Si hay un ejemplo a seguir en materia de turismo, no quedan dudas de que Córdoba se convierte en el más apropiado. Porque a sus enormes posibilidades naturales y al hecho de ubicarse en el centro del país ("Estamos cerca de todos" graficó un periodista de la docta), le suma la inquietud permanente de sus autoridades, en acuerdo con la actividad privada, de organizar eventos a lo largo del año. Es así que hay localidades que han alcanzado una trascendencia particular, como sucede con Cosquín, que aprovecha con su festival la atracción de los miles de turistas que llegan a Carlos Paz. La actividad no se centra sólo en verano, sino que aprovechan situaciones especiales como los fines de semana "largos". En este caso, para Semana Santa han organizado recorridos por las estancias jesuíticas distribuidas a lo largo y a lo ancho de su territorio. No resulta ilógico entonces el lugar que ocupa Córdoba en lo que a turismo se refiere.
Todo lleva a indicar que Mendoza ha aprendido la lección y se va convirtiendo en otro de los lugares de atracción, especialmente para aquella franja importante (tanto en cantidad como en poder adquisitivo) de gente interesada en el turismo enológico.
Hasta no hace muchos años atrás, la provincia desde el plano del turismo se dividía en dos: en el Sur, con un crecimiento propio con epicentro en San Rafael y el norte, con la montaña y el parque General San Martín con su Cerro de la Gloria.
En materia de actividades específicas, todo se centraba en la Fiesta de la Vendimia, pero últimamente la situación cambió, para bien, afortunadamente. Las bodegas abrieron sus puertas al público para que sean recorridas en una intención de fidelizar a los consumidores y posteriormente le agregaron restaurantes y hasta paradores para pernoctar. San Rafael mantuvo y amplió su oferta y apareció un nuevo jugador: el Valle de Uco, que con la gran cantidad de emprendimientos especialmente extranjeros, se ha convertido en un lugar de atracción para una franja de importante poder adquisitivo, lo que ha permitido multiplicar la cantidad de restaurantes, cabañas y hoteles en la zona, y por ende ampliar las posibilidades laborales para muchos de los habitantes.
En lo que hace a actividades, la provincia no se ha quedado cruzada de brazos. No nos referimos a eventos específicos, como puede ser un partido de fútbol (como ocurrió con el River-Boca) o una reunión internacional (el cónclave del BID), sino de hechos programados que permiten ampliar el abanico y evitar que todo se concentre sólo en la Fiesta de los mendocinos.
En ese esquema podemos señalar al reciente Rally de las Bodegas que concentró las actividades relacionadas con los autos clásicos que fusiona esa pasión con la atracción de las rutas del vino y el recorrido por las bodegas, en un acontecimiento que trasciende las fronteras. En forma paralela se desarrolló la reunión de los amantes de las Harley Davidson, con alrededor de 400 participantes provenientes de Chile, Perú, Bolivia, Paraguay, Brasil y Uruguay, además de la Argentina, en una actividad que ha sido declarada de interés turístico provincial.
Y así como Córdoba invita durante la Semana Santa a recorrer las estancias jesuíticas, Mendoza ha organizado los festivales de Música Clásica por los Caminos del Vino, que contará con la participación de destacados artistas y ensambles musicales de reconocida trayectoria y que también se convierte para que muchos amantes de la música puedan sumarse a las actividades.
Otro dato interesante se centra en que los programas abarcan a toda la provincia y que en muchos de los casos la entrada tiene un "costo" de un alimento no perecedero para ser destinado a comedores comunitarios.
Es mucho lo que se ha hecho en materia de turismo, pero quedan deberes por hacer. La iniciativa privada, en conjunto con el Gobierno, ha demostrado que el camino utilizado es el correcto y es el que habrá que seguir transitando.