En el Estadio Salvador Bonanno, la Selección de Mendoza fue un gran partener para el campeón del Mundo. En un partido emotivo y vibrante, a sala llena, el equipo que nos representará en los Roller Games se impuso a la Borravino por 3 a 1.
Una fiesta completa que tuvo su correlato en el campo de juego. Temperamento y talento se conjugaron para darle al hockey argumentos de gran exhibición. Mendoza, que durante el primer tiempo encontró en el arquero Rodrigo Fernández y el medio Exequiel Tamborindegui a líderes naturales, se presentó con un juego franco y muy ofensivo.
Por su parte Argentina, que aprovechó la ocasión para probar variantes y demostrar ampliamente su categoría. El momento de inflexión fue a los 11' cuando -en el corazón del área loca- Pablo Álvarez capturó un rebote para conquistar con un remate ascendente la diferencia en el marcador.
Mendoza había hecho gala de agilidad y logró por medio del contragolpe generar el peligro necesario para que el arquero mendocino Valentín Grimalt lograra - con gran dosis de plasticidad- acallar un inminente grito de gol.
Para la segunda mitad, se esperaba que el conjunto nacional hiciera valer su diferencia de jerarquía individual. Así, los dirigidos por Giuliani esperaban plasmar en el marcador su supremacía.
Por eso, para ese segundo tiempo la tensión sobre la pista no mermó, movimientos rápidos y audaces contragolpes fueron enriqueciendo el clima de gran festejo. Mendoza se plantó de igual a igual y un par de dichas que se estrellaron en el travesaño los privaron de la igualdad. Y moviendo la bocha de extremo a extremo Argentina por medio de Carlos Nicolás amplió la cuenta. Lo demás es una anécdota
