Una ciudad únicamente habitada por jóvenes: así aparece por momentos las calles y playas de Reñaca, en Chile. Aunque muchas familias y adultos eligen ese punto del Pacífico para sus vacaciones, hay sectores copados casi completamente por chicos entre 15 y 25 años en su mayoría de Mendoza, pero también de Córdoba y Buenos Aires. Se mueven en grupo, organizan juntadas y disfrutan del descanso lejos de sus padres.
Frente al mar se puede diferenciar claramente donde se encuentran: los paradores cuatro y cinco. Hasta allí llegan con mates, sombrillas, heladeritas y un elemento que ya se volvió infaltable: el parlante. Mientras más grande mejor, parece ser la consigna. Durante el día el volumen es bajo, pero mientras va cayendo la tarde se va incrementando hasta parecer una especie de "guerra" para imponer su propio estilo de música.
"Somos 8 amigos de Mendoza y vinimos con Jimmy", contó Josué Varela (22) refiriéndose al parlante con carrito que los acompaña. "A las 16 empezamos a poner la música más tranqui, pero tipo 18 la vamos subiendo", aseguró. Para sintonizar ellos eligen "cachengue", la música que invita a la fiesta. "Si bien parece una guerra de parlantes, podríamos unirnos para hacer una gran fiesta en la playa, pero para eso necesitamos cables que permitan que todos toquen la misma canción", explicó junto a su amigo Leandro Brudesán (22).
A unos metros Romina (23) e Ignacio (24), de Córdoba, estaban con un parlante mucho más grande y sin rueditas. "Lo compramos acá apenas llegamos porque nos pareció barato, unos $4.500 argentinos", relataron y contaron que a pesar del peso lo llevan a la playa todos los días para ponerle "onda".
Agustín Rivas (18), también cordobés, lleva varias tardes trayendo su parlante con cuarteto a la playa pero ya ha recibido regaños por el alto volumen: "Vino la Policía Marítima y nos pidieron que bajáramos".
El guardavidas del sector cinco, Esteban Valenzuela, cuenta que no se permite poner música fuerte, uno de los aspectos que caracteriza a los grupos de argentinos. "Es la autoridad marítima la que controla eso", remarcó.
Música al sol
A las cinco de la tarde, momento que para muchos es ideal para seguir descansando en la arena, se enciende la música en los "after beach" de Reñaca. Son boliches frente al mar habilitados desde esa hora hasta alrededor de las 12 de la noche y que desde hace tiempo han comenzado a desplazar a los típicos lugares nocturnos. Los jóvenes no tienen más que sacudirse la arena, cruzar una calle y comenzar a moverse siguiendo el ritmo.
Uno de ellos es conocido como Stingray Beach y cuenta con una capacidad para unas 1.000 personas. El precio de allí es dinámico: "Comienza saliendo 5.000 chilenos (unos $160 argentinos) y puede llegar hasta los 20.000 ($620) cuanto se llena". A lo que pagan el primer precio les incluye una cerveza y a los segundos, un trago más elaborado.
Al ritmo de Marama y Rombay, los chicos aprovechan la caída del sol. Julieta (20) y Valentina (19) relataron que está más de moda ir a los after que al boliche nocturno. "A la noche no va nadie, está malísimo. Lo que hacemos es venir acá y después juntarnos a previar en algún departamento", contaron las chicas que comparten el descanso junto a otras 4 amigas.
Martín Belmonte (22) de Buenos Aires también disfruta de estos espacios en su primera visita a Reñaca. "Se ponen este tipo de fiestas, porque los boliches acá cierran demasiado temprano en comparación a lo que es allá", comentó. Está con cuatro amigos y no se pierde la playa.
En la barra, el barman Felipe Martínez aseguró que lo que más se vende es cerveza "También prefieren mojitos y fernet. Son pocos los que se atreven a la piscola, que es el trago más típico de Chile", comentó. La cerveza parte desde los $2.500 (alrededor de $77 argentinos) y los tragos más elaborados desde $5.000 ($160).
Alcohol en la playa a pesar de estar prohibido
Cervezas en lata y en botella, fernet con coca y vodka con speed, son los tragos que eligen los argentinos para tomar en la playa de Reñaca aunque esté prohibido.
Esteban Valenzuela, guardavidas del sector cinco de Reñaca, explica: "Lo que caracteriza a los argentinos son los parlantes, el mate y el fernet".
Asimismo dijo que está prohibido beber alcohol en la playa pero que no se respeta. "Nosotros no estamos para controlar eso, lo único que les decimos es cuando los vemos que están tomando un copete cerca del mar, ahí sí intervenimos", aseguró.
Justamente cuando baja el sol es cuando más comienza a notarse la presencia de alcohol en la zona de playa y en muchos casos, los que toman allí son menores de edad a quienes no se les permite el ingreso a los "after beach" por no tener 18 años cumplidos.
De hecho, días atrás se desató el descontrol e intervino la Policía Marina quienes sancionaron a varios grupos que incumplieron las reglas.