Mendoza le pone baja nota a la gestión de Cristina

Preocupación, bronca, desilusión, rechazo. Todas estas sensaciones se cruzan cuando se analizan los números de la encuesta que la consultora Reale-Dalla Torre hizo para Los Andes y que muestra una fuerte caída de la imagen de la presidenta Cristina Fernández, una mirada crítica de la gestión de Francisco Pérez como gobernador, un claro pesimismo económico y la aparición de nuevos problemas en la vida de los mendocinos que hasta hace poco tiempo no eran considerados como tales.

La opinión positiva sobre la gestión de la mandataria bajó casi 20 puntos en sólo un año. En junio de 2012, el 47,9% la veía con buenos ojos. Ahora, ese número se redujo a 29,5%, con un dato adicional: la caída se aceleró en los últimos meses.
 
En febrero tenía 38,6% de aprobación y no sólo eso. Hoy, son más los que directamente dicen que el desempeño del Gobierno nacional es malo (37,8%) o regular (32,4%) que los que lo apoyan.

Esos 30 puntos que aún conserva a favor Cristina parecen ser el 'núcleo duro' oficialista, constituido por la suma del piso histórico del peronismo y los sectores del kirchnerismo no enrolados en el PJ. Ese mismo porcentaje se repite, punto más, punto menos, en otras preguntas que terminan definiendo el posicionamiento político de los 800 consultados en el Gran Mendoza, San Martín y San Rafael.

La imagen positiva de la mandataria a nivel personal (37,6%) es algo superior a la de su gestión, pero por primera vez desde 2010 es inferior a la percepción negativa, que subió a 41,1%.

En el caso de Pérez, consideran buena su gestión apenas uno de cada cuatro mendocinos: 26,8%. Mientras otro cuarto dice que es mala (23,6%) y la mitad (49,3%) la considera regular. Al igual que en el caso de Cristina, su imagen positiva es superior en lo personal: 39,9%. Pero a diferencia de ella, la negativa es bastante más baja (22,7%).

La consultora hizo este relevamiento: se hizo desde el 3 al 10 de junio, con el 93% de los casos  entrevistados en sus domicilios y el 7% por vía telefónica, y tiene un nivel de confianza del 95%, con un margen de error del 3%.

El descontento

Para entender cómo se llega a esta situación, hay que hacer foco en aquellos problemas que, según los mendocinos, deben enfrentar a diario y parecen no tener la solución esperada desde el oficialismo.
 
La inseguridad ya no sorprende en el primer lugar de la lista, pero sí el número: el 92% de los encuestados la incluyó entre sus dos principales preocupaciones. Aunque el responsable en primer lugar es el Gobierno provincial, la Nación también recibe parte de ese repudio.

El segundo problema percibido es la inflación. Aquí sí todas las miradas apuntan a la gestión de Cristina Kirchner. El 53,7% lo incluyó entre los problemas que sufre la ciudadanía en general y el 64,4% dijo que se siente afectado en lo personal por la suba de precios. Cuando se pregunta sobre la eficacia de la receta aplicada, el resultado es aplastante: 89,1% asegura que el congelamiento no se cumple y sólo 9,3% dice que sí.

El podio lo completa otra dificultad de raíz económica pero con un efecto social grave: el desempleo. El 35% de los mendocinos lo menciona como un tema preocupante. Algo que no pasaba en la misma medida hace unos meses.

Y cuando se pregunta sobre las preocupaciones a nivel personal, una respuesta que sube es "los bajos sueldos", mencionada por el 29%.

Quizá la mayor sorpresa de esta encuesta es el crecimiento de la corrupción como un problema que debe solucionarse. Al menos así lo considera el 21,3% de los consultados. Este número lo ubica en un segundo pelotón, al mismo nivel que la educación (21,5%) y la falta de vivienda (21,2%).

Hace un año, sólo 3,2% lo mencionaba. La conclusión es que es un efecto directo de las denuncias ventiladas en el programa de Jorge Lanata, que impactan de lleno en la familia presidencial y su entorno, particularmente el empresario Lázaro Báez.

De hecho, esto se confirma cuando se pregunta si Néstor Kirchner tuvo que ver con los hechos de corrupción y lavado de dinero denunciados. Para el 30,6% (otra vez el núcleo duro) "son inventos de la prensa". Para el 65,7%, el ex presidente sí estuvo involucrado en las maniobras.

Independientes

Ese desgaste de la población, que impacta en la consideración de la gestión presidencial, se evidencia también en la opinión sobre la posición que debe adoptar Pérez respecto de la Casa Rosada. Hace un año, un mayoritario 62,2% de los mendocinos creía que era positivo que estuviera alineado con Cristina Fernández.
 
Hoy, ese número se redujo drásticamente, incluso más que la imagen de la gestión nacional: sólo 38,7% cree que es bueno estar en la misma sintonía y 54,2% pide diferenciarse. Esto último es algo que el Gobernador no planea hacer, pese a los reclamos en el mismo sentido que ya le han hecho sectores empresarios.

Este cambio de postura obviamente está relacionado con los mencionados temas que a los ciudadanos les generan preocupación y, como consecuencia, modifican la visión sobre la situación de Mendoza. Sólo 19,1% cree que ahora estamos mejor que hace un año, mientras que para 45,9% estamos igual y 34,9% piensa que el contexto es peor.

Por todo lo expuesto hasta ahora, entre otras razones, es que los ciudadanos rechazan mayoritariamente la sola mención de una reforma constitucional, sea nacional o provincial. En el caso de la modificación de la que habla parte del kirchnerismo y que serviría para autorizar un tercer mandato de la Presidenta, sólo 27,4% está de acuerdo (el punto más bajo del 'núcleo duro') y 71,4% está en desacuerdo, aunque aún no haya ningún papel escrito.

En el caso de Mendoza, ya hay en la Legislatura un proyecto presentado por el gobierno de Pérez que apunta a cambiar la Carta Magna local pero la idea es desaprobada por 64,6% de los consultados y avalada por 33,1%. Con estos números, al plan oficialista ciertamente se le haría muy difícil pasar el filtro de una consulta popular.

Aunque no se habla de intención de voto en la encuesta, el nivel de rechazo que tiene el oficialismo marca al menos una tendencia, en Mendoza, claramente en favor de la oposición en las primarias de agosto y la general de octubre. Aunque la cuestión a dilucidar es cómo se distribuirá ese voto opositor si nada cambia.