Mendoza: gasto público en Salud¿escaso o ineficiente?

Mendoza: gasto público en  Salud¿escaso o ineficiente?

Introducción: La demanda de mayores presupuestos para el sector público de la salud es una constante. Sin embargo, no siempre el incremento del gasto se vincula con mejoras en la atención a la población.

En efecto, se registra en la mayoría de los países, incluyendo a la Argentina, un gasto creciente en asistencia médica, superior al crecimiento de la economía. El gasto está impulsado, fundamentalmente, por la continua innovación tecnológica, lo que implica mayores costos y por la prolongación de la vida, que incrementa la demanda de asistencia. Esta realidad lleva a una situación insostenible en el tiempo que requiere mayor eficiencia en la asignación y gestión de los recursos. En estas circunstancias, la pérdida de recursos se traduce en inequidad en el acceso a una atención médica oportuna y de calidad, en perjuicio de los sectores más pobres de la sociedad. El análisis del gasto anual del Ministerio de Salud de Mendoza en el período 2003/2013, puede ser el punto de partida para promover el debate necesario para su optimización.

Análisis del gasto: En este análisis se utiliza el gasto devengado (gasto que se origina en cada año, independientemente de la fecha de pago) del período de los años 2003 a 2013. Con el fin de poder comparar el gasto en los diferentes años, eliminando el efecto inflacionario, se ha deflactado la serie de datos quedando los valores de cada año expresados en unidades monetarias constantes de  2013 (para deflactar la serie de gasto se utilizó el Índice de Precios al Consumidor (IPC) del Indec desde 2003 hasta 2007, y de 2008 a 2013 se usó el IPC de la provincia de San Luis).

Resalta, en primer término, el incremento del 108% del gasto total, a valores constantes, entre los años 2003 y 2013. Cuando se analiza la evolución de los tres componentes del gasto en estudio -recursos humanos, gastos operativos y bienes de capital- se observa que el crecimiento ha sido dispar. Definitivamente el gasto en recursos humanos ha crecido muy por encima de los otros dos componentes del gasto; su crecimiento fue de 250%. El gran aumento del gasto en personal puede ocurrir por incremento del número de personas que trabajan en el sector, por incremento de los salarios o por ambos.

La incorporación de recursos humanos al sector se justifica ante el incremento de la demanda o la oferta de nuevas prestaciones. Por el lado de la demanda, sin embargo, las estadísticas muestran una disminución sostenida de las consultas y egresos de pacientes internados en los establecimientos públicos, con un leve repunte en los tres últimos años pero sin llegar a los niveles de 2003 y 2004. Los egresos en hospitales públicos fueron 96.766 en 2003 y 93.453 en 2013 y las consultas médicas 4.356.885 en 2003 y 3.726.597 en 2013 (datos de Infosalud, Ministerio de Salud de Mendoza).

Por el lado de la oferta, los gastos operativos también han disminuido en consonancia con una actividad menor. Estos resultados reflejan que el incremento en gastos en recursos humanos se encuentra desvinculado de la producción de servicios de salud.

La disminución de egresos y consultas se relacionan con la mayor cobertura de población por la seguridad social, que pasó de 49% a 63% entre los años 2001 y 2010 (según Indec datos censos 2001 y 2010), a raíz del aumento del empleo. En años posteriores la cobertura seguramente es mayor debido a la incorporación masiva de ciudadanos al sistema de jubilaciones y pensiones. Evidentemente, el aumento de las personas cubiertas por la seguridad social ha determinado una menor demanda en los establecimientos estatales.

A veces son necesarios más recursos para realizar cambios importantes en la organización de los servicios sanitarios que conduzcan a mejorar la calidad de la atención en todos sus aspectos. No obstante, no se modificó la relación contractual, tampoco la jornada de 4 horas para los profesionales que es un obstáculo para mejorar el rendimiento; la remuneración sigue siendo independiente del desempeño y está ausente la valoración del mérito para la promoción. Es decir, tampoco se utilizó el aumento del gasto como herramienta de cambio.

No hubo variación en los indicadores de actividad hospitalaria que mostraran avance en la gestión. El Hospital Central por ejemplo, sigue teniendo estancias promedio mayores de lo esperado de acuerdo con parámetros convencionales. El promedio días estada del egreso quirúrgico más frecuente, la colecistectomía, oscila en estos años entre 16 y 20 días, de los cuales las tres cuartas partes son preoperatorios. Reducir el promedio de días de estada del conjunto de las internaciones en 25% significaría que no faltan camas sino que, bien gestionadas, serían suficientes.

Las camas hospitalarias, aunque no son consideradas como uno de los recursos más importantes, como lo eran en el pasado reciente, se han mantenido en número relativamente estable con leve tendencia a disminuir.

Tampoco ha habido una redistribución del gasto hacia la promoción y prevención sino que se ha mantenido el esquema centrado en la atención de la enfermedad sosteniendo el porcentaje asignado a hospitales y centros de salud.

Conclusiones

El incremento del gasto no ha redundado en más y mejores servicios, no ha revertido la tendencia canalizando más fondos a promoción y prevención, no ha generado cambios en el modo de gestionar los establecimientos y no ha modificado las relaciones laborales, especialmente con los profesionales.

El aumento del gasto ha generado más ineficiencia porque se ha producido menos servicios con el doble de recursos. Ineficiencia que, sumada a los subsidios cruzados de los hospitales públicos a la seguridad social, a la incorporación de tecnología sin la correspondiente evaluación y a la ausencia de la debida priorización de las acciones a realizar, es responsable de mayor inequidad. Es un deber de la política sanitaria optimizar el uso de los recursos escasos y lograr más equidad disminuyendo la brecha entre la salud de los distintos niveles socioeconómicos.

En el período en estudio han conducido la provincia cuatro gobiernos pertenecientes a los dos partidos mayoritarios de la provincia.
Las propuestas en campaña son similares, expresadas más como un catálogo de buenas intenciones que como proyectos.

Mendoza necesita un debate profundo entre quienes aspiran a conducirnos de cara a la sociedad. Un debate de ideas y proyectos que puedan transformarse en políticas públicas y, con el consenso necesario, en políticas de Estado, tan declamadas como inexistentes. Sin ellas no habrá transformaciones en un sector en el que nada se logra a corto plazo.

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