Desde ayer un grupo de más de 100 argentinos, entre los que hay varios mendocinos, está varado en Perú sin poder volver a Argentina. En que en aquel país, para evitar el contagio de la pandemia de coronavirus, cerraron las fronteras y varias personas de distintos lugares del mundo quedaron en la misma situación: sin saber qué hacer ni a quién recurrir.
Carolina Rufener es una de las mendocinas que está allí varada. Ella junto a su novio y una pareja amiga, fueron a Perú de vacaciones el 29 de febrero pero jamás pensaron que se les complicaría tanto para volver. Ayer fueron a la embajada argentina, de allí los enviaron al consulado y de ahí al aeropuerto a hablar con Aerolíneas Argentinas. Pero como, hasta el momento, nadie les ha dado una solución decidieron "mediatizar" el caso en busca de ayuda.
Los Andes habló con esta mendocina de 22 años que contó cómo lo están viviendo. "Desde ayer hay un grupo de WhatsApp con todos los argentinos que hay acá. Hay toque de queda, no se puede salir. No sabemos qué hacer, por eso estamos hablando con los medios. El consulado se lavó las manos, nos mandaron 15 horas al peor lugar, que es el aeropuerto, y ¡nada! Ayer en un momento nos sacaron porque había una valija abandonada que podía llegar a tener una bomba: ¡de película!. Se hace un poco más fácil cuando vamos hablando entre nosotros y ayudándonos como podemos", se explayó la joven.
El presidente se comprometió a ayudar
Justamente, como están llevando sus historias a los medios a ver “alguien hace algo”, ayer un argentino llamado Martín habló con radio Metro e hizo contacto con el presidente de la Nación, Alberto Fernández. El mandatario les dijo: “Tenemos este problema en varios lugares del mundo. Ya hemos amenazado con sanciones a distintas empresas y van a traer a la gente. Pero quedate tranquilo que vamos a enviar un vuelo de Aerolíneas a Perú y los vamos a ir a buscar. Quédense tranquilos”.
Mientras tanto, todos los argentinos y mendocinos que están en la situación descripta sólo pueden esperar y buscar la mejor manera de estar bien, tranquilos y, sobre todo, cuidar su salud. “Estamos en un hostel por desayunar y algunos están en el consulado pero tampoco los atienden”, agregó Carolina, que se escuchaba tranquila pero intentando resolver todo lo más pronto posible.