Hay que viajar en el tiempo. Más precisamente hasta el 17 de diciembre de 1978, hace ya cuarenta años, para encontrar un momento histórico como el que se vivirá en este 2019 para el fútbol mendocino. Aquella tarde veraniega, San Martín le ganó 4 a 3 y dejó sin invicto al River de los campeones del mundo en el Malvinas Argentinas y Gimnasia frenó a un Boca que venía comiéndose a los chicos crudos en la propia Bombonera. Fue 5 a 1 para el Lobo. Esa jornada se recordará por siempre porque fueron expulsados Fillol y Gatti.
Jugar los Nacionales y enfrentar a los grandes era el máximo objetivo de esa época. Ganarles era llegar al Olimpo.
Hoy, el fútbol mendocino vuelve a pasar por un momento similar a ese. Es verdad que los objetivos cambiaron. Desde la llegada del Tomba a Primera, la vara se elevó hasta límites insospechados, pero no inalcanzables.
El Tomba, con un pie en los octavos de final de la Copa Libertadores y teniendo que enfrentar a Boca para dar un paso más en la Copa de la Superliga, es el que marca el camino, A lo que hay que sumar que lo está haciendo con gran cantidad de jugadores de la casa.
El camino también tiene a Gimnasia e Independiente metidos entre los mejores 32 de la Copa Argentina y en el Reducido que da como premio un ascenso a la Primera División.
El Lobo tiene en el horizontes, además, jugar frente a River con todo lo que ello significa. Son de esos partidos que hay que disfrutar, esos encuentros que pueden ser una anécdota o un galardón más en la historia.
Cómo no disfrutar entonces de ser mendocino hoy y más si tomamos en cuenta que las buenas no terminan allí, porque nadie puede dejar de ilusionarse con la posibilidad de que Maipú y/o Huracán sigan avanzando en la ruta del Federal A.
Y ver a San Martín renaciendo de sus cenizas, con un plantel sólido y una dirigencia que volvió a ser creíble, es el bonus track que tienen los futboleros mendocinos.
Es verdad que también está la otra cara. La de clubes que no consiguen salir de la pobreza y ven como el tren se escapa inexorablemente. Claro que eso no es nuevo y de ello hemos hablado mucho.
Además, como pasó el año pasado en dónde River le ganó a Boca, Mendoza será, sede de la Supercopa Argentina, lo que muestra que la plaza es atrayente para los espectáculos.
En esta oportunidad, Boca se enfrentará con Central, que casualmente ganó su clasificación a este partido en el Malvinas Argentinas, cuando venció en diciembre a Huracán por la final de la Copa Argentina.
Y no sólo el fútbol está dando alegrías. Esta semana tuvimos a Agustín Loser coronándose campeón de la Liga Argentina de Voley formando parte del equipo de Bolívar. Un galardón que también parecía muy lejano hace muy poco tiempo.
Es que el voley es una actividad que nunca terminó de despegar en nuestras tierras, pero quizás este éxito nos de un impulso. El mismo empuje que viene teniendo el basquet, en donde Rivadavia se acaba de meter en los cuartos de final de la Liga Argentina (el segundo torneo en importancia a nivel nacional).
Y no debemos olvidar que todavía resuenan los ecos de los ocho jugadores mendocinos que vienen de quedarse con el título mundial de futsal en Misiones. Un hecho sin precedentes y que difícilmente vuelva a repetirse en otra actividad.
Y si hablamos de futsal, hay que recordar que el 11 de mayo, Cementista (subcampeón Sudamericano) jugará la Copa de las Américas en nuestra provincia. Será más precisamente en el Vicente Polimeni.
Hay una pata que está fallando, eso sí y tiene que ver con el apoyo popular a todo los éxitos. Los hinchas, por ahora, están fríos, distantes. No acompañan los éxitos. Es hora de que los mendocinos demostremos que tenemos pasión y que disfrutemos de este presente que quizás sea único durante los próximos 40 años.