Mendocinos, cómplices del arte

Cuatro importantes curadores de arte, de nuestra provincia, reflexionan sobre la profesión y la forma en que se ejerce en Mendoza.

Mendocinos, cómplices del arte

Por Natalia Encinas

Desde la creación del relato a la puesta en escena, la curadu­ría ocupa en la actualidad un rol protagónico en el arte. En esta nota, cuatro importantes curadores de nuestra provincia reflexionan sobre la profesión y la forma en que se ejerce en Mendoza.

Montaje muestra de Egar Murillo en UTN, curada por Marcela Furlani

Desde hace unas décadas la figura del curador ha ido ocupando cada vez más espacios en el sistema del arte. A su vez, se han definido con mayor pre­cisión sus tareas y han surgido programas académicos para una formación específica en curaduría. Hay quienes trabajan de forma estable en museos o galerías y otros que son contra­tados para exposiciones pun­tuales. Hay artistas que son, en paralelo a su propia producción, curadores de muestras de sus colegas. También hay quienes desde otros campos como la crítica o la comunicación social se acercan al arte para ejercer esta función.

Lo cierto es que en la actualidad no hay prácticamente exposi­ción que no cuente con un cura­dor detrás y los textos curato­riales son una constante en casi cualquier muestra. Su presencia ha producido –sin duda junto a otros factores como la profesio­nalización de los mismos artis­tas- transformaciones notables en el campo del arte, tanto nacional como local. Muestras bien iluminadas, montadas con un criterio que permite apreciar de forma apropiada las obras, carteles con información que colaboran para una mejor ex­periencia estética, catálogos con buen diseño, con imágenes de calidad y, sobre todo, buen contenido, son algunas de las –bienvenidas- señales de que tras una exposición artística trabajó un curador.

El término, que proviene de la palabra “curator”, significa literalmente “el que cuida”. Apli­cado al arte, originariamente el curador era quien “cuidaba”, en el sentido de resguardar, una exposición o colección artística. Sin embargo, como profesión, actualmente la de la curaduría es un área compleja destinada fundamentalmente a la genera­ción de conocimientos a partir de la producción de un tipo particular de narración: los re­latos curatoriales. Y su práctica incluye desde la investigación y la producción teórica en torno a las artes visuales hasta los montajes en diversos soportes.

Así, como en el escenario ar­tístico internacional y nacional esta figura cobra cada vez más protagonismo, en Mendoza también hay quienes se dedican a esta tarea. Laura Valdivieso, Marcela Furlani, Graciela Disté­fano y Pablo Chiavazza, cuatro actores del campo artístico que se dedican a la curaduría en nuestra provincia, comparten aquí su recorrido y reflexionan sobre el ejercicio de esta activi­dad en el campo local.

Montaje muestra KESA de Eduardo Salinas curada por Marcela Furlani en el MMAMM

Pablo Chiavazza

Es uno de los investigadores más prestigiosos del medio local. Su formación universitaria es en histo­ria del arte y actualmente realiza un doctorado en ciencias sociales. La investigación artística se com­pleta, en su caso, con la praxis, camino en el que destaca su participación en el colectivo “La Araña Galponera”, grupo que trabaja en la reflexión del sentido social y cultural del arte en nuestro contex­to. Actualmente se desempeña como Coordinador del Archivo Documental del MMAMM. En lo que respecta al trabajo como curador, entiende que es precisamente este recorrido el que lo ha marcado.

Pablo Chiavazza en la Muestra 80 años de la Academia Provincial de Bellas Artes, Nave Cultural (2013)

HACER CURADURÍA, AQUÍ Y AHORA

El encuentro con estos nues­tros entrevistados comienza con una amplia pregunta: ¿cómo es hacer curaduría en artes visuales en Mendoza? Pa­blo Chiavazza propone una pri­mera aproximación y reflexiona: "Originalmente el curador era quien se encontraba a cargo del cuidado de una colección de arte en un museo. Hoy el término designa a una figura intermediaria del mercado ar­tístico que, en extremo, se ha convertido en una celebridad. En los museos ha comenzado a ocupar otro lugar: el de quien define las categorías y con­ceptos a partir de los cuales la obra de un artista o de un conjunto de artistas debe ser interpretada. En este sentido ha adquirido bastante peso, pero este peso se evidencia sobre todo en contextos en los cuales un mercado de arte definido y complejo precisa de sus servi­cios especializados. En nuestro medio no percibo una demanda semejante. Aquí la actividad del curador no difiere de la de quien organiza una muestra, en este sentido, hacer curaduría en la provincia es organizar muestras y escribir textos que acerquen al público a las obras. A veces pareciera que se tratara de un término nuevo para hablar de cosas viejas".

Pablo Chiavazza con Alfredo Ceverino en su muestra en la Nave Cultural, proyecto curatorial en el que trabajó junto a Macarena Espi­nosa y Mariana Gilyam (2014)

Laura Valdivieso comparte la percepción sobre la situación local y reflexiona: "En Mendoza no hay una tradición de cura­duría, se hace muy eventual­mente. Hasta a las instituciones especializadas les cuesta visualizar y reconocer la tarea del curador. En general los ar­tistas trabajan solos y algunos convocan a alguien para que les escriba unas palabras para la muestra". Agrega, además, que aquí la curaduría "es una prác­tica amateur, es decir que el trabajo del curador en general no se paga ni se tiene en cuenta en el esquema presupuestario de una muestra. Yo entiendo que aún no hay una práctica profesional".

"HACER CURADURÍA DE ARTES VISUALES EN LA PROVINCIA ES AVENTURARSE EN UN TERRENO DONDE CADA UNO PUEDE SENTIRSE PLENAMENTE EXTRANJERO Y DISFRUTAR UNA INEFABLE INCOMPRENSIÓN, COMO LA DE QUIENES CONFUNDEN CURADURÍA CON MONTAJE". (GRACIELA DISTÉFANO)

Graciela Distéfano, por su par­te, completa: "Hacer curaduría de artes visuales en la provincia es aventurarse en un terreno donde cada uno puede sentirse plenamente extranjero y disfru­tar una inefable incomprensión, como la de quienes confunden curaduría con montaje. Por otro lado, ya ha aumentado el número de audaces y los resul­tados van mejorando". Graciela también considera que no hay en la provincia una profesiona­lización de la disciplina: "Todos hemos sido autodidactas en nuestra formación, partiendo de nuestras disciplinas de origen y del conocimiento del campo artístico local e interactuando con curadores de nivel interna­cional. Provenimos de campos del arte, la historia, la filosofía o la comunicación".

Marcela Furlani coincide en señalar que quienes ejercen este trabajo en el medio local son profesionales no formados específicamente en la disciplina sino que han llegado a este desempeño “por pasión per­sonal y necesidad del campo, como parte de un proceso de demanda de las instituciones y de los propios artistas. Conside­ro como dato a tener en cuenta, que tanto en Mendoza como en otras provincias argentinas, en los ´90 hubo una proliferación de espacios llamados de ‘au­togestión’. Allí muchos artistas fueron quienes impulsaron la actividad curatorial”.

Laura Valdivieso

Es artista visual y se ha especializado en historia del arte argentino y mendocino. Se trata de una las más importantes gestoras cul­turales de la escena artística local y se desempeña actualmente como directora del MMAMM. Define a su trayectoria en la cura­duría como una práctica, enriquecida con una fuerte inclinación a la teoría, la organización, la observación y contacto con otros curadores. Desde el 2006 trabaja en tareas de curaduría con el Fondo Nacional de las Artes y ha curado muestras de algunos de nuestros más importantes artistas.

Laura Valdivieso trabajando en la curaduría en el marco del programa "Pertenencia" del FNA.

TRAS BAMBALINAS

Para quienes somos especta­dores de arte, generalmente la tarea de la curaduría es invisi­ble y su presencia se percibe a través de un resultado final que da cuenta de un proceso que ha sido planificado desde su ori­gen. Se comienza así a develar la importancia de esta actividad para el arte.

En relación al trabajo que con­lleva y su relevancia, Marcela reflexiona: "la curaduría implica un trabajo complejo que, entre otros contenidos, involucra disciplina, formación constante, capacidad de gestión y no solo la selección de las obras a ex­poner. Aquello que entre otros aspectos aporta la acción de los curadores es mediar entre lo complejo y técnico que tiene toda muestra y por lo general no se conoce. Velar porque la obra y el artista superen su pro­pia intención: acompaña y pro­pone elementos de reflexión, consolidación y articulación entre la obra o propuesta, con resultado final cuyo destino es en general, un ignoto y variado público espectador". Sin embar­go, entiende que cada proyecto expositivo es particular y "si bien contar con un soporte curatorial puede ser muy im­portante en algunos casos y sin duda fundamental en otros, considero que sin problema al­guno los artistas por si mismos o confrontando con otros pares pueden resolver los diversos elementos de andamiaje que terminan de construir un pro­yecto expositivo", agrega.

"AQUÍ LA CURADURÍA ES UNA PRÁCTICA AMATEUR, EL TRABAJO DEL CURADOR EN GENERAL NO SE PAGA NI SE TIENE EN CUENTA EN EL ESQUEMA PRESUPUESTARIO DE UNA MUESTRA. YO ENTIENDO QUE AÚN NO HAY UNA PRÁCTICA PROFESIONAL". (LAURA VALDIVIESO)

Laura coincide y aunque reco­noce que la importancia del curador reside en que ordena y organiza la exposición desde una perspectiva más concep­tual, también considera que no se trata de una figura impres­cindible. "Es importante no sobre dimensionar su tarea ni darle un poder exagerado. Es una figura conflictiva en el cam­po del arte", sostiene.

En relación a esto, Pablo agre­ga otro aspecto a tener en cuenta en la reflexión y señala que la importancia de organizar y preparar muestras de arte depende de los intereses predo­minantes en juego: "Si se trata de curadores contratados por el sector privado su tarea es, en general, la legitimación de una firma en el mercado. Si se trata de curadores que actúan en el marco de instituciones cultura­les del Estado, su función pue­de variar desde la promoción de determinadas tendencias por simple afinidad, hasta propues­tas que intentan comprender la producción artística desde las perspectivas de las ciencias sociales o humanas".

Trabajo en la curaduría de Laura Valdivieso en el marco del programa "Pertenencia" del FNA.

Marcela Furlani

Es una de las artistas visuales y gestoras culturales más impor­tantes de nuestro medio. Cuenta que se inició en la curaduría prácticamente sin proponérselo, a través de la realización tanto de muestras propias como de otros artistas. Ha realizado la curaduría de numerosas exposiciones a la vez que muchas de sus propias muestras fueron curadas por profesionales internacionales, lo que destaca como un valioso aprendizaje para su propia labor. Ha sido curadora en Diagonal/espacio de arte, su propio taller-proyecto, y ha trabajado en algunos de los más importantes espacios de la pro­vincia como el MMAMM, donde fue directora, y el Espacio de Arte de la UTN.

INTERMEDIARIOS

Finalmente, reflexionando so­bre el rol social de los curado­res, Pablo sostiene que, desde su punto de vista, la organiza­ción y el armado de muestras conlleva una responsabilidad para con el público y el o los artistas involucrados: "En este sentido se trata de conceptuar la producción artística como una forma cultural que sirve para pensarnos, para reflexio­nar sobre nuestra historia y nuestra sociedad, nuestras experiencias y sentimientos en esos marcos. De modo que la importancia del trabajo reside en poner en relación las formas artísticas con las condiciones y relaciones históricas y sociales en las cuales fueron gestadas e interpretadas. Y, en definiti­va, divulgar los resultados de ese trabajo como parte de la función social que uno adjudica a su propia práctica desde los espacios públicos en los que se desempeña".

Graciela Distéfano

Es licenciada en comunicación social, docente e investigadora en esta misma carrera. Es, también, una de nuestras más activas y formadas crítica de arte. Ha trabajado en la gestión cultural, tarea que la llevó a ser directora del ECA, y ha sido curadora de impor­tantes exposiciones en el país como el exterior. Describe a la cura­duría como una gran pasión y destaca entre los grandes maestros en esta profesión al chileno Justo Pastor Mellado, al curador cuba­no Féliz Suazo y al paraguayo Ticio Escobar.

Nota: Todas las fotografías son gentileza de los/as curadores/as

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