Sociedad
Para mañana se espera “tiempo bueno” en Mendoza: cuál será la máxima
hace 1 hora
La ciudad italiana de Mestre está ubicada a poco más de 10 kilómetros al noroeste del centro de Venecia; una de las ciudades más turísticas de Italia y entre las primeras a las que azotó la llegada de Coronavirus a la península. Si bien no fue la primera -ya que las regiones que sirvieron como puerta de entrada de la enfermedad a ese país fueron la Lombardía y la provincia de Padua-; sí estuvo entre las más críticas en un momento, dada la alta circulación en el lugar. Es también en Mestre donde suelen alojarse la mayoría de los turistas que visitan "la ciudad de los canales", ya que es la última población sobre tierra firme antes de ingresar al área de laguna, y es también allí donde está la mayoría de los hoteles.
También en Mestre trabaja -o trabajaba hasta que entró en aislamiento- la mendocina María Elena Guyet (49), periodista de profesión y quien está viviendo en Italia desde 2004 y trabajando como profesora de español. Desde la segunda quincena de febrero, la docente imparte sus clases de forma virtual y confinada en su casa, ubicada a unos 50 kilómetros del punto neurálgico de Venecia y que es un área considerada "Zona Roja".
"Italia fue el primer país en empezar a tomar recaudos. Suspendió vuelos a y desde China desde fines de enero, y a partir del 20 de febrero comenzaron a cerrar las escuelas -primero del norte, luego de todo el país-. Pero la gente se siguió moviendo como si nada, saliendo de las grandes ciudades y yendo a otras. Los jóvenes siguieron yendo a bailar como si nada, y así comenzó a propagarse. El contagio fue fenomenal", resumió desde su hogar. La mendocina indicó además que, al principio, hubo algo de imprudencia: incluso por parte de las autoridades quienes lo vieron como una enfermedad de "países pobres".
"Es tanto el turismo y movimiento que hay de Italia a China, gente que va y que viene y que no quiso dejar de hacer su vida; que por eso no lo cortaron desde el principio. Acá nunca se esperó una cosa así, y psicológicamente nadie estaba preparado. Esa es la principal diferencia con lo que está pasando en Argentina. Las medidas que se están tomando ahora en Argentina son producto de lo que pasó en Italia", destacó la compatriota, y celebró que se hayan tomado medidas inmediatas en este lado del mundo.
Evolución
El principal problema que hubo en Italia -y de acuerdo a lo reconstruido por Guyet- fue la no identificación del "paciente cero". En episodios de este tipo, se trata de la persona que introduce a una región o país un virus.
"El primer caso confirmado de Coronavirus fue el de un deportista. El tema es que había estado haciendo actividades, participando de competiciones. A la gente de acá la agarró desprevenida la situación; y cuando se dio cuenta y comenzó a tomar recaudos, ya se había propagado a todos lados", agregó Guyet.
De acuerdo a lo reconstruido por la periodista y docente -y en base a su vivencia-, apenas se empezó a hablar del Coronavirus en Italia, se vio como algo lejano y que sólo estaba en China. "Incluso había un adolescente que estaba como estudiante de intercambio en China, y el Gobierno participó de su retorno", acotó.
La propagación fue más que vertiginosa en aquel país. "Italia es casi más chica que Buenos Aires, y tiene 60 millones de habitantes, por lo que se movió rapidísimo la gente. Y si bien todo comenzó a evidenciarse después del 20 de febrero, muchas de las medidas más fuertes se tomaron recién hace unos días", graficó María Elena.
De la imprudencia al cuidado
"A la segunda semana del primer caso, hubo gente que de igual forma retomó sus actividades alegando que ya había pasado. No querían tener pérdidas de turistas", rememoró María Elena.
Las postales actuales son de calles desérticas, pueblos casi fantasmas y sólo algunos camiones circulando por la vía pública y que llevan y abastecen de mercadería a los comercios. "Sólo están funcionando las farmacias, supermercados, locales que venden productos de primera necesidad y puestos de venta de diarios. En el sector privado, no todos han podido parar y dejar de ir a trabajar. Pero se han tomado medidas extremas. En el trabajo de mi marido está yendo poca gente, y a la hora de comer; se sientan separados y casi ni hablan entre ellos", agregó.
El miércoles de la semana pasada fue la última vez que María Elena salió a la calle. Fue al supermercado con su esposo y sin su hija (tiene 9 años). Lo hizo llevando barbijo y guantes de látex, elementos que son comunes en toda persona con que uno se cruza fuera de las casas -no son muchas-. En los supermercados se han tomado todas las medidas para que la gente no se agolpe en el interior, y en la zona de cajas hay cintas pegadas en el piso marcando dónde debe ubicarse cada cliente y la distancia que deben respetar.
"Hay gente que ha tomado conciencia al final. No se ve a casi nadie en las calles, hace unos días se cerraron los bares. En mi caso, todo transcurre en el interior de mi casa. Mi hija por la mañana se despierta y hace las tareas, yo doy clases virtuales a partir de las 8 y dejo tarea para los chicos. Necesitamos que la gente se quede en las casas", sintetizó la mujer. En un primer momento, el cierre de las escuelas se extenderá hasta el 3 de abril. Luego, las autoridades evaluarán si las medidas se extienden, en base a cómo vaya evolucionando la situación.
