Los tres proyectos de minería moderna en Mendoza son Sierra Pintada de uranio, en producción entre 1979 y 1995, hoy cerrada; el segundo es Potasio Río Colorado, que fue suspendido en la etapa de construcción, y San Jorge de cobre, un proyecto factibilizado sin aprobación legislativa.
En paralelo, la vigencia de la Ley 7.722 de 2007 implicó un desincentivo a la exploración metalífera (cobre, oro y plata) debido a las dificultades para avanzar hacia etapas de producción.
Es así que la actividad minera cada día es menor en Mendoza. De hecho, en marzo se dieron de baja 270 concesiones mineras de primera, segunda y tercera categoría. Prácticamente un 40% de todas las que estaban vigentes hasta ahora.
Esto se llevó a cabo luego de que la Subsecretaría de Energía y Minería pusiera bajo la lupa 650 habilitaciones para minas y canteras que hay en Mendoza. De allí surgió que muchas no estaban trabajándose, otras adeudaban el pago del canon, entre otros motivos.
A esto se suma que durante el 2016 se cerraron 20 canteras, de las cuales en cinco, la Provincia ha iniciado acciones penales por haber persistido en la actividad a pesar de la suspensión.
De este modo, es que hoy por diversos motivos, Mendoza se ubica dentro de las 40 regiones con peor atractivo de inversión minera. Situación que el Gobierno actual quiere modificar con la nueva mesa de dialogo. Contrario a esto, las tres provincias argentinas que se encuentran entre las primeras 40 regiones de atracción minera son Salta, San Juan y Catamarca.
Estos datos se desprenden del último informe presentado por el Concejo Empresario Mendocino (CEM) “Minería responsable para el crecimiento con equidad” que tuvo como objetivo presentar y desarrollar el futuro la minería metalífera dentro de los límites que marca la ley provincial 7.722.
El trabajo además, fue realizado en forma conjunta por el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec) y la Fundación Vida Silvestre.
La minería en Mendoza
En la última década la producción minera pasó de cero a representar cerca del 30% de la minería argentina. Esta gran expansión fue el resultado del crecimiento de la actividad metalífera en San Juan. En conjunto, Cuyo posee un gran potencial de explotación metalífera con los mayores yacimientos de cobre, oro y molibdeno de Argentina.
Teniendo en cuenta los principales yacimientos conocidos de nuestro país, la región posee el 56% de las reservas conocidas de cobre (31,5 Mtm), el 53% de las reservas de oro (1.672 tm), el 50% de las de molibdeno (1 tm) y el 9% de las de plata (5.150 tm).
En Mendoza, además de estos metales, se destaca la presencia de yacimientos de uranio, principalmente en la zona de San Rafael, con un reservorio estimado en cerca de 12 mil toneladas métricas.
La minería no metalífera también constituye una oportunidad. En Mendoza se encuentra una porción del yacimiento Río Colorado, perteneciente a la Cuenca Neuquino- Mendocina, que es un reservorio importante de potasio a nivel mundial.
Los niveles de producción minera de Mendoza son reducidos y en baja desde 2010. La producción minera en nuestra provincia representa el 0,5% del total argentino y el 0,2% del PBG provincial.
La evolución de la minería mendocina fue errática, pero con una tendencia positiva hasta 2010. En 2004, la provincia experimentó una suba repentina, ligada a un aumento de más de 11 veces en la producción de yeso. A partir de entonces, la producción siguió en ascenso (excepto 2007), hasta alcanzar un pico máximo en 2010, duplicándose en cuatro años.
En el bienio 2011-2012, la producción cayó a un nivel un 20% menor al de 2010, afectado por una merma en la producción de yeso.
Potencial minero
La Agencia de Promoción de Inversiones de Mendoza (2014) indica que la provincia posee yacimientos de minerales industriales como potasio, yeso, silicio, cuarzo, baritina, manganeso, bentonita, entre otros.
En cuanto a los metales, la Agencia señala que Mendoza cuenta con yacimientos conocidos de oro, cobre, uranio, plomo, plata y zinc, entre otros.
