Alfredo Cornejo cumplió un año desde que asumió la conducción del Gobierno de Mendoza. Siento lo mismo que la mayoría de los mendocinos: hemos recuperado la capacidad de gobernar y de dar un rumbo a nuestra provincia. Si bien las provincias tenemos un gran condicionamiento dado por la macroeconomía y por las políticas nacionales, el Gobierno provincial ha hecho sus deberes y se hizo cargo de ordenar y de dar un rumbo a Mendoza.
En diciembre pasado, terminábamos con un gobierno que no tenía rumbo y ni siquiera podía pagar las cuentas del Estado, lo que había puesto a Mendoza en una gran incertidumbre frente al futuro. Sin embargo, demostramos que somos capaces de recuperar la capacidad de tener un buen gobierno en nuestra provincia.
A un año, el balance es muy positivo. Aún falta para volver a ser la Mendoza que siempre quisimos ser, pero en un año las cosas han cambiado y hoy lo básico está en marcha. Poner en orden la administración, recuperar la autoridad del Estado, ser serios en las decisiones y las políticas, tener las cuentas en orden, gestionar con criterio y decisión y construir una relación de respeto con el gobierno nacional sin necesidad de enfrentarse o arrodillarse. Son parte de los cambios que hoy ve la gente.
Reivindicamos la política y el papel del Estado como herramientas centrales de transformación de la sociedad. Este gran cambio de la visión del Estado que está viviendo Mendoza, tiene que ver con un gobernador que lidera combinando tres elementos esenciales: misión y visión, poder y gestión.
El gobernador Cornejo ha recuperado para Mendoza la misión y la visión, que se refiere a la capacidad de plantear objetivos para nuestra provincia y trabajar como comunidad para alcanzarlos. Ambos conceptos son medios para lograr la Mendoza que queremos, no solamente para el sector público sino para toda la comunidad: Estado, sector privado y sociedad civil. Sin saber a dónde queremos ir, sin metas, sin plan, no hay posibilidades de recuperar el rumbo, y éste precisamente ha sido el primer gran cambio.
Por otra parte, Alfredo Cornejo tiene poder y lo ejerce y eso es muy bueno. El poder es la capacidad de influir, de cambiar, de hacer. Sin poder no hay liderazgo. Y cuando se lo tiene, la sociedad necesita que su gobernador lo ejerza por el bien de todos. El poder precisamente se traduce en esa capacidad de hacer que ocurran las cosas, que las metas propuestas se cumplan, que las cosas se hagan. El gobernante que tiene poder y lo dilapida, estafa a la sociedad. El gobernante que privilegia satisfacer intereses corporativos por sobre el bien común, incumple con su deber. Hoy tenemos un gobernador con coraje y convicción en la defensa del interés general de la provincia.
El gobierno de Alfredo Cornejo tiene gestión, algo que faltaba en Mendoza. Gestionar el Estado es llevar a cabo el conjunto de acciones con el fin de alcanzar las metas propuestas. Un gobierno planifica, propone, pero luego llega el momento de la ejecución, de la acción, de convertir en realidad lo que se propuso. El Gobernador ha dejado claro que el Estado se debe gestionar bien y que se deben prestar buenos servicios. Un Estado bobo sólo sirve para que sea botín de sectores poderosos. Los ciudadanos y las organizaciones necesitan un Estado activo y que funcione y no hay dudas de que son los sectores más vulnerables los que más sufren la ausencia del Estado en la prestación de servicios y desarrollo de infraestructura. Hay un momento para dialogar y buscar consensos, pero rápidamente hay que ejecutar. Un Estado que es capaz de solucionar los problemas de la gente, con gestión, recupera el papel central en la sociedad. En los últimos años se había olvidado esto tan simple, que hoy se recuperó: hay autoridad y por eso Mendoza ha retomado la senda de un gobierno con gestión y de manera eficaz y eficiente busca resultados para mejorar de la calidad de vida de los mendocinos. Por otra parte, este reclamo ciudadano es que este compromiso no se limite al Poder Ejecutivo sino que sea acompañado por los otros poderes del Estado: el Poder Judicial y el Legislativo y los municipios.
A un año de haber asumido con su equipo de gobierno, tenemos un gobernador que usa toda su experiencia y decisión, y que combina las tres cosas: tiene misión y visión, tiene poder y lo ejerce con toda su fuerza en beneficio de los mendocinos, y hace gestión preocupándose de que los recursos de los mendocinos se cuiden y que el Estado los use en forma eficaz y eficiente.
Ése es el gran cambio. Poner a Mendoza en orden es el primer escalón que necesitamos para lograr la provincia que queremos, con crecimiento económico, con recuperación y diversificación del aparato productivo, con reducción de la pobreza y eliminando la exclusión, con servicios que funcionen de verdad, con aumento de la obra pública, con una educación de calidad que prepare a nuestros niños y jóvenes para que sean protagonistas del mundo que viene, con políticas que terminen con el flagelo de la inseguridad, con una mejora de la salud pública y con todo lo que nos hace falta para vivir en la Mendoza que todos amamos.
Acompañamos esa visión del gobernador Cornejo representando a los mendocinos en el Parlamento del Mercosur y desde nuestro aporte y nuestra responsabilidad en ProMendoza proyectando Mendoza al mundo, abriendo nuevos mercados y logrando mejor acceso a los mismos, aumentando las exportaciones, diversificando la cantidad de sectores exportadores, agregando valor a las mismas, trabajando en la atracción de inversiones y contribuyendo a la diversificación de la economía para generar más riqueza y empleo en la provincia.
Que todos sigamos acompañando este gran cambio es fundamental y es el gran compromiso que tenemos hoy los mendocinos.