Mendoza es la sexta provincia con menor mortalidad infantil (antes del año de vida) y continúa la tendencia en disminución que ya se aprecia desde hace varios años, incluso antes de la gestión actual.
Entre 2016 y 2018 bajó 1,1 por mil nacidos vivos y se posicionó en 7,7 por mil en el promedio de ese trienio, según informó ayer el ministerio de Salud local.
Entre 2010 y 2012 había sido de 10,1 mientras que entre 2013 y 2015 bajó a 8,8; lo que consolida la curva hacia abajo.
La provincia quedó por encima de la media nacional que es de 9,5 por mil pero en peor posición que Neuquén, Río Negro, Chubut, Tierra del Fuego y CABA que tiene la menor tasa de mortalidad de Argentina, según datos de la Dirección de Estadística e Información de Salud de Nación. El ministerio nacional toma para Mendoza una tasa de 8 por mil para el último trienio ya que a fin de año se realizan ajustes sobre niños provenientes de una provincia que nacieron y fallecieron en otra.
Si se toma sólo 2018, el indicador es de 8 por mil, de 30.086 nacidos vivos fallecieron 242 menores de un año.
Se habla de haber llegado a un núcleo duro, difícil de romper y que según detalló ayer la directora de Maternidad e Infancia, Mónica Rinaldi, requiere generar estrategias para continuar con la reducción.
Por otra parte, la ministra de Salud de la provincia, Elizabeth Crescitelli, se mostró conforme y orgullosa por los logros. Subrayó que se trata de la consolidación de resultados que exceden la gestión y que demuestran que se trata de una política de Estado sostenida a lo largo de los años.
Carlos Cardello, ex director de Maternidad e Infancia quien fue consultado por Los Andes. El ex funcionario del gobierno anterior expresó que hay variaciones esperables pero coincidió en que si la baja es sostenida es atribuible a que la política se ha sostenido y que se ha avanzado en buenas prestaciones.
Muerte materna
Este indicador también refleja mejoras los últimos años. Entre 2015 y 2017 marcó 2,6 cada 10 mil nacimientos. Esto posicionó a Mendoza novena entre las 10 provincias con mejores indicadores y también por encima de la media nacional que es de 3,4 por cada 10 mil.
De esas muertes maternas 57% ocurrieron en efectores públicos mientras que 33% fueron en establecimientos privados. Más de la mitad (55%) fueron por causas indirectas como enfermedades oncohematológicas, autoinmunes o epilepsia. En tanto, entre las causas directas se cuentan principalmente hemorragia, aborto y presión elevada (eclampsia o preeclampsia severa). En 2018 hubo 9 muertes maternas y la tasa de mortalidad fue de 2,99 por cada 10 mil nacidos vivos.
Uno de los factores fundamentales para evitar las muertes, tanto maternas como del bebé, es llegar cuanto antes a los controles durante el embarazo. Se aspira a que suceda antes de la semana 13 de gestación, sin embargo, en Mendoza prácticamente la mitad de las mujeres gestantes lo hace después según los registros del sistema público y es una de las provincias con peores condiciones en este sentido.
Más malformaciones
En cuanto a las causas del fallecimiento de los niños antes del año 75% fueron muertes neonatales, es decir dentro del mes de nacimiento. Estas se atribuyen a deficientes controles durante el embarazo, atención del parto y en neonatología y malformaciones. Justamente estas últimas expresaron un incremento entre 2017 y 2018 entre las causas del deceso.
El 25% que de los fallecimientos de niños que ocurren con posterioridad al mes y hasta el año de vida se atribuyen a condiciones socioeconómicas, culturales y ambientales. Por ello, la ministra llamó a los equipos que intervienen en estas instancias a poner particular empeño en revertir esto que puede modificarse más fácilmente que el resto.
En tanto, la doctora Rinaldi dijo que en malformaciones es en lo que menos se puede intervenir.
Categorización
Lo que destacaron ayer las autoridades es la categorización de las maternidades como pilar esencial para la regionalización del servicio de salud, estas dos como patas fundamentales de las mejoras logradas.
Se trata de determinar el grado de complejidad de cada una en función de sus recursos y el servicio que pueden prestar, en lo que se ha puesto el foco estos últimos años. Ya está terminado en el sector público y se espera concluir pronto en el ámbito privado.
La intención es que cada niño por nacer pueda ser atendido en un servicio con la complejidad adecuada para su caso, ni más alta de la necesaria para eficientizar recursos ni más baja y que resultase insuficiente.
Los últimos años se redujo la proporción de niños de bajo peso que nacieron en una maternidad de complejidad menor a la que necesitaban. Según datos del trabajo presentado ayer por la dirección de Maternidad e Infancia, pasó de 28,3% en 2015 a 18,9% en 2017.
En ese aspecto hizo hincapié Rinaldi: “Se ha demostrado que la regionalización perinatal reduce la mortalidad materna y la infantil y todo niño tiene derecho a nacer en el nivel de complejidad que necesite”.
Públicas vs privadas
Otro dato que se desprendió de lo presentado ayer por funcionarias del ministerio de Salud local es que los resultados son mejores en las maternidades públicas que en las privadas.
La sobrevida de prematuros de menos de 1.500 gramos es mayor en las primeras: 68,9% en las públicas y 62,8% en las privadas.
Mónica Rinaldi, directora de Maternidad e Infancia, dijo que estos fallecimientos ocurren generalmente por una serie de carencias que presentan algunos servicios como falta de recurso humano disponible todo el tiempo en algunas especialidades. Por otra parte, dijo que en los buenos resultados influyen la cantidad de recién nacidos atendidos (mientras más, mejor) y el fortalecimiento del trabajo de terapia intensiva. "Los efectores chicos tienen además peores resultados", agregó en su exposición.
Aclaró que los niños bajo peso, que nacen por debajo de los 1,500 gramos, son los que deben ir a un centro de asistencia de mayor complejidad.