Como cada dos años, otra vez la dirigencia política espera el veredicto de las urnas. Hoy en todas las provincias del país serán elegidos 127 diputados nacionales, de los cuales cinco lo serán de Mendoza.
Además, se elegirá a 24 diputados provinciales y a 19 senadores provinciales, así como también la mitad de los concejales de 17 de las 18 comunas de la provincia.
Hoy no se vota por presidente ni gobernadores ni intendentes, a pesar de la confusión generada por el fárrago de información sobre la pelea en provincia de Buenos Aires.
Entre las 8 y las 18 se dirime en qué condiciones gobernarán los dos años de gestión que les quedan el gobernador Alfredo Cornejo y los intendentes de las 17 comunas que eligen ediles.
El municipio 18, San Carlos, elige concejales en febrero de 2018; allí hoy se vota sólo por candidatos provinciales y nacionales.Aquí reside la duda que inquieta a Cornejo desde hace meses.
En el oficialismo y en la oposición saben que el oficialismo cornejista gana hoy, tal como lo hizo en las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO). La cuestión es si podrá conservar la mayoría propia en ambas Cámaras.
No se trata de una mayoría extrema, de tener los dos tercios de las Cámaras, la que autoriza, por ejemplo, a tomar créditos, sino de la mayoría cotidiana, la que permite sacar leyes cada semana, aun con la oposición del PJ y el FIT.
Lo mismo les pasa a los intendentes con los Concejos Deliberantes. No es igual gobernar con un Concejo adverso a con uno amigable. Los adversos no dejan gobernar con comodidad o, peor aún, los consensos pueden salir caros.
Los legisladores nacionales y provinciales que se renuevan hoy son los que fueron electos en el comicio de 2013, cuando Julio Cobos encabezó la lista que sacó un 47% y sometió al peronista Frente para la Victoria a una paliza histórica en la que sólo sumó 27 puntos.
Son esos 20 puntos de diferencia los que necesitaría Cornejo para dormir mucho más tranquilo. Sería el pasaje a dos años cómodos en la Gobernación. Pero teniendo en cuenta el resultado de las PASO y los números de las encuestas, esa diferencia aparece lejana.
La de Mendoza ha sido una campaña fría que apenas ha mostrado un candidato disruptivo: el abogado José Luis Ramón, del Partido Intransigente. Ramón ha puesto en juego su expresividad al extremo e insistido con su experiencia en la ONG Protectora, para decir que en el Congreso levantará las banderas en defensa del bolsillo.
Habrá que ver cómo le va con su apuesta en las urnas.
Los que rompieron en 2013, el Frente de Izquierda y de los Trabajadores, hoy ya son parte del paisaje electoral. Tienen a favor las caras creíbles de sus dos cabezas de lista, Noelia Barbeito y Soledad Sosa, jóvenes y mujeres, que buscan representar a los jóvenes, a las mujeres y a los trabajadores en sus peleas cotidianas y en defensa de sus derechos en riesgo por ser los eslabones más frágiles de la cadena social.
El peronismo se aglutinó en el Frente Somos Mendoza. Allí conviven todas las vertientes del peronismo, desde el más ortodoxo hasta el kirchnerismo no peronista. Si seguimos mirando el espejo bonaerense, allí no hubo la misma confluencia.
Omar Félix es quien encabeza esa alquimia, con el objetivo de hacer una elección digna. Aún perdiendo es probable que gane algunas bancas más para el peronismo en la Legislatura y así poder condicionar los últimos dos años de Cornejo, un gobernador con buena imagen pero sin reelección. La diferencia de 7 puntos en la PASO le dio esperanza: de repetirse esos números el objetivo lo tiene a tiro.
Por último está Cambiemos/Cambia Mendoza, "la lista con la C de cambio" o de Cornejo. Su cabeza de lista es su también ministra de Salud Claudia Najul. Ella gusta decir que la candidata es la gestión de Cornejo y así fue encarada la campaña. Tanto es así que en la amplia mayoría de la gráfica de vía pública Najul aparece bajo la atenta mirada de Cornejo; a tal punto es así que el candidato parece el Gobernador.
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