Torrico, Prósperi, Bordicio, Mosquera y Duarte; Arce, Martina, Torresi y Villar; Pérez y Giménez. Once apellidos ilustres, eternos, mitológicos. Héroes. Pioneros de una hazaña que tienen reservada uno de los capítulos más gloriosos no sólo de la historia del Club Deportivo Godoy Cruz Antonio Tomba, sino también del fútbol mendocino.
Ocurrió hace 14 años. La gélida noche del sábado 20 de mayo de 2006, toda una provincia futbolera -ávida de disfrutar del fútbol grande en vivo y en directo- confiaba en que el Tomba del "Chocho" Llop subiera el último peldaño de la escalera al cielo, a la gloria eterna de pertenecer a la elite y verse la cara con los más grandes.
"En Primera, todos los mendocinos tenemos la misma camiseta", rezaba el eslogan de una publicidad de una conocida cadena de supermercados que apareció en las páginas de Los Andes el famoso Día D.
Alrededor de las 23 horas, un Malvinas Argentinas tenso, ansioso y rebosante (había 35 mil almas en las tribunas), mutaba en una fiesta interminable cuando el "Tanque" Giménez le daba un pase a la red con el arco vacío y decretaba el Godoy Cruz 3 - Nueva Chicago 1. Mendoza era de Primera. Los fuegos artificiales iluminaban el cielo y el incipiente camino del postergado sueño mendocino.
Pero la historia no fue sencilla ni mucho menos. Antes hubo 120 minutos de esperanza, incertidumbre, nerviosismo, adrenalina y, finalmente, éxtasis a más no poder. Con el logro del primer (y hasta ahora único) título por parte de un equipo de estos lares en un torneo de AFA, Mendoza fue un puño apretado gritando por Godoy Cruz campeón de la temporada 2005/2006. Fueron dos batallas apoteóticas ante un rival dignísimo que días más tarde también subiría a la elite de nuestro fútbol.
Tras una dura pretemporada, el camino de los sueños comenzaba el sábado 6 de agosto de 2005 con un guiño cómplice del destino. Más Deportes titulaba en su tapa: "Prosperidad Tombina", en alusión a la victoria ante Belgrano por 1 a 0 con gol de Gonzalo Prósperi, uno de los refuerzos.
Eso sí, no todo fue color de rosa. El camino inaugural de la campaña se había presentado sinuoso. Después de la victoria ante el Pirata, el Tomba igualó con Tigre, perdió el clásico cuyano ante San Martín de San Juan y cayó ante la CAI en Comodoro Rivadavia. La continuidad de "Chocho" Llop comenzaba a estar en jaque. Y la tarde del 3 de setiembre de 2005 cuando el mismísimo Torito de Mataderos le ganaba 2-1 y desde la popular sur comenzaron a bajar silbidos, insultos y cánticos pidiendo que los jugadores pongan más, en el minuto 49 el "Tanque" Giménez metió la cabeza y le dio el empate al Expreso, algo que cambió el ánimo de los hinchas e hizo un click en el equipo.
A la fecha siguiente, el Tomba goleó 3-0 a San Martín en el derby mendocino e hilvanó una serie de 7 triunfos al hilo. La serie se completó con las victorias ante Chacarita, Aldosivi, Huracán, Atlético Rafaela, Talleres de Córdoba y El Porvenir. Luego empató 0-0 ante el siempre difícil Defensa y Justicia y 2-2 ante el Globo tresarroyense. La goleada 4-1 frente a Ferro estiró la racha invicta a 12 partidos. El gol del eterno "Cachorro" Abaurre para el 1-0 ante Juventud Antoniana venía con aires premonitorios de final feliz. Sin embargo, la derrota ante Almagro en José Ingenieros pegó fuerte y, luego del festejadísimo 3-1 ante Unión de Santa Fe hubo que esperar. A la última fecha de ese Apertura, el Tomba llegó puntero y dependiendo de sí mismo. Y el gol de Mauro Poy ante Ben Hur lo dejó en las puertas de la gloria máxima. Reguló en el Clausura, es cierto. Pero se preparó para la finalísima y se convirtió en el viejo y glorioso Expreso de Primera.
Pasarán los años y la leyenda se agigantará cada vez más. No quedará mendocino alguno que no afirme haber sido testigo presencial de la gesta inolvidable de esa fría noche sábado por la noche del 20 de mayo de 2006. Transcurrirán lustros, décadas, pero el recuerdo continuará perenne. El abuelo le explicará al nieto que Sebastián Torrico fue santificado mucho antes de su célebre atajada a Allione (su primer título en San Lorenzo) por sus inmortales mano a mano ante Federico Higuaín y César Carranza que sostuvieron de pie la esperanza de todo un pueblo; que Enzo Pérez adelantó su sueño de jugar en Primera y ganarle a Boca previo a convertirse en ídolo de la Banda; que el "Pipa" Villar saltó los carteles y se abrazó con toda la popular en el primer grito desaforado y que el "Tanque" Giménez se vistió de semidiós perpetuo de la mitología tombina y le rindió homenaje a su homónimo ícono del estadio Feliciano Gambarte.
Sebastián Torrico: “Aquellas atajadas son imborrables”
Si hubo otra figura determinante -además de la de Daniel Giménez- en la proeza tombina de aquella noche ese es Sebastián Alberto Torrico. A 14 años de aquella noche inolvidable, el Cóndor rememoró las jugadas clave que lo tuvieron como protagonista para sostener el 1-1 que llevó la definición a tiempo suplementario. "Aquellas atajadas son imborrables, más que nada porque era la primera vez que un equipo de Mendoza ascendía a Primera. Fue algo histórico para Godoy Cruz, para la provincia y para cada uno de los jugadores también fue muy importante porque el ascenso era un sueño que perseguíamos todos", se emociona el hoy arquero e ídolo de San Lorenzo de Almagro.
El nacido en el departamento de Luján no duda en indicar que aquel equipo conducido por Juan Manuel Llop se afianzó mucho en lo futbolístico y en lo grupal durante el primer semestre, cuando selló el título del Apertura con el triunfo ante Ben Hur en Rafaela. "Ahí nos dimos cuenta que habíamos logrado algo muy importante. Después el segundo semestre fue algo más irregular, pero en el mano a mano con Chicago nos teníamos mucha confianza", expresa el "1".
Consultado sobre si son conscientes de que pusieron la piedra fundamental en la historia del fútbol mendocino, Torrico no duda: "El día a día quizá no te deja pensar la magnitud de lo que se logró, pero con el correr del tiempo te vas dando cuenta lo que significó ese logro deportivo".
-¿Qué es lo que recordás de las finales?
-Lo que más recuerdo de las finales es que la ida fue un partido muy tenso, de ida y vuelta. Veníamos de muchos partidos sin ganar, pudimos sacar una ventaja. Después tuvimos para ampliarla y no pudimos y Chicago nos empató con dos jugadores menos (NdR: fueron expulsados Nico Sánchez y Leonardo Sigali, dos que luego vistieron los colores bodegueros). Eso nos pegó anímicamente, pero sabíamos que de visitante habíamos sacado un buen resultado, teníamos todo para definirlo de local. Recuerdo que de local el estadio estaba repleto, teníamos mucha ansiedad de disputar esa final y de lograr el objetivo. Creo que la final fue un partido tremendo que llegó al alargue, pensé que íbamos a los penales, pudimos sacar la ventaja y fuimos efectivos.
-¿Siguen en contacto los integrantes de aquel grupo?
-Sabemos que cada uno tiene su día a día, pero seguimos en contacto con los muchachos. Esas cosas en el fútbol no se olvidan más y poder estar recordando esto es lo más lindo porque te traen lo mejores recuerdos de aquel grupo, de ese equipo y esos momentos.
-¿Por qué creés que el club todavía no les hizo un homenaje?
-No lo he pensado. Quizá el club ha tomado otro camino, ha priorizado otras cosas y la verdad que le ha ido muy bien. Igual siempre me sentí reconocido por toda la gente de Godoy Cruz y hasta el día de hoy sigo sintiendo el afecto de la misma manera. Cada vez que me toca enfrentarlo, los jugadores y ex compañeros también me lo hacen sentir. Fueron muchos años en el Tomba y tengo los mejores recuerdos.