Mendoza debe aprovechar la totalidad de sus recursos

A Mendoza ya no le alcanza con ser la Tierra del Sol y del Buen Vino, vale decir el centro vitivinícola argentino, ni con el desarrollo turístico por sus bellos paisajes. Frente a la crisis, necesita utilizar todas las palancas posibles del desarrollo.

Mendoza debe aprovechar la totalidad de sus recursos

Es cierto que nuestra provincia ha tenido un desarrollo importante en su vitivinicultura porque fue capaz, con un plan estratégico de desarrollo -continuado por los gobiernos de la más diversa extracción partidaria durante más de veinte años- de modernizar su industria tradicional con nuevas plantaciones para la exportación de calidad. También es verdad que desde hace más de una década el turismo se ha convertido en una verdadera opción para el crecimiento productivo de Mendoza, habiendo encontrado nichos específicos y construido una estructura en servicios bastante más que razonable. Sin embargo, hoy se verifica -y cada día se verificará más- que con la vitivinicultura y el turismo, una provincia tan compleja como Mendoza no podrá contar con los recursos suficientes para satisfacer los requerimientos crecientes de su población ni las necesidades imperiosas de su estrategia productiva.

Tres oasis que ocupan menos de 5% de la totalidad del territorio provincial no deben hacernos olvidar que también contamos con un inmenso desierto que no debe ser abandonado como tierra de nadie. Allí también se encuentran riquezas materiales que es imprescindible extraer para seguir adelante.

El debate minero se inscribe dentro de estos nuevos requerimientos. Es lícito discutir sobre las modalidades, las restricciones y los controles que debe tener una actividad como ésta, pero lo que no es posible es que la elección se circunscriba a minería sí o minería no. Lo único que se nos está permitido es establecer, con el mayor consenso posible, qué tipo de minería es sustentable en Mendoza y compatible con su también imprescindible desarrollo medioambiental, básico en un territorio donde el agua es escasa y sin la cual la agricultura no podría desarrollarse. Pero, como no ocurre en ninguna parte del mundo, no es posible ni conveniente enfrentar al medio ambiente y a este tipo de actividades extractivas como tener que elegir uno u otro. Los dos son vitales para nuestro desarrollo y depende de una dirigencia lúcida encontrar los puntos comunes, no contradictorios entre desarrollo minero y medioambiental.

El petróleo es otro recurso fundamental para nuestra economía, por eso debemos tener el mayor de los cuidados en su defensa frente al interés del gobierno central cuando éste, en alianza con algunos grandes intereses multinacionales, pretenda disminuir el protagonismo provincial en esta actividad, con lo cual a largo plazo contaremos cada vez menos para obtener de la actividad petrolera, basamentos para el desarrollo de las demás formas laborales e industriales de Mendoza.

Lo cierto es que frente a la crisis de las economías regionales que en apariencia vino para quedarse, más el crecimiento permanente de la población, nuestra provincia ya no podrá seguir adelante si se especializa en una sola actividad productiva, por más importante que ella sea. Mendoza requiere un desarrollo integral en el que a nuestra industria madre se le sume el petróleo, la minería, la agroindustria y los servicios. Tenemos el material humano y una importantísima cantidad de institutos de formación, incluyendo muchas universidades respetadas en el resto del país. Por lo tanto, de lo que se trata es de apostar a todas las actividades productivas porque ninguna por sí sola nos permitirá construir un futuro como el que nos merecemos.

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