La presente edición de la Vuelta de Mendoza, que rindió homenaje al Bicentenario del Cruce de Los Andes y a la Gesta Libertadora, fue protagonista de un momento bisagra. Porque, ante una importante concurrencia de equipos extranjeros, el SEP San Juan rompió la racha y reclamó para sí el primer podio de una formación Continental.
Además, el alto ritmo de competencia estableció una profunda brecha en la preparación de los hombres que aspiraban a conquistar la cordillera. Promedios muy altos de velocidad dividieron el trabajo del campeón Juan Pablo Dotti, el frente de la escuadra de los Bichos Verdes y el último de la general que ingresó a más de dos horas de diferencia, completando el parcial de siete etapas disputadas.
Este año, fueron cuatro las formaciones profesionales que llegaron a nuestra provincia persiguiendo la victoria. El SEP San Juan (que se adueñó de la general por equipos), Municipalidad de Pocito (con el sanrafaelino José Luis Rivera, en sus filas), Italomat Dogo-Uoyep (Buenos Aires) y también el Vivo Team proveniente de Paraguay.
“La más argentina de las Vueltas” volvió a cumplir con su geografía y escenarios impactantes propios de una carrera de jerarquía. Más allá de la fatalidad, de la tragedia vial en Horcones (el ómnibus que viajaba a Chile, y cuyo accidente dejó un saldo de 19 muertos), obligando a la cancelación de la Etapa Reina en una jornada decretada de Duelo provincial, las acciones desplegadas en la ruta arrojaron un saldo positivo.
Se probaron nuevas medidas de seguridad, el despliegue de la policía provincial fue destacado y la labor de los banderilleros y preventores municipales es digna de resaltarse. También se mejoró la señalética y el diagrama de los recorridos. Párrafo aparte lo merece la prensa de la ACM.
Pero, La Vuelta de Mendoza dejó traslucir que necesita un mejor aggiornamento. El compromiso a lo largo de la temporada para poder mejorar y corregir detalles que la lleven al sitio de privilegio que merece. La competencia que es heredera de los legendario Cruce de los Andes, es una joya para el continente.
Un prestigio labrado con la constancia y el empeño de sus primeros organizadores, y de los ciclistas que sostienen el deporte a lo largo del año. Nuestra Vuelta, la “Vuelta de todos” reclama el compromiso de sus actores, una planificación detallada para poder contar a corto plazo con una de las “grandes” verdaderamente.