Automovilísticamente hablando, la provincia de Mendoza es, desde siempre, tierra de campeones. Y en una rápida (como los autos cuando están en carrera) síntesis vale recordar que por estas tierras pasó "pisando muy fuerte" un tal Juan Manuel Fangio.
También aquí se consagró un mendocino, por adopción, llamado Eduardo Copello. Mientras que su pupilo, Emilio Bertolini, nacido en San Martín, se puso la primera corona de una categoría nacional. También desandaron polvorientos caminos pilotos como Pablo Gullé, Jorge Ángel Pena, Víctor García, Julio César Castellani, José Manzano, otro alvearense, que después sumó a sus hermanos Alfredo y Juan Carlos, repitiendo un triplete sólo comparable con el de los hermanos Juan, Oscar y Roberto Gálvez y después con José Luis, Patricio y Marcos Di Palma.
Del Este al mundo
Con el correr del almanaque, mucho más cerca en el tiempo, se destacaron otros pilotos como Juan Manuel Basco, que además sumó títulos en speed- way y motos; Roberto Patti, que de la escena local saltó (como la Toyota que utilizó) a la arena de África, en el Rally de los Faraones. Ambos comenzaron la actividad mecánica a un costado de las vías del tren que pasaba por Palmira, pero también en esas tierras de empleados ferroviarios y viñas nacieron Emilio Bertolini, Berni Llaver, "Peluche" Cáceres -que, por lo tanto, tendrán su espacio en este suple-, hasta llegar a este presente donde los "tuercas" hablan de Julián Santero, Matías Jalaf y Jorge Vitar, entre otros.
De la tierra al asfalto
Pero el automovilismo no sólo se nutrió de nombres y personajes, sino que los más memoriosos deberán añorar -por qué no decir extrañar- las madrugadas con asado y el corte de rutas a que obligaban los Grandes Premios que pasaban por la Cuesta de los Terneros, en el Sur mendocino, o la Vuelta de Cuyo, el trazado Viñas y Sierra o el Gran Premio Vendimia, hasta llegar, cronológicamente hablando, al trazado del Parque que llevó el nombre de Juan Domingo Perón,.
En la década del '70 cobró vida un circuito sólo con tribunas naturales, que nacía en el parque General San Martín, pasaba por la UNCuyo, frente al Zoológico y luego la trepada por el dique Papagayos y el paso por El Challao para tomar la avenida Champagnat, totalizando algo más de 15 kilómetros de recorrido.
La carrera la ganó Héctor Gradassi, con Ford, mientras que el mendocino Juan Carlos Manzano, con Torino, terminó sexto.
Y así, finalmente, llegar al autódromo General San Martín, que fue inaugurado el 31 de marzo de 1974 y que supo albergar a la Formula Dos Internacional en 1978. Fue a 50 vueltas al circuito 3 de 3.816 m, donde ganó de punta a punta el suizo Marc Surer con un March/BMW, mientras que los argentinos Ricardo Zunino y Miguel Ángel Guerra terminaron en el sexto y decimosexto lugar, en tanto Ariel Bakst no llegó a la bandera a cuadros.
Sin embargo ese circuito pasó y el escenario (con variantes y diferentes metrajes), uno de los los primeros que tuvieron en su trazado un puente, terminó siendo abandonado, aunque hoy las autoridades del Automóvil Club Mendoza imaginan y apuestan a su recuperación.
Después de un tiempo (hace más de una década), cuando San Rafael abrió su autódromo de Las Paredes para recibir algunas categorías nacionales, hoy sólo queda en la provincia en plena actividad el Jorge Ángel Pena, ahora rebautizado General San Martín.
Este autódromo fue inaugurado en 1994 con un trazado de 2.668 metros. Doce años después se lo extendió a 3.585 metros para recibir al TC 2000, mientras que en 2011 se llegó a una cuerda de 4.167 metros, quedando habilitado para ser escenario del Turismo Carretera.
Todo tiempo pasado…
En la década del 50, cuando en ese período se disputaron a lo largo y ancho del país 214 competencias, entre los mendocinos ganadores figuraba Pablo Gullé, vencedor en el Circuito Viñas y Sierras (Mendoza), Circuito del Río Diamante (San Rafael), Circuito de Cuadro Nacional (San Rafael) y el Circuito La Tablada (Córdoba), con su cupé Chevrolet.
Mientras que Julio César Castellani hizo suyo un Gran Premio Vendimia a bordo de un Ford V8, repitiendo el triunfo en el Circuito Sarmiento (San Juan) y después en las 500 Millas del Río Diamante (San Rafael).
Otro que en aquella década ganó un Premio Vendimia fue Emilio Boretto, con una cupé Ford V 8.
Viñas y Sierra, ¡qué buen nombre para un circuito! Es decir que el automovilismo de aquellos años unió la base de la industria madre y el escenario natural de la montaña, donde entre 1949 y 1951 se corrieron sólo cinco competencias.
La primera fue ganada por el alvearense Víctor García con un Ford V8, mientras que Juancito Gálvez lo hizo tres veces y el “Ñato” Pablo Gullé logró con su Chevrolet cortar la hegemonía del “óvalo”. Y aquí, como dato anecdótico, vale mencionar que en una de las ediciones estuvo en la línea de largada Eduardo Copello. Fue el debut del sanjuanino afincado en Mendoza, pero también su primer abandono ya que el auto no arrancó cuando estaba en la línea de largada.