En Neuquén investigan el homicidio de un mendocino que fue asesinado de once balazos en noviembre pasado. Por el hecho hay un detenido, que declaró ante la Justicia que la víctima había sido contratada para asesinarlo por lo que él debía matarlo primero. La víctima es hermano del Miguel Ángel "El Pulpo" Barloa, el único condenado por el motín vendimial ocurrido en el año 2000.
El sábado 23 de noviembre último fue asesinado de once disparos el mendocino Víctor Ariel Barloa (41) en el interior de una pensión ubicada en una zona céntrica de Neuquén. Según su familia, había llegado a esa provincia el día anterior, ya que los dueños del hospedaje -una familia de apellido Nieto- también son de Mendoza y lo habían invitado a pasar el fin de semana allí.
Barloa había estado la mayor parte del tiempo en compañía de los Nieto: habían ido juntos a comer y a recorrer varios lugares, explicaron sus familiares. "Llegó a Neuquén el viernes y debía volver el domingo", comentaron.
Según ha podido determinar la Justicia, Barloa fue asesinado en medio de un hecho poco fortuito (sic) y que, de momento, se presenta confuso.
La tarde del crimen, un sujeto de apellido Álvarez (38) llegó a la pensión ubicada en Olascoaga al 1000, en una zona céntrica de la capital provincial conocida como el Bajo neuquino.
Álvarez tenía problemas con el propietario del hospedaje y ni bien entró le hizo saber sus intenciones: llevaba una pistola calibre 9 milímetros con la que apuntó al hijo del propietario. "Nieto le dijo que lo dejara, que el chico no tenía nada que ver. En ese momento apareció la esposa de Nieto y también se metió en la discusión", comentó un investigador.
En medio de esa trifulca, Álvarez apuntó contra Nieto y le dio un tiro en una pierna. Luego corrió hacia el pasillo con la intención de escapar.
Sin embargo, metros antes de llegar a la salida se encontró de frente con Barloa, quien había escuchado el disparo y fue en auxilio de sus amigos.
Barloa llevaba un pistola calibre 6.35, con la que disparó en, al menos, tres oportunidades, según determinó la investigación. Sin embargo, a Álvarez le quedaban varias balas en su arma y estaba dispuesto a usarlas todas. Gatilló once veces contra Barloa; los últimos tres disparos los recibió en la espalda, cuando ya estaba caído en el piso. "Fueron para rematarlo", agregó el investigador.
Si bien tras el tiroteo Álvarez huyó del lugar, como había sido herido en el abdomen debió ir a un hospital de Cipolletti, ciudad que pertenece a la provincia de Río Negro, pero que está separada de la capital neuquina por un puente.
Ante los médicos dijo que lo habían herido durante un asalto, pero esa versión no conformó a los investigadores por lo que fue detenido y tras algunos trámites judiciales, quedó vinculado a la causa, imputado por homicidio simple.
"Me quería matar"
La fiscal que investiga el crimen, Gloria Lucero, cree que Álvarez será juzgado en las próximas semanas.
La investigadora afirmó que existen pruebas suficientes como para llevar al acusado a juicio, aunque en los próximos días escuchará el relato de algunos testigos para terminar de recabar pruebas.
La pesquisa reveló que Álvarez tenía problemas con Nieto y que había llegado hasta la pensión para "arreglar" esa situación.
En su declaración ante la Justicia, "el imputado dijo que (Barloa) iba a matarlo, que lo habían traído a Neuquén para asesinarlo y que si él (por Álvarez) no lo mataba primero, entonces terminaría muerto", confesó el pesquisa. Sin embargo eso no ha podido ser comprobado por la investigación.
Así las cosas, Álvarez arriesga una condena de 8 a 25 años de prisión de ser encontrado culpable.
