El pasado 11 de enero, en el paraje cordillerano de Cristo Redentor, personal de Gendarmería detuvo a un ingeniero oriundo de la República Checa que contaba con un pedido de captura internacional solicitado por la Interpol: el ciudadano checo Jirin Toman, de 64 años de edad, está acusado de evadir más de 40 millones de dólares en su país. Quedó aprehendido de inmediato.
Toman viajaba en un colectivo de larga distancia que había tomado en la terminal de Mendoza con intenciones de llegar a Santiago de Chile y viajaba en soledad. "A los pesquisas siempre les llama la atención este tipo de ciudadanos de países extraños que viajan solos; por eso se puso especial interés en su caso", indicó una fuente del caso.
Una vez detenido y puesto a disposición del juez federal Walter Bento, Tomas fue enviado a las celdas de la U-32, donde desde aquel día pasa sus días en calidad de preso.
"Es un detenido extraño ya que no habla una palabra de español y muy poco de inglés; pero no genera problemas con los otros presos, es muy gentil y cuando se lo indagó con la presencia de su abogado defensor oficial, dejó en claro que sabía que era un prófugo y que sabía también el delito que se le endilga", soltó la misma fuente de la Justicia Federal.
En el pedido de captura que figura en la Interpol, a Toman lo colocan como "fugitivo buscado con miras a su procesamiento". Su pasaporte, emitido el 12 de marzo de 2010 en su país, fue el mismo que utilizó desde que salió de República Checa donde, de acuerdo con la acusación, llevó adelante sus fraudes contra el Estado.
¿De qué se lo acusa?
En la solicitud de extradición pedida desde su país se lee que el ingeniero Jirin Toman era representante de la empresa World Service SA y que presentó, por un lapso de siete meses (entre enero y julio de 2008), declaraciones impositivas falsas ante el fisco de República Checa por un total de 645.696.249 coronas checas, lo que hace un total de más de 40 millones de dólares (40.356.000 millones para ser exactos).
Para la justicia checa, el ingeniero Toman está acusado del delito de "evasión impositiva", que está regulado en el artículo 240 del Código Penal de aquel país y que contempla una pena máxima de diez años de prisión.
La orden de captura en su contra se firmó el 18 de junio de 2012 pero cuando lo fueron a buscar, en su país, el ingeniero ya no estaba. A partir de tareas de inteligencia hechas por la policía judicial checa, se sabía que Toman se podría encontrar en algún país de Centro o Suramérica. Para sus compatriotas, Toman, debido a la naturaleza de sus delitos, "es un buscado de especial interés para República Checa".
Fumando espero
Recluido en uno de los calabozos del centro de detención federal llamado "U 32", el checo Toman es todo un personaje. Los empleados del Juzgado Federal 3 dicen que por más que no se hace entender demasiado, "es un hombre muy simpático cuya semejanza física con Saddam Hussein le otorga un aire de hombre importante".
Su caso ya está en manos de Cancillería para hacer todo lo referente a su extradición. De todos modos, el checo ya dejó en claro que quiere ser extraditado a su país, donde tiene a su abogado, y que no se va a aferrar a chicanas jurídicas para impedir su extradición.
Por lo poco que se le entiende, ha dicho que sabe todo: de qué se lo acusa y que era un prófugo.
La última vez que fue llevado a prestar declaración pidió que les trajeran los diarios checos que tenía en su bolso cuando fue detenido, "porque me aburro y quiero leer algo en mi idioma", y también que le devolvieran sus pesos argentinos que le quitaron cuando lo detuvieron para "poder comprar cigarrillos y fumar los cuatro que fumo por día".