de ayer) no hicieron más que consolidar el respaldo mayoritario de los mendocinos por la opción de cambio.

Se pueden añadir, como aporte al gran sacudón opositor, las elecciones municipales desdobladas de Capital, San Carlos y Godoy Cruz, que desde febrero sumaron más fechas al calendario triunfal de este 2015 de cambio político.

Mientras los triunfos en las PASO y en las generales provinciales le permitían a Cornejo y los suyos mostrar al país las bondades de un armado político digno de imitar, que incluyó a la mayoría de las fuerzas políticas no oficialistas, el justicialismo mendocino padecía en ambas elecciones el tremendo error político de haber desdoblado el calendario electoral por la presión de algunos intendentes y la nula cintura política de quienes desde el Gobierno y desde el partido oficialista no advirtieron el error y se apresuraron en la decisión.

El capítulo nacional

Agosto, con las primarias nacionales inaugurando el camino hacia el recambio presidencial, servían de motivación tanto para el espacio opositor mendocino como para el Frente para la Victoria. El desafío de la coalición liderada por la UCR consistía en mantener la supremacía mostrada en las elecciones provinciales y de ese modo sostener el envió anímico para soportar una larga transición hasta la fecha de hacerse cargo de la administración de la provincia, en diciembre.

En cuanto al justicialismo, sus dirigentes, muy afectados por haber perdido la conducción provincial luego de ocho años, tenían la esperanza de contar con una revancha en las urnas. No fue así, el Frente para la Victoria bajó en esa oportunidad de 40 a 33 por ciento en la obtención de votos, agravando la crisis de conducción pero manteniendo expectativas con respecto al desempeño de Daniel Scioli de cara a la primera vuelta de octubre. Muy golpeado por la sucesión de derrotas, el peronismo local se aferraba a la posibilidad de triunfo del bonaerense, con la esperanza, además, de encontrar en él un punto de apoyo para tratar de levantarse.

Octubre, sin embargo, marcó la decepción tal vez definitiva para el oficialismo local. Cambiemos superaba aquí al Frente para la Victoria por más de diez puntos porcentuales, mientras, en medio de ese rotundo resultado, Julio Cobos ratificaba una vez más su arraigo y superaba holgadamente tanto al propio Macri como a los candidatos a diputados nacionales de su propio espacio.

Las presidenciales confirmarían la caída libre del justicialismo y, a la vez, la consolidación del acuerdo entre el radicalismo y el macrismo en esta provincia.

Una vez más las miradas se dirigían al último round de la contienda anual, el balotaje de ayer, pero ya con ánimos muy distintos. Nada ni nadie esperaba en el oficialismo local un milagro que les permitiese festejar por lo menos una vez. Ya aquella noche de la derrota de octubre dirigentes de varios sectores internos opinaban que las expectativas era prácticamente nulas y que, más allá de que Scioli pudiese ganar en la segunda vuelta, la tendencia mendocina hacia la consolidación del frente Cambiemos era irreversible. Los porcentajes de ayer así lo confirmaron.

En cambio, las pocas voces que anoche se animaban a opinar sobre la realidad del PJ local hablaban de la necesidad de urgentes replanteos de conducción y de estrategia política. Están los que sugieren abrir el juego a nuevos dirigentes, con metodologías de conducción renovadas e ideas más claras. Instan a que muchos acepten que cumplieron su ciclo y deben dar un paso al costado definitivamente. Llaman a debatir sobre lo hecho hasta el momento y lo que se pretende del espacio hacia adelante.

El frente opositor liderado por Cornejo marcó el rumbo del cambio a nivel nacional contando con el apoyo mayoritario de los mendocinos. Terminados los capítulos de un año de numerosas convocatorias a las urnas, llega el momento de entrar en acción y asumir la conducción de una provincia a la que la extremadamente extensa transición desnudó aún más las falencias de gestión.

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