Fuentes privadas estiman que el potencial geológico de la provincia es elevado en el caso del cobre, debido a que la zona de exploración de Papagallos tiene similares características geológicas que la región de la Mina El Teniente en Chile, el yacimiento con explotación subterránea más grande del mundo.
Las mismas fuentes estiman que el valor bruto de la producción metalífera potencial para Mendoza podría alcanzar un máximo de U$S 349.234 millones, teniendo en cuenta los recursos conocidos.
Esta valuación del potencial minero mendocino incluye los descubrimientos preliminares de las minas de oro de Don Sixto y Santa Clara, los proyectos de cobre de Paramillos, Papagallos, San Jorge, Yalcuaraz, Cerro Amarillo, Cajón Grande, El Seguro, Elisa y Malargüe, entre otros, las minas de uranio de Agua Botada y Sierra Pintada y la extracción de concentrados de plomo, plata y zinc en Paramillos.
Los minerales no metalíferos dominan la minería de Mendoza. El yeso, en particular, explica más del 70% de la producción minera mendocina.
Le siguen en importancia, la arcilla (12%), el talco (8%) y la bentonita (5%)
Desarrollo económico
La experiencia reciente de algunas provincias mineras del país sugiere que la minería puede convertirse en un motor de crecimiento económico.
Por ejemplo, luego de crecer al 1% anual entre 1970 y 2004, el ingreso por habitante de San Juan -ajustado por inflación- creció un 5% por año entre 2005-2010, en paralelo con la puesta en marcha de las minas metalíferas de Veladero, Casposo y Gualcamayo. En contraste, en el mismo período, el producto per cápita de Mendoza creció al 2,5% anual.
Sin embargo, desde el estudio desarrollado por el CEM remarcan que la minería no es un boleto mágico al desarrollo. No obstante, los empresarios destacan que desde una perspectiva de largo plazo, Mendoza exhibe un débil desempeño económico y una matriz productiva que debe ampliarse.
Entre 1970 y 2010, el ingreso por habitante mendocino -ajustado por inflación- creció menos que el promedio del resto de las provincias de la región de Cuyo.
Asimismo, experimento caídas mayores a los promedios nacionales y provinciales durante los episodios de colapso de crecimiento de la Argentina. Como resultado, el ingreso per cápita mendocino es aún un 20% inferior a la media nacional.
Un principio de respuesta a la persistencia de estas brechas de desarrollo y al decepcionante desempeño económico en el largo plazo puede encontrarse en la pérdida de dinamismo de los motores tradicionales de crecimiento de Mendoza.
Entre 1998 y 2013, la producción de hidrocarburos de Mendoza cayó más de un 30%, en línea con el promedio nacional. La reciente reactivación del yacimiento de La Ventana no logró cambiar esta tendencia descendente.
La declinación de la producción hidrocarburífera mendocina responde a dos causas centrales: la madurez de la Cuenca Cuyana y la limitada actividad exploratoria. Como resultado, distintas estimaciones coinciden que Mendoza tendría reservas comprobables de petróleo y gas por 8,5 años y reservas posibles por 14,5 años.
Por lo tanto, “la actividad minera podría ser una de las actividades a futuro, y de las cuales debe comenzar a trabajarse de inmediato”, indicó Federico Ostropolsky, titular del CEM.
Además, como destaca el empresario, los motores tradicionales de la economía de Mendoza (producción de hidrocarburos, vitivinicultura y turismo), encuentran importantes limitantes al crecimiento debido a cuestiones intrínsecas al sector y al marco de políticas públicas nacionales y provinciales.
Por lo tanto, "el ritmo de creación de puestos de trabajo registrados muestra una desaceleración en los últimos años, con un mayor peso de sectores de menor productividad relativa. En este contexto, la minería podría convertirse en un motor de crecimiento”.
Como resultado de las limitaciones productivas locales y un contexto nacional e internacional más adverso, la capacidad de generación de empleos formales del sector privado de Mendoza experimentó una marcada desaceleración.
El ritmo de creación de empleos privados formales pasó del 8% anual en 2003-2007 al 2% en 2008-2013, por debajo del promedio nacional.
En los últimos veinte años, la producción minera experimentó un crecimiento significativo en la Argentina. Como resultado, la importancia relativa del sector minero como generador de divisas, y en menor medida, ingresos fiscales y empleos formales. En el país el sector minero pasó de emplear a 11.262 trabajadores en 1996 a 23.570 en 2013.
Este crecimiento fue explicado por el dinamismo de la minería metalífera, en particular entre 2003 y 2012. Según la presentación, San Juan, Buenos Aires y Santa Cruz concentran el 50% de los empleos registrados generados por minería, y Mendoza solo el 5%.
El informe indica en base a estimaciones que Mendoza podría crear entre un máximo de alrededor de 200 mil empleos formales y un mínimo de un poco más de 26 mil puestos de trabajo registrados, dependiendo de los supuestos utilizados sobre el potencial de creación de empleos directos e indirectos.
Lo cierto es que empresarios del sector, así como el Gobierno, buscan generar legitimación social y que la minería sea aceptada en la provincia como una actividad que pueda traer desarrollo -caminos, obras eléctricas, trabajo- a la economía mendocina y desterrar el temor por la falta de controles que existe en la sociedad.
Sobre la Ley 7.722
Actualmente, la Ley 7.722/07 prohíbe la minería metalífera en Mendoza. A los efectos de garantizar debidamente los recursos naturales con especial énfasis en la tutela del recurso hídrico, la medida prohíbe en el territorio de la provincia de Mendoza, el uso de sustancias químicas como cianuro, mercurio, ácido sulfúrico y otras sustancias tóxicas similares en los procesos mineros metalíferos de cateo, prospección, exploración, explotación y/o industrialización de minerales metalíferos obtenidos a través de cualquier método extractivo.
Un aspecto no menor de la Ley es que no sólo prohíbe el uso de determinadas sustancias en la actividad minera, sino que exige que las declaraciones de impacto ambiental (las DIA) sean aprobadas en la Legislatura provincial.
De este modo, introdujo una modificación no sólo en el proceso de aprobación de los proyectos sino también en la economía política y los espacios de tratamiento de los proyectos mineros.
Actualmente, los proyectos deben ser avalados por la Legislatura provincial, donde entran en juego otros intereses y criterios que exceden los aspectos técnicos. El Gobierno no tiene pensado modificarla.
A favor
En una muestra de 1.200 casos que realizó la consultora Reale Dalla Torre en 2014 indicó que las expectativas de los mendocinos se centran en la preocupación y el escepticismo respecto de las condiciones socioeconómicas de la provincia y del país.
Uno de los datos más relevantes relacionados con la actividad minera es que el grado de aprobación de la explotación minera, con la garantía de control ambiental, es del 63,30% de los encuestados, el 35,70% está en desacuerdo y el 1% no sabe del tema.
A la pregunta de la encuesta sobre si la minería puede aportar los recursos económicos que Mendoza necesita, la respuesta es que "sí" en un 65,14% y 33,94% que "no".
Así, según las conclusiones de los consultores que aparecían en 2014, indicaban que "el rechazo a la explotación minera se ha revertido en los últimos 3 años, porque en el 2011 tenía un nivel de desaprobación del 72%". Las razones, explica esta consultora, "parecen estar vinculadas a las necesidades económicas".
Proyectos suspendidos
Vale: No consigue socio. La minera brasileña propuso 18 meses para poner en marcha un proyecto y ahora pidió una prórroga de 9 meses más. El plan es un tercio del original y apunta a producir 1,3 millón de toneladas de sales con una inversión de U$S 1.500 millones.
Cabe recordar que inicialmente Potasio había sido pensado para producir 4 millones de toneladas de sales de potasio por año, con un presupuesto de U$S 6.300 millones, pero sólo ejecutó 30%.
San Jorge: La empresa, de capitales rusos es un yacimiento de cobre y un proyecto factibilizado como cantera por el Gobierno anterior. El objetivo de la compañía era extraer en Mendoza y luego llevarla hasta San Juan y realizar el proceso de lixiviación allí.
No obstante, para activarse necesita de la aprobación legislativa sobre la Declaración de Impacto Ambiental (DIA), el cual ya fue presentado en el anterior Gobierno. Ahora está en duda si tendrán que presentar la evaluación ambiental nuevamente.
Sierra Pintada: El Concejo Deliberante de General Alvear aprobó, en sesión especial, un pedido al gobernador Alfredo Cornejo y la Legislatura provincial para que adopten las medidas necesarias y determinen el cierre definitivo del Complejo Minero Fabril "Sierra Pintada" ubicado en el departamento de San Rafael.
Buenas prácticas ambientales para la actividad
-Política minera integrada: desarrollar un único instrumento público que explicite la política minera de la jurisdicción. Los objetivos que deben regirla son: (a) la transformación del capital minero en capital natural, económico, físico y social de igual o mayor valor, (b) la minimización de impactos ambientales y sociales negativos de la minería e internalización de los costos en las funciones de producción, (c) la transparencia e intercambio de información, (d) la valoración desde una perspectiva intergeneracional e intersectorial, (e) el manejo de los conflictos de intereses de los múltiples actores sociales, y (f) planes de contingencia asociados a fluctuaciones de mercado.
-Ordenamiento territorial y zonas de exclusión: delinear un plan de ordenamiento del territorio es un ejercicio necesario para el debate entre minería y ambiente. La elección de los criterios para identificar las zonas de exclusión para la actividad minera basadas en un mapa de sensibilidad es objeto de debate a nivel internacional.
Un punto de partida son las leyes preexistentes que definen áreas vulnerables (en Argentina: bosques nativos, glaciares y áreas protegidas, entre otros) y la consideración de los recursos hídricos disponibles.
-Generación de información para la toma de decisiones: cuatro instrumentos clave: (1) la evaluación ambiental estratégica, que evalúa los impactos sistémicos de los proyectos mineros en un rango de variables ambientales que trascienden los proyectos puntuales, en función de los objetivos de política propuestos; (2) las evaluaciones integradas de ecosistemas, que evalúan el estado y las tendencias de los servicios ecosistémicos de un espacio físico de interés; (3) estudio de la línea de base y generación de mapas de sensibilidad y, (4) panel de indicadores de desempeño, que define una serie de indicadores de monitoreo que deben ser fácilmente medibles e identificables, permitir la toma de decisiones y la acción preventiva y que pueden monitorear procesos a distintas escalas (industria, eco-región, jurisdicción, proyectos).
-Control y regulación minera: esto implica: (a) establecer obligaciones ambientales respetando la jerarquía de mitigación (evitar, minimizar, restaurar y rehabilitar, y compensar los daños inevitables); (b) permitir compensaciones de biodiversidad ante impactos inevitables, que significa realizar acciones positivas medibles para compensar el cambio en el ambiente o para llevarlo a un mejor estado buscando garantizar una pérdida neta nulaµ de biodiversidad; y (c) asegurar la implementación de mejores prácticas y tecnologías disponibles.
El catálogo de buenas prácticas es amplio y creciente y el ICMM es un buen punto de referencia. Manejo de rentas con criterios de sustentabilidad: (1) establecer fondos soberanos ambientales como mecanismos de distribución intergeneracional, que pueden ser administrados por organizaciones privadas autárquicas con capital surgido de donaciones; (2) distribuir ingresos mineros con criterios de sustentabilidad, asociados al desempeño ambiental de las localidades.
Los múltiples usos de los minerales
En la casa: El hormigón es la combinación de piedra caliza, arcilla, yeso, sílice y canto rodado; mientras el acero surge de la combinación del hierro y el carbón. Los ladrillos y las tejas, así como la mezcla que permite unirlos, resultan del uso de arcillas, cemento, cal y arena.
Las chapas galvanizadas que sirven como aislantes provienen del hierro y zinc, combinados con materiales como el aluminio, el cobre u otros menos comunes, como sílice y boratos.
La pintura (caliza y baritina), los cerámicos (boratos, arcilla y feldespato) y otros elementos como mesadas y lajas resultan de la combinación de distintos minerales. Finalmente, los vidrios se obtienen tras un proceso de transformación que involucra sílice, cuarzo, boratos y carbonato de sodio.
En la computadora: Los monitores surgen de la combinación de silicio, plomo, estroncio, fósforo, indio y bario. El gabinete se construye a partir de carbonato de calcio, arcillas, mica, talco y azufre.
Un chip se forma de silicio y galio. Los circuitos y cables para transportar la información se basan en más de 17 minerales diferentes (oro, aluminio, litio, cromo, plata, níquel, galio, plomo, zinc, cobre, acero, tungsteno, titanio, cobalto, germanio, estaño, tantalio, entre otros).
En el auto: En el caso de un automóvil, los minerales utilizados definen su resistencia, su flexibilidad y la eficiencia energética en el uso.
En un automóvil típico, la carrocería se compone de más de 185 kg de distintos tipos de acero (alta y media resistencia, inoxidable, entre otros), más de 163 kg de hierro y 100 kg de aluminio además de 14 kg de mineral en polvo.
En el interior y en el motor, además de los mencionados, también coexisten minerales tan variados como el magnesio (alrededor de 3 kg), piezas de zinc (6 kg), vidrio (42 kg aprox.), cobre y latón (21 kg), entre otros.
En el celular: A pesar de su pequeño tamaño, los celulares contienen más de 40 componentes. Aproximadamente, un 50% de los componentes son plásticos, seguidos por un 25% de metales, 15% de minerales no metálicos, y alrededor de un 10% de carbón, materiales ignífugos y otros materiales.
Entre los productos de extracción minera, el más importante es el cobre (15% del total), seguido por vidrios y cerámicos (15%), el cobalto o litio de las baterías (4%), y otros componentes (ej. carbón, distintos metales ferrosos, níquel, estaño, zinc, plata, paladio y oro) (USG, 2006).
En la agricultura: Los minerales cumplen un papel esencial en la actividad agrícola a través del uso de fertilizantes. El potasio y el fósforo soluble son dos de los tres nutrientes principales de las plantas (el otro es el nitrógeno).
Además de usar grandes cantidades de estos nutrientes, la agricultura moderna también emplea boratos, calcio, cobre, hierro, magnesio, manganeso, molibdeno, y zinc, entre otros productos, para asegurar la salud y maduración de las plantas.
Metalurgia: Los minerales son insumos esenciales para la metalurgia. Por ejemplo, la transformación del mineral de hierro en hierro primario genera el insumo básico para el acero, y a través de este producto, de la producción industrial.
De la misma manera, el cromo, el níquel, el manganeso, fósforo, azufre, molibdeno, entre otros componentes, permiten elaborar las aleaciones requeridas para la fabricación de aceros inoxidables. Asimismo, la bauxita es el insumo esencial del aluminio.
Generación eléctrica: Los minerales juegan un papel vital en la generación, transporte y almacenamiento de energía eléctrica. Los cables de cobre permiten transportar la energía a regiones remotas y el zinc protege la infraestructura necesaria para sostener los cables.
El plomo y níquel son el insumo esencial de las baterías, y el litio tiene un uso creciente también en la industria de armamentos, eléctrica y aeroespacial.
Farmacia y medicina: Los minerales industriales son utilizados como excipientes y sustancias activas. Entre estas últimas, se destaca el uso de bismuto, bromo, diatomita y litio. La baritina, el cesio y el plomo son insumos necesarios como contraste y protección de radiaciones por rayos X.
El galio, el oro, la plata, los diamantes y otros minerales son utilizados para la construcción de instrumentos médicos por sus propiedades antisépticas y cortantes.