El Plan Jefas y Jefes de Hogar, el Seguro de Capacitación y Empleo, el Plan de Empleo Comunitario, el Plan Familia y el Argentina Trabaja, son sólo algunos de los programas de ayuda social que seguramente muchos recuerden por haber sido implementados durante los 10 años de gestión del matrimonio Kirchner.
Pero, si dudas, el más resonante fue y sigue siendo la Asignación Universal por Hijo (AUH) que, sobre la base de distintos proyectos que había presentado la oposición en el Congreso, comenzó a distribuirse en diciembre de 2009 entre los hijos de las personas desocupadas que trabajan en el mercado informal o que ganan menos del salario mínimo, vital y móvil.
Según datos de la Administración Nacional de Seguridad Social (Anses) aportados a Los Andes, en mayo de 2010 la AUH alcanzaba a 135.658 niños mendocinos de entre 0 y 18 años, los que en ese entonces recibían 144 pesos. Hoy la cobertura ha aumentado un 14% llegando a 155.000 chicos, cuyos padres pasarán a cobrar, a partir de junio, $ 460.
Héctor Rasso, titular de Anses en Mendoza, destacó el avance que se logró a través de esta política social, que se diferencia de los llamados planes. "Es un derecho igual para todos. Antes de que existiera, la gente dependía de una decisión administrativa o de que alguien que tuviera la voluntad de incorporarlo a algún listado", explicó.
Asimismo defendió las mejoras en salud y educación del programa ya que las personas cobran mensualmente un 80% del beneficio y solamente perciben el 20% acumulado de todos los meses si presentan las libretas de escolaridad y salud de cada niño.
"La asignación marcó un punto de inflexión", remarcó Rasso quien desmintió denuncias que decían que para mantener este subsidio, mucha gente se negaba a trabajar o estar en blanco, tal como se notó fuertemente en las cosechas de 2010 y 2011.
"Los que están en blanco y cobran menos de $ 8.400 también reciben la Asignación y además tienen otros beneficios como la ayuda escolar anual, el nacimiento, matrimonio, entre otros", detalló el titular de Anses. De hecho según los números que aportó, más de 161.000 hijos de trabajadores en blanco cuentan con asignaciones familiares.
A esta política hay que sumarle en 2011 la asignación por embarazo que entrega el mismo monto de la AUH a las embarazadas sin cobertura de salud desde la semana 12 de gestación hasta el momento de finalización del mismo.
Asignación y pobreza
A pesar de la importante cobertura, según especialistas, no se ha logrado reducir en forma significativa la incidencia de la pobreza, ni en el país, ni en la provincia.
De acuerdo a los últimos datos de la Dirección de Estadísticas e Investigaciones Económicas (DEIE) de Mendoza -que replica los resultados del Encuesta Permanente de Hogares del Indec- correspondiente al primer semestre de 2012, en el Gran Mendoza hay 19.203 personas bajo la línea de pobreza, lo que representa el 2,1% de la población y 1,6% es indigente.
Comparado con los niveles del 50% de pobreza a los que llegó el país en 2003, pintan un panorama alentador. Sin embargo estas cifras fueron desmentidas por diferentes organizaciones. Desde las mismas explicaron que el Indec obtiene estos números teniendo en cuenta precios de la Canasta Básica de Alimentos (que designa "indigencia") y de la Canasta Básica Total (que incluye servicios básicos y designa "pobreza") totalmente desactualizados y con valores irreales.
Karina Ferraris, miembro del Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana, organización que releva el Índice Barrial de precios, calcula que la pobreza ronda el 25%, con lo que concuerdan los datos aportados por Alejandro Verón, coordinador de Barrios de Pie.
Las cifras que releva la Fundación Ideal, que utilizan las mismas bases de datos que el Indec, pero con una Canasta Básica no oficial, son similares y revelan que 20,4% de la población del Gran Mendoza es pobre y que el 4,3% es indigente.
Rodrigo González, economista de la Fundación Ideal, resaltó este último número: "Lo que se puede notar es que la AUH tiene un impacto importante sobre todo en los niveles de indigencia, es decir que las personas alcanzan a cubrir las necesidades alimentarias pero no los servicios adicionales".
Desde las organizaciones
Para ir más allá de los números y medir el impacto de la AUH, se consultó a distintas organizaciones sociales que trabajan con los sectores más vulnerables, las que mostraron diversas miradas.
"Para nosotros la asignación logró un cambio muy profundo porque llega a todos y evita el clientelismo", expuso Manuel González, de la Asociación Tierra de Niños, entidad que presta ayuda y contención a las familias más desprotegidas de Las Heras.
Para él esta política evita discriminación ya que se trata de un recurso digno y genuino. "Si bien somos críticos con el gobierno y hay muchas cosas por mejorar, con esto hemos notado un vuelco y, sobre todo, se está viendo una movilidad social que, aunque lenta, mejora las condiciones de vida de los chicos", manifestó quien actualmente está enfocado en la inclusión laboral de los jóvenes.
Vilma Jilek, de la Fundación Accionar, entidad que cuenta con hogares de contención para los niños y adolescentes menores de edad que han cometido delitos, también reconoce los beneficios de la AUH pero, según su visión, deberían extenderse más los programas que fomenten el trabajo.
"La AUH es necesaria y la gente puede solucionar inconvenientes inmediatos, pero yo creo que habría que apostar a programas sociales sustentables e integrales para que las personas se sientan dignas", opinó la mujer quien cuestionó los controles de esta política.
La postura más crítica fue la de Alejandro Verón, de la organización nacional Barrios de Pie.
"Si bien es importante, al ser un decreto y no una ley, aprovechan para atemorizar a la gente diciéndoles que si cambia el gobierno la AUH dejaría de existir. Por algo no lo quieren tratar en el Congreso", denunció.
El hombre también ve con malos ojos que los montos de la Asignación venga de la Anses: "Están utilizando la planta de los jubilados", destacó.
