Los Trastornos de Conducta Alimentaria (TCA) son enfermedades mentales consignadas en el Manual de Desórdenes Alimentarios y que conllevan alteraciones de la conducta y el vínculo con la comida, por lo que la persona afectada muestra una fuerte preocupación en relación a su peso y la imagen corporal. Al tratarse de una enfermedad mental debe tener un abordaje sistémico y multidisciplinario entre profesionales de la salud mental, de la nutrición y médicos especialistas.
La gravedad de este trastorno no implica solo la delgadez extrema, la autopercepción distorsionada y la malnutrición, sino que como consecunecia de estas alteraciones se pueden desencadenar enfermedades físicas importantes y, en casos límite, pueden llegar a provocar la muerte por desnutrición. “En un trastorno complejo de solucionar porque la gente cree que si tiene un problema alimentario primero debe ir al psicólogo, y si no funciona, entonces pedir ayuda a alguien más, cuando en realidad se requiere un abordaje interdisciplinario”, explica la médica pediatra mendocina María Elena Chirino, directora de Casa Hualpa -Centro Integral de Tratamiento- e integrante del equipo de Trastorno de la Conducta alimentaria del Hospital Humberto Notti.
Los tratamientos suelen ser largos tanto por la falta de conciencia de enfermedad, por parte de la persona afectada, que no puede identificar las consecuencias negativas del trastorno, como por la falta de reconocimiento a los beneficios de la terapia. El apoyo de la familia se hace imprescindible para completar el esquema.
Los trastornos alimentarios suelen estar más presentes en mujeres. La proporción de hombres que presentan trastornos alimentarios es de uno por cada nueve mujeres. “Es cierto que vemos más mujeres en consulta, y esto puede deberse a que ellas se animan a consultar más que los hombres, que también padecen este trastorno en forma de Dismorfia Muscular, conocida como vigorexia”, asegura María Elena Chirino, y agrega “Otro mito es que se trata de una enfermedad que afecta en los niveles socioeconómicos altos o a las personas que está preocupada por tener un determinado cuerpo”, asegura.
Entre los factores que influyen, es preponderante el de la personalidad: “son perfeccionistas, la mejor alumna, mejor amiga, mejor hija”, como también la estructura familiar, biológica y factores sociales y culturales: “nadie escapa a los cánones que tienen que ver con la belleza, pero esto es un aditivo más en el desarrollo de la enfermedad”, asegura la especialista.
En general se considera que ser mujer, adolescente y practicar un deporte con altas exigencias estéticas (ballet, atletismo, natación sincronizada o gimnasia son algunos ejemplos) pueden ser los perfiles de mayor riesgo para desarrollar un trastorno de la conducta alimentaria.
Las causas son multifactoriales y la aparición de este trastorno no ocurre de repente y sin aviso, sino que son manifestaciones originadas en una multiplicidad de factores que se activan con un desencadenante y provocan el deseo de alcanzar un cuerpo ideal. “Hace unos años el factor desencadenante era la fiesta de 15, luego pasó a ser el bullying, y ahora el gran disparador fue la pandemia”, asegura Chirino.
Argentina, el segundo país del mundo
Según estudios internacionales de Mervat Nasser, especializado en investigación en temas de salud y desarrollo del instituto de psiquiatría de Kings College, Londres, indican que el país -del total de los relevados- que cuenta con más índices de Trastornos de la Conducta Alimentaria es Japón, con un 35% de la población afectada y en segundo lugar Argentina. La anorexia afecta a un estimado de 1 de cada 100 mujeres.
“Argentina tiene una historia de represión y silencio, sobre todo femenino. La palabra fue y sigue siendo sacrificada acallando conflictos y traumas, por lo que en la anorexia se cierra la boca para no comer, al mismo tiempo que se la cierra para no hablar y en la bulimia se tragan palabras en forma de comida y se las vomita para no pronunciarlas. Son patologías del acto. Donde hay acto no hay palabra y donde hay palabra no hay acto”, explica Olga Ricciardi, psicóloga.
Diferencias entre bulimia y anorexia
Si bien ambos son trastornos que modifican las conductas alimentarias, existen diferencias que son advertidas por los profesionales para iniciar la terapia de acuerdo a las características de cada uno. “La anorexia es un trastorno predominantemente restrictivo, en cambio en la bulimia existe un patrón de alimentación en el que hay alimentación normal por momentos, en otros hay restricción y en otros hay atracones seguidas de alguna forma de purga. La más conocida es el vómito pero puede haber también exceso de actividad física y abuso de laxantes”, explica la pediatra del Hospital Notti.
También afecta a niños
Existe otro menos conocido, llamado Trastorno Evitativo Restrictivo de la Ingesta de Alimentos. “El niño deja de comer, ya sea porque es selectivo y esto se profundiza, porque le molesta alguna textura o algún color -se ve sobre todo en pacientes con autismo-, o por un evento negativo asociado a la alimentación, que provoca miedo”, detalla la pediatra.
En cuanto a las nuevas tendencias de alimentación sin proteínas animales (vegetarianismo o veganismo) la especialista mendocina explica que “antes se consideraba que un niño debía comer carne hasta la edad adulta, para recién ahí elegir si quería ser vegetariano. Pero con el crecimiento de la población que no come carne, se empezó a acompañarlos desde la ciencia y los pediatras hemos hecho lo mismo. En el año 2020 salió un consenso de los nutriólogos y los nutricionistas del país de cómo hay que acompañarlos y desde qué edad un niño puede ser vegano”, concluyó la especialista local.
Los síntomas de los atracones de comida incluyen:
● Comer cantidades inusualmente grandes de alimentos en un período de tiempo específico, como un período de 2 horas
● Comer incluso cuando está lleno o no tiene hambre
● Comer rápido durante los episodios de atracones
● Comer hasta que esté incómodamente lleno
● Comer solo o en secreto para evitar la vergüenza
● Sentirse angustiado, avergonzado o culpable por su alimentación
● Hacer dieta con frecuencia, posiblemente sin pérdida de peso
Los síntomas de la bulimia nerviosa incluyen los mismos síntomas que los atracones, además de tratar de deshacerse de la comida o el peso después de atracones:
● Purga al vomitar o usar laxantes o enemas para acelerar el tránsito de los alimentos por el cuerpo
● Hacer ejercicio intenso y excesivo
● Ayuno
La bulimia nerviosa puede causar:
● Inflamación y dolor de garganta crónico
● Glándulas salivales inflamadas en el área del cuello y la mandíbula
● Esmalte dental desgastado y dientes cada vez más sensibles y con caries: Causado por la exposición al ácido del estómago cada vez que vomita
● ERGE (enfermedad por reflujo gastroesofágico) y otros problemas gastrointestinales
● Deshidratación severa por la purga
● Desequilibrio electrolítico: Puede ser por niveles demasiado bajos o demasiado altos de sodio, calcio, potasio y otros minerales, lo que puede provocar un derrame cerebral o un ataque al corazón
Los síntomas de la anorexia:
● Comer muy poco, hasta el extremo de morir de hambre
● Delgadez extrema
● