Es imposible esquivar a Louis Armstrong (1910-1971) si el jazz se te va condensando en la sangre. Los músicos, mientras profundizan en su legado, lo asimilan como "El padre del género" o quien impuso la figura del cantante solista en un universo exclusivamente orquestal o el creador del skat.
A casi medio siglo de su fallecimiento, la herencia de Armstrong yace imperecedera y la devoción hacia él traspasa fácilmente generaciones del vinilo a las tiendas virtuales, como es el caso de los veteranos trompetistas Roque Crescitelli y Marcos Cobo, quienes esta noche se reúnen para hacerle un tributo al hijo más prodigioso de Louisiana, con su banda de dos décadas Mendobrass, formada por Cobo y Crescitelli, además de Mario Sosa en piano, Luis Navarro en bajo y David Reyes en batería.
"Hay temas obligados -nos describe la saxofonista Adriana Figueroa, la invitada especial de esta noche- , por ejemplo 'Hello Dolly', 'What a Wonderful World', 'When You re Smiling', aunque, lo sabemos, en el jazz ninguna canción suena dos veces igual".
"Armstrong es el pilar del género. Sigue reivindicando la trompeta y su voz inolvidable, es de las más emblemáticas del siglo XX", expresó Crescitelli. "A mi me gusta su versión de la 'La Vie en Rose', 'C'est si bon', su etapa más swing. Sé que el jazz no es para todos, pero tiene un público cautivo. En Mendoza hay muchos fans del jazz", admitió.
Su compañero de 40 años de toques, Marcos Cobo, ambos auténticos tesoros provinciales, nos señaló que el ciclo de recitales se inició el 29 de mayo en el escenario de la confitería Vía Veneto.
Hasta hoy, bossa nova, boleros, funky y tangos han vibrado allí. Ahora, la mitología de Armstrong toma su lugar en la programación organizada por Codearte, entidad creada por el productor y periodista especializado en jazz Jorge Lardone y por el Jazz Club Gato Barbieri.
El recital de esta noche orbita alrededor de dos fechas importantes: el martes 4 de agosto se cumplen 114 años del nacimiento de Louis Armstrong y el 6 de julio pasado se conmemoraron 44 años de su muerte, en 1971, a la edad de 69 años.
Inolvidable
Hace justo cien años, en New Orleans, un chico de 14 años que vivía en un reformatorio para niños afroamericanos problemáticos, cambiaba la corneta por la trompeta.
Su padre postizo, (el sanguíneo lo había abandonado hacía muchos años), un mecenas en su vida, el señor Karnofsky, le compró su primera trompeta y Louis Armstrong se tomó en serio la música. Aunque había que seguir laburando para sobrevivir.
Como changarín, ese año vendió carbón, estibó cargas de barcos, repartió leche e hizo múltiples tareas de servicio en los cabarets nocturnos de StoryVille, el centro de la movida marginal de la ciudad, en los que conoce al cornetista Joe King Oliver, quien introduce al chico en el circuito musical.
Luego de tocar en múltiples bandas, ocho años después Armstrong se suma al exilio de músicos hacia Chicago, el nuevo centro del jazz y su carrera y luego se traslada a New York, donde su trompeta comienza a ser registrada en estudios. A partir de ese punto, no deja de ascender hacia el estrellato.
La ficha
Tributo a Louis Armstrong
Día y hora: hoy, a las 22.
En: Vía Venetto (Amigorena 78).
Actuarán: Mendobrass (Marcos Cobo y Roque Crescitelli (trompetas), Mario Sosa (piano), Luis Navarro (bajo), David Reyes (batería).
Músico invitado: Adriana Figueroa (saxo).
Reservas: 429-1580.