Entre todas las problemáticas que afronta un niño, una niña o un adolescente víctima de violencia sexual, está la de poder revelar lo que sufrió. No solo se trata de animarse a romper el silencio impuesto por su agresor, sino también de encontrar un adulto que lo escuche, que crea en sus palabras y que lo proteja.
No es una tarea fácil para unos ni para otros, por lo que es importante saber detectar las señales de alerta y, si en algún momento sucede, estar preparados para brindar la ayuda necesaria desde el rol que toque.
Los especialistas explican que la reacción de los niños abusados puede incluir rabia, desesperación, angustia, incredulidad y/o negación; y es por eso que es tan importante saber qué hacer ante esto, para ser más asertivos en la respuesta y, a su vez, poder hacer algo al respecto.
El hecho de que la mayoría de los abusos sean perpetrados por alguien cercano al chico o chica, familiar o de su confianza, hace más difícil la intervención. Por eso, el Centro de Asistencia y Prevención del Abuso Sexual en la Infancia y Adolescencia (Cepasi) junto a la Red por la Infancia y Unicef han establecido una serie de recomendaciones sobre cómo actuar frente a un caso.
Escucha y contención
Si tenés sospechas basadas en observaciones o en cambios de conducta del niño, la recomendación es tratar de empezar un diálogo con un acercamiento tranquilo, en un ámbito de privacidad, sin exponerlos
Tenemos que preparar el ambiente para que, si el niño quiere abrirse, pueda hacerlo. Que nos cuente lo que le está pasando no equivale a que le hagamos todas las preguntas que queramos. Es muy improbable que nos digan todo de una sola vez y con lujo de detalles.
Habilitar el diálogo no es habilitar un interrogatorio. Las especialistas recuerdan que muchas veces el relato es fragmentario, en pedacitos o en tirones, lo que se vincula con la memoria de la niña o el niño.
Es importante que sean los profesionales capacitados quienes indaguen acerca de cómo ocurrieron los hechos. Por eso, no debemos preguntar detalles sobre la forma en que se dio el abuso; tampoco intentar completar las frases o adelantarnos a las respuestas de la niña, niño o adolescente.
Lo que sí debemos es intentar saber quién fue el agresor o la agresora a través de su relato para poder protegerlo de nuevos abusos, pero sin inducir respuestas con preguntas del tipo: “¿Fue tu abuelo?”. “¿Fue tu tío?”. “¿Te hizo tal cosa?”. Lo aconsejable es usar preguntas indirectas, como: “te noto triste/ raro , ¿te ocurrió algo que te esté preocupando?”. También se pueden hacer otras más concretas a partir de aquello que llame la atención, por ejemplo: “¿Te veo rara desde que volviste de vacaciones. ¿Pasó algo que quieras contarme?”.
Lo más importante es creerle siempre, ser comprensivo y agradecerle que nos haya contado. Es muy importante que refuerces en él o ella la idea de la valentía que conlleva el haberse atrevido a develar lo sucedido y que le garantices asistencia y protección.
No actúes de forma desmesurada. Cuando se reacciona con rabia, enojo o descreimiento, el chico o chica tiende a sentirse más avergonzando y con mayor culpa, puede cerrarse, no querer hablar o, incluso, retractarse. Por lo tanto, es fundamental escucharlo intentando conservar la calma.
Además, hay que transmitiles que no es su culpa y enfatizá que le creés. Expresarles afecto también es muy importante. Los especialistas insisten en que, por el estado de vulnerabilidad en el que se encuentran, necesitan más contención que nunca.
Consulta y atención inmediata
Asegurale al niño que vas a conseguir la ayuda necesaria para atravesar la situación y cumplí con tu palabra. Es importante pedir ayuda, ya sea llamando a las líneas 137 o 102, acudiendo a una comisaría o fiscalía según la zona, a organismos como las defensorías o, de ser posible, a una institución de salud que de un abordaje integral.
Jamás debemos asumir que la chica o el chico podría haberse defendido de la situación de violencia o contado lo que pasó antes de que lo hiciera. Nunca debemos cuestionar sus reacciones, interpelarlo o culpabilizarlo, ni hacerle preguntas como: “¿Por qué no lo dijiste antes?”, “¿Por qué no te fuiste?”. “¿Por qué no le pegaste?”.
Ante cualquier sospecha relacionada con un posible agresor, lo primero es evitar que esa niña, niño o adolescente esté expuesto a esa persona hasta que se esclarezca la situación. Ese acto, además, va a ayudar a habilitar el diálogo, porque hay un mensaje que fue dado a esa chica o chico de que buscamos protegerlo.
Denuncia
El abuso sexual es un delito de denuncia obligatoria y la víctima tiene derecho a recibir protección, apoyo profesional y acceso a la justicia. Todo adulto que tome conocimiento de un abuso sexual hacia un niño tiene la obligación de denunciar. En el caso de docentes o personal de salud, por ejemplo, no hace falta la autorización de un superior jerárquico ni de la familia del niño o niña para hacer la denuncia.
Si bien las denuncias van en aumento, de cada 1000 casos de abuso, se estima que solo 100 se denuncian y apenas uno se condena. La falta de esclarecimiento por parte de la Justicia, además de la invisibilización de este delito, lleva a muchas víctimas a vivir, durante casi toda su vida, en silencio. Por eso, si a vos te pasó o a alguien que conocés, no dudes en buscar ayuda, acercarte a organizaciones especializadas en la temática y realizá la denuncia.
Además de la Línea 137, que pertenece al Programa Las Víctimas contra las Violencias, del Ministerio de Justicia de la Nación, también se puede enviar un mensaje de Whatsapp al 11-3133-1000 desde cualquier lugar del país.
Otro servicio gratuito es la Línea 102, la cual es confidencial y brinda un espacio de escucha, contención y orientación para niños, niñas y adolescentes; y también realiza intervenciones de manera conjunta con otros organismos del Estado ante situaciones de vulneración de sus derechos. Para más información podés escribir a linea102@senaf.gob.ar.
En todo Cuyo, incluida Mendoza, el Centro de Acceso a la Justicia (CAJ) dependiente del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación brinda atención legal primaria gratuita y asesoramiento de manera virtual a través del contacto 2644430111.
Para realizar denuncias también podés dirigirte a comisarías, a la Comisaría de la Mujer, a las fiscalías penales o unidades fiscales especializadas, juzgados penales y de familia, asesorías o a la Defensoría de Menores que corresponda a tu jurisdicción. En la línea 137, pueden derivarte y brindarte más información acerca de los pasos a seguir en función del lugar del país donde te encuentres.