Buscar líneas de acción en conjunto, sumar valor agregado a la producción, acceder a capacitación y equipamiento para dar un salto en calidad y volumen que permita avanzar hacia la exportación y crecer en competitividad.
Tras estos objetivos, Mendoza creará su primer cluster de frutos secos, una estrategia privada y pública que buscará comprometer a la mayor cantidad de productores de las casi 5.700 hectáreas que la provincia destina hoy a este cultivo.
La iniciativa no es menor dado que -con la nogalicultura a la cabeza- la producción de estos frutos ha instalado en Mendoza un mercado creciente y con una rentabilidad que ha sabido mantenerse bastante estable pese a los altibajos económicos de la última década.
También, a partir de 2002, comenzó un camino sin retrocesos en busca de abrir mercados internacionales. Mendoza -segundo productor a nivel nacional- tuvo un gran protagonismo en este proceso. Ese mismo año, según estadísticas de la Aduana, la provincia exportó el 40 por ciento de la nuez con cáscara del país y el 99 por ciento de la nuez sin cáscara.
De allí que surja desde la Provincia la necesidad de impulsar el sector. “Una vez que se logre el compromiso de privados e instituciones públicas que participarán en el cluster, realizaremos talleres de discusión para elaborar un diagnóstico de los principales problemas que enfrenta la actividad en Mendoza”, explicó Federico Fuligna, jefe de la Agencia de Extensión Rural Tupungato, el primer productor de nuez en la Provincia.
Romper con el monocultivo es uno de los desafíos que tendrá este conjunto productivo y sobre el que ya viene trabajando el INTA con estudios y pruebas. Sucede que de las casi 5.700 hectáreas de frutos secos que tiene Mendoza, más de 3.500 hectáreas están implantadas con nogales.
Esto es según el último censo agropecuario 2010 y se estima que la superficie cultivada con este frutal creció un 30 por ciento desde entonces.
Mientras tanto, a la almendra sólo le corresponden 2.100 hectáreas mendocinas.
Y mucho más atrás vienen las castañas -con tan sólo 16 hectáreas- y los pistachos (23 hectáreas) y las avellanas (2 hectáreas), sobre los que se podría decir que están en una etapa de exploración y estudio.
Desde el INTA, también advierten otro riesgo dentro de la nogalicultura, pues -desde que se dio la gran reconversión en los ‘80 y desapareció la criolla- la variedad Chandler es casi la única que prevalece en el mercado local.
“La existencia de un monocultivo nos vuelve muy vulnerables a los factores climáticos y las condiciones del mercado”, sostuvo Fuligna, quien adelantó que aplican una colección de 16 variedades de nogal para estudiar el comportamiento en el terreno y así buscar variedades con floración más tardía para sortear las heladas. También, están probando una variedad de almendra que florece en setiembre.
Beneficios de un cluster
Los clusters aparecen, como concepto, a principios de la década del '90 para definir las concentraciones de empresas e instituciones dentro de un sector económico y un área geográfica particular que se unen para mejorar la competencia.
Realizar investigaciones, adquirir equipamiento y financiamiento común, buscar estrategias para agregar valor o reducir costos son algunas de las posibilidades.
Aunque todavía no se realiza el diagnóstico de necesidades, desde el INTA sostienen que los productores del sector demandan mucha capacitación en las nuevas prácticas que requieren estos cultivos. “Es una actividad prácticamente nueva y requieren muchos cuidados especiales: fertilizantes, sistemas de riego, portainjertos”, dijo Fuligna.
En cuanto a la nuez, también aparece como una carencia explícita la construcción de una planta de acondicionamiento para pequeños y medianos productores, donde puedan realizar el secado, clasificado, pelado, envasado y mantenimiento de la producción.
No hay mucha trayectoria de trabajo con clusters en Mendoza, pero los gestores miran con buenos ojos el ejemplo realizado con frutos secos en Río Negro. Allí han inventado -por ejemplo- un aceite de nuez y otros productos que permiten pensar en una salida industrial a la producción local.