Maxi Salgado - Editor de Más Deportes msalgado@losandes.com.ar
¿Qué pasa Mendoza?, porque de la locura y de la alegría que vivíamos el año pasado, cuando los equipos de nuestra provincia animaban el fútbol nacional, hemos pasado a la decepción,
Parece muy lejano ese tiempo de la alegría. Esa historia en la que el Tomba nos había acostumbrado a clasificarse a las copas internacionales, a pelear arriba en el certamen de Primera y a ser un “bastión infranqueable” para los equipos grandes. Hoy, con Gabriel Heinze dando examen en todos los partidos, para finalmente terminar despedido como técnico del plantel bodeguero.
Algunos ya dan a Jorge Almirón como el nuevo entrenador teniendo en cuenta que es el preferido del presidente. Una segunda oportunidad, sólo conquistada por el “Turco” Asad hace un par de campañas atrás.
El Tomba viene de perder en Bahía Blanca con un accionar que volvió a dejar a sus hinchas con gusto a poco y hasta se despidió de la posibilidad de buscar un lugar en la Copa Sudamericana del año próximo, para la que habrá una liguilla.
Heinze se fue diciendo que el equipo tenía un funcionamiento que mejoraba fecha a fecha, pero la verdad que sólo él advertía esa situación. Por ahora, el Tomba está sin ideas, sin recursos para sobreponerse a la desventaja. Cuando el rival se adelanta en el marcador es casi un partido liquidado.
Todos decían que trabajaba muy bien, pero la verdad es que como los entrenamientos eran a puertas cerradas, nadie pudo confirmar que eso era como se decía.
Independiente Rivadavia, por su parte, está más preocupado en las luchas intestinas que en ver qué pasa en lo futbolístico. Ya que en la general se muestra dubitativo entre seguir sumando triunfos y acercarse a los punteros o acampar en los placeres de la media tabla, al resguardo -por ahora- de los peligros del descenso.
Esta semana la “Lepra” fue noticia por la pelea dirigencial por saber quién es el responsable de la acuciante situación financiera de la entidad del Parque. Las denuncias cruzadas entre la dirigencia anterior y la actual se llevaron la tapa de los diarios. En medio de esa tormenta inesperada, el equipo volvió a perder y hasta el técnico Pablo Quinteros se acordó de los hombres lesionados. Sorprendente.
Por último, Gimnasia, solo como para mostrar -cual un diminuto botón- este particular universo de nuestro fútbol, con la calculadora en mano buscando resguardarse en la categoría cada vez que sufre un gol. Deseando conservar un traje, al borde del precipicio del descenso, al que por el momento luce como prestado. Es el único que peleará por algo de acá a fin de año.
El Lobo está lejos de aquel equipo que logró, para admiración de sus hinchas y para la estadística, los dos ascensos en una temporada; aquel que recuperó el deseado duelo del Parque y que con su presencia obligó a la AFA a reconocer el choque con la “Lepra” como el gran clásico de la Primera B Nacional.
¿Qué pasa Mendoza?, porque de la locura y la alegría que vivíamos hace un año hemos pasado a la decepción... Los próximos noventa minutos serán vitales.