Cinco ejes para abordar la Educación Sexual Integral

Compartimos la palabra de Claudio Pilot quien, este viernes 26 de agosto, disertará en el Ciclo de Encuentros Virtuales de Medios en la Educación.

Cinco ejes para abordar la Educación Sexual Integral

Si bien la Ley Nacional 26.150 de Educación Sexual Integral (ESI) está en vigencia desde el año 2006 en Argentina y, aún, hay dificultades para su implementación efectiva en los establecimientos educativos.

¿Qué nos puede estar pasando como sociedad? Usualmente se asocia la palabra sexualidad con una relación que implica contacto sexual y, entonces, eso genera cierto pudor y no se habla del tema. Pero estamos frente a un error conceptual si creemos eso, ya que no es lo mismo sexo que sexualidad. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), “la sexualidad es un aspecto central del ser humano que está presente a lo largo de su vida. Abarca el sexo, las identidades y los roles de género, la orientación sexual, el erotismo, el placer, la intimidad y la reproducción. Se siente y se expresa a través de pensamientos, fantasías, deseos, creencias, actitudes, valores, comportamientos, prácticas, roles y relaciones. Si bien la sexualidad puede incluir todas estas dimensiones, no todas ellas se experimentan o expresan siempre. La sexualidad está influida por la interacción de factores biológicos, psicológicos, sociales, económicos, políticos, culturales, éticos, legales, históricos, religiosos y espirituales”.

Queda claro, entonces, que la sexualidad no se reduce solo a su aspecto biológico, sino que su definición es mucho más amplia.

Familias y ESI

Muchas familias se plantean: “¿Qué le vamos a decir de sexualidad a una persona de 4 o 5 años? ¿Le vamos a hablar de acto sexual?” Absolutamente no, porque esos temas no coinciden, por el momento, con su etapa evolutiva, pero sí le podemos hablar acerca de todo lo que tiene que ver con el cuidado del cuerpo, la higiene, los nombres correctos de la anatomía humana, le vamos a decir que su cuerpo es suyo y que ninguna persona tiene que tocarlo, que si eso pasa lo tiene que comunicar. De esta forma, iríamos sentando bases para prevenir situaciones de abuso sexual.

¿Qué más podemos enseñar sobre sexualidad en la niñez? Podemos mostrar que toda la gente tiene los mismos derechos y oportunidades, que ninguna persona es superior o inferior a otra por sus características físicas o de personalidad, por su género, por su orientación sexual, por su forma de hablar o de comunicarse, por el lugar en el que vive, por cómo es su familia. De esta forma, estaríamos haciendo prevención de situaciones de bullying, de discriminación, de violencia de género. Estaríamos fomentando la aceptación y el respeto por la diversidad.

¿Por qué es tan importante la Educación Sexual Integral?

En la escuela nos enseñan Lengua y Matemáticas porque las utilizaremos a lo largo de toda la vida. ¿Y qué pasa con la sexualidad? También la experimentamos cotidianamente. Así como necesitamos de la matemática para sacar cuentas al pagar algo que compramos, para contar las cuadras que quedan del trabajo a casa, para cocinar con cantidades adecuadas y así como usamos las reglas de la lengua para escribir, hablar y comunicarnos, la sexualidad también es vivenciada cotidianamente cuando interactuamos, sentimos y pensamos.

La ley 26.150, en su primer artículo, dice: “Todos los educandos tienen derecho a recibir educación sexual integral en los establecimientos educativos públicos, de gestión estatal y privada (…) A los efectos de esta ley, entiéndase como educación sexual integral la que articula aspectos biológicos, psicológicos, sociales, afectivos y éticos”. Es decir, las instituciones educativas tienen la obligación de elaborar un proyecto para implementar la ESI en todos sus niveles. Para conocer qué contenidos se enseñan en cada nivel, se puede acceder libremente a las publicaciones de las páginas web oficiales del Ministerio de Educación de nuestro país.

Claudio Pilot
Claudio Pilot

Los contenidos del Programa Nacional de ESI van en sintonía con la definición de sexualidad de la OMS. Se basan en tres pilares fundamentales: la ciencia, las leyes y los derechos. La ley es clara al proponer cinco ejes básicos, cada uno de ellos con objetivos puntuales:

  • 1. Reconocer la perspectiva de género. Este eje nos permite reflexionar acerca de las desigualdades entre las personas en relación a su género, problematizar y cuestionar estereotipos e incorporar el concepto de igualdad. La perspectiva de género de la ESI fomenta justamente el respeto por la diferencia.
  • 2. Respetar la diversidad. Visibiliza que todas las personas somos distintas rechazando la discriminación por motivos de identidades de género y orientaciones sexuales.
  • 3. Valorar la afectividad. Considera la presencia de emociones y sentimientos que surgen en las interacciones humanas. Muestra la importancia de la intimidad y permite reconocer tratos abusivos y violentos.
  • 4. Ejercer los derechos. Favorece aprendizajes vinculados a la defensa y el ejercicio de los derechos de la niñez y la adolescencia.
  • 5. Cuidar el cuerpo y la salud. Permite reflexionar, de forma crítica, acerca de la importancia de la diversidad corporal y la importancia de la prevención y promoción en relación a la salud.

Lamentablemente, la ESI aún no está implementada efectivamente en todas las instituciones educativas. En muchas de ellas se abordan contenidos de manera parcial, acotados al aspecto biológico, el funcionamiento físico y la prevención de infecciones y embarazos. Dar educación sexual enfocándose solo en el cuidado corporal atenta contra el abordaje integral.

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