Es justo que la sociedad mendocina rinda honores a una mujer, Ana Miramont de Esteves quien, nacida en Benito Juárez, provincia de Buenos Aires, llegó a Mendoza en 1947 y fue la primera médica cirujana infantil del hospital Emilio Civit (hoy Humberto Notti) de Mendoza, llegando a ser jefa de Servicio.
Esto sería suficiente para recordarla, pero es que además se desempeñó con decisión desde mediados del siglo pasado, cuando no eran para nada frecuentes las “médicas”.
No sólo trabajó en el hospital aludido sino que, impulsada por honda vocación de servicio, atendió también gratuitamente en los barrios más carecientes.
Muy joven quedó viuda, con ocho hijos, hoy todos profesionales, entre ellos el mayor, Pedro, quien es el actual decano de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNCuyo.
Es decir que ella pudo equilibrar las exigencias de su maternidad con las de su profesión y en todo obtuvo la satisfacción del deber responsablemente cumplido.
Esta mujer, pionera en el campo de la medicina femenina en nuestra provincia, también se distinguió por la suavidad de sus maneras, su generosidad y entrega sin límites en bien del prójimo, inspirada en sus principios cristianos.
Fallecida a los 92 años, practicó el bien hasta donde sus fuerzas se lo permitieron.
Bueno es que la juventud conozca este ejemplo posible y cercano para que inspire a otros y otras a seguir su muy digno ejemplo.