Mendoza sigue funcionando por la tenaz actitud de los mendocinos y sus empresas privadas. Porque es de público conocimiento la gravísima situación financiera por la que atraviesa el Estado provincial.
El problema no empezó hoy. Se agravó con la reforma constitucional de 1994 que (a pesar de las buenas intenciones de los convencionales) brindó facultades al Poder Ejecutivo Nacional de las que antes no disponía (Artículo 99º). Permitió el accionar centralista de la dupla Menem - Cavallo.
Se legalizaron los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU), utilizados por Menem en forma indiscriminada, y aumentados a niveles insospechados por los Kirchner.
Estos decretos no han servido para frenar la tremenda desocupación que agobia a nuestro país.
Según la O. I. T. la tasa de participación laboral de Argentina es la más baja de la región, habiendo caído de 60,2% a 58,2%. Estos dos puntos equivalen a 1.400.000 inactivos en zonas urbanas y más de 2.000.000 en zonas rurales.
El Congreso, como se ha reiterado, se transformó en una "escribanía" que, salvo excepciones, se limita a ratificar los actos del Ejecutivo Nacional, que pasó a tener el control casi total de la administración. Ha llegado a reformar y redistribuir por decreto partidas aprobadas por ley del Presupuesto.
Entre las décadas de 1950 y 1960 la Nación coparticipaba con las provincias entre el 52% y el 54%. Hoy la Nación se queda con el 74% o 75%. Ha dejado de repartir el 50%, disminuyendo los fondos que deberían ingresar a las provincias. Esta situación se agrava con la no participación de otros impuestos.
Mendoza se ha visto terriblemente perjudicada en beneficio de la Nación y de otras provincias (promoción industrial) por la tolerancia de algunos de sus gobernantes y legisladores nacionales.
Ha ido perdiendo recursos llegando a la situación de hoy en que recibe por aportes secundarios solamente el 4,13% de lo que aporta.
Para que se advierta lo que esto significa, comparando con La Pampa, San Luis, La Rioja y Catamarca, que juntas tienen una población similar a la de Mendoza (alrededor de 2.000.000 de habitantes), éstas reciben el 15%.
Mendoza por año pierde casi el 400% de los montos que le correspondería percibir, que son cifras millonarias. Y 12 veces menos de lo que recibía hace 60 o 70 años.
Si a ello se suma, la venta de los Bancos de Mendoza y de Previsión Social (perdidos definitivamente); de Giol; la transferencia de la Caja de Jubilaciones, que no hicieron ni Córdoba ni Santa Fe que abonan el 82% a sus jubilados; la no realización de importantes obras hidroeléctricas para la provincia, como Portezuelo del Viento y Los Blancos; la no construcción del túnel de baja altura o el complejo ferrovial a Chile, y otras de trascendencia para la provincia, advertiremos el perjuicio con que se ha penalizado a Mendoza.
Ha disminuido la producción petrolífera que genera una menor liquidación en concepto de regalías, agravado por la disminución del valor internacional del crudo con descenso superior al 60%. El precio del barril no supera los U$S. 44, cuando hace poco tiempo oscilaba los U$S. 120.
La Ruta 40 no atraviesa todavía Tunuyán a sólo 72 kms. de distancia, cuando fue iniciada hace más de 20 años. No se construyen más de 5 kms. por año. El promedio mundial es 10 veces superior.
Si a lo expuesto se adicionan las trabas a las exportaciones dispuestas por la Nación a nuestros productos agropecuarios, como la uva y el vino; aceitunas y aceite de oliva; manzanas, peras, ajos, cebollas, almendras, ciruelas, nueces, etc, se concluye en un panorama muy complejo.
Al no aplicarse la Ley de Defensa de la Competencia, los productores reciben monedas por sus elaboraciones en beneficio de las grandes corporaciones.
Hubo épocas en nuestra historia en que los gobernadores solo viajaban a Buenos Aires para participar de actos protocolares. Ahora deben hacerlo para mendigar pequeñas obras, nuestros derechos y dineros.
Cabría plantearse si no es imprescindible instaurar constitucionalmente la revocación de los mandatos de quienes atentan contra los intereses de Mendoza.
Hay que decirlo claramente: Mendoza es inviable de continuar este sistema recaudador impositivo centralista, que debe ser urgentemente reformado, porque ampara el autoritarismo, en desmedro del federalismo, tal como lo dispone la Constitución.
Se acredita con la simple comparación de lo que era Mendoza hace años en relación a las provincias vecinas, y lo que es hoy. Ellas pueden hacer obras, mientras Mendoza casi no alcanza a pagar sueldos y proveedores.
Ha disminuido la calidad de prestaciones básicas como salud y educación.
La deuda pública se ha incrementado a niveles intolerables. Solo al Banco de la Nación se adeudan más de $ 2.000.000.000. Y se piensa pedirle $ 8.000.000.000 más. Aparte del endeudamiento ya existente.
Es crítica la situación de OSEP y de varias comunas.
Eso sí. Continúan, a pesar de la crisis, nombrando parientes y amigos, cual si no pasara nada, o el Estado provincial fuera de ellos.
Hay muchas anécdotas de gobernadores que defendieron los intereses de Mendoza frente al poder central. El más reciente fue el de Felipe S. Llaver cuando se instaló en Los Nihuiles.
Alfredo Cornejo, acompañado por los legisladores nacionales, quienes tienen que anteponer los intereses provinciales a los partidarios, deberá desarrollar una intensa tarea tendiente a disminuir gastos improductivos y a que Mendoza recupere los recursos que le fueron sustraídos por la Nación, porque continuar endeudándose no tiene sentido.
Solo así Mendoza volverá a ser viable.