“Mendoza debe diversificar su matriz productiva”. “A repensar la matriz productiva de Mendoza”. Son frases que oímos constantemente.
La estructura productiva de Mendoza se ha modificado en los últimos años. Por ejemplo, en 2005 el sector agropecuario representaba 10,1% del Producto Bruto Geográfico (PBG) y en 2016 su participación cayó a 5,8%; asimismo, la industria manufacturera perdió 3 puntos porcentuales, mientras que el sector servicios comunales, sociales y personales ganó 5 puntos porcentuales.
¿Esta modificación de la estructura productiva fue producto de políticas orientadas a tal fin o de la propia dinámica del sistema económico?
Según Ricardo Méndez, profesor español experto en economía regional, la influencia de las condiciones naturales; las herencias de un pasado que aún se hace presente; las características de la población; las relaciones sociales; las pautas culturales y la organización político-institucional explican la situación actual de cualquier territorio. En particular, resulta fundamental analizar las interrelaciones que existen entre actividad económica (economía) y territorio.
La actividad económica influye en la estructura y el dinamismo del territorio, ya que afecta la movilidad, el crecimiento y las características de su población, establece áreas dinámicas y en declive, fija las relaciones con el exterior, y la composición del mercado de trabajo; pero a su vez, el territorio influye sobre el funcionamiento económico ya que es fuente de recursos, obstáculo a los desplazamientos y soporte de la actividad económica que ocupa el territorio. En otras palabras, economía y territorio se comportan como sistemas organizados que evolucionan a lo largo del tiempo más allá de la coyuntura.
Es decir, Mendoza es hoy lo que es por sus características propias -recursos, ubicación, accesibilidad, e infraestructuras, etc- que influyen sobre la eficiencia, rentabilidad y organización de las empresas y actividades económicas que hoy existen y que constituyen su sistema económico.
Asumir el desafío de modificar su estructura productiva, más allá de la propia evolución del sistema económico, requiere analizar su realidad espacial y la acción que en ella ejercen estos factores, todo ello acompañado de cierto grado de intervención pública, que fije incentivos y evite desequilibrios.
