“Ante un terremoto de magnitud cualquier lugar del mundo se ve superado en su capacidad de respuesta”, aseguró a Los Andes Mónica Acosta, subsecretaria de Protección Civil y Abordaje Integral de las Emergencias y Catástrofes del Ministerio de Seguridad de la Nación.
Aclaró que esto no quiere decir que no pueda organizarse para responder, pero ante esta situación extrema siempre se requiere de apoyo externo, ya sea de otras provincias o internacional.
Coordinar las acciones es un verdadero desafío y es a lo que se abocaron durante tres días quienes participaron de Simex 2015, el ejercicio de simulacro que se realizó en el Arena Maipú.
Fue muy diferente a simulacros que se realizaron anteriormente en la provincia, que enfocaban sus tareas en diferentes puntos urbanos donde debían solucionarse dificultades generadas por un movimiento sísmico, como instalar plantas potabilizadoras o armar un puente.
En esta ocasión, los participantes no salieron del salón donde se organizó, ya que el objetivo fue crear un gran centro coordinador de diferentes áreas que deberían intervenir en un hecho de este calibre.
Por eso Acosta marcó la diferencia entre un simulacro y un ejercicio de simulación. En el primero se realiza un desplazamiento al terreno mientras que en el segundo se plantea la situación pero dentro de un mismo espacio.
Los asistentes y organizadores destacaron la importancia del evento por ser el primero de este tipo en el país, ya que los anteriores fueron de índole internacional. Además, las 200 personas que se reunieron allí duplicaron en cantidad las expectativas que tenían antes de su realización.
Acosta subrayó que su particularidad obedeció a su carácter interinstitucional, interministerial y multisectorial.
Escenario de catástrofe
La reunión convocó a especialistas locales, de todas las provincias e incluso contó con el monitoreo de un referente en el tema, el inglés Joe Bishop, y de un representante de la Organización de las Naciones Unidas.
Permitió intercambiar experiencias y conocimientos, pulir procedimientos y detectar necesidades que se trataron de salvar para que estén a punto en caso de que ocurra un evento.
Participaron bomberos voluntarios, grupos de rescate (Usar), representantes de todos los ministerios del gobierno local, del ministerio de Seguridad nacional, Cascos Blancos de Cancillería, Ejército, Gendarmería y jefes de Defensa Civil, entre otros.
Luego de la primera jornada del martes que sirvió para capacitación, el jueves fue el turno del verdadero simulacro.
Un terremoto de magnitud de 8,5 grados en la escala de Richter supuestamente ocurrido a las 7.30 de la mañana del jueves en el Gran Mendoza disparó la “alarma”. Se hablaba de 961.000 afectados, aunque se desconocía la cantidad de fallecidos.
De todas formas, el suboficial mayor del Ejército y auxiliar de Defensa Civil Edilio Arce detalló que a partir de ese número se podía estimar que habría unas 240 mil construcciones afectadas y unos 70 mil fallecidos.
Inmediatamente se convocó al COEP, Centro de Operaciones de Emergencia Provincial, que se activa ante situaciones de este tipo.
Es lo que pudo verse en el salón, donde había diferentes grupos de personas de equipos especializados avocados cada uno al rol que le correspondía.
Se había organizado una sala de situación, donde a través de fotos se mostraban los escenarios que se verían en el exterior. Cada imagen de edificios y situaciones específicas tenía detalles de la ubicación, el tipo de colapso, peligros o desaparecidos entre otros.
El coronel del Ejército Daniel Loza explicó que luego de un primer paneo en las calles se transfiere la información a una plataforma virtual. Esto permite trabajar en la logística y asignar los equipos necesarios para cada lugar.
Dijo que las brigadas de médicos, conocidos como equipos FMT, trabajan en nivel dos de complejidad para asistencia en el lugar de los hechos. Esto les permite allí mismo sacar análisis, radiografías e incluso operar.
En otro apartado del lugar, se colocaron mapas de la provincia y sus departamentos donde se va escribiendo, borrando y reescribiendo el panorama: zona más afectada, hospitales, camas y recursos disponibles, operatividad del aeropuerto y de la infraestructura vial.
Allí se consigna también los lugares donde se recepcionarán los cuerpos de los fallecidos y donde serán trasladados para su conservación.
Al mediodía, alguien que actuó de gobernador se acercó para conocer las instalaciones, hablar con los trabajadores y recibir el parte de la situación. Recibió la llamada ficticia del ministro de Seguridad, a quien le solicitó declarar la emergencia.
Entre tanto, se solicitó al ejército el envío de plantas potabilizadoras y se organizó la llegada de grupos especializados del resto del país.
Se contó con la actuación de 29 equipos de respuesta, tal cual detalló Marcelo Dapás, director de Defensa Civil, quien además rescató la incorporación al proceso de la comunidad aeroportuaria.
Para el funcionario, que se haya logrado realizar el ejercicio ya es un éxito, en particular por las presencias internacionales. “Cualquiera fuera el resultado, vamos en camino. Que estemos trabajando bajo las directivas de la ONU quiere decir que todos hablamos el mismo idioma”, señaló.
De hecho, la coordinación internacional de este tipo de actividades es tal que lo realizado se estaba monitoreando desde Ginebra, donde se concentra la información sobre catástrofes. Esto a través de la plataforma virtual Osocc, que permite el seguimiento on line en todo el mundo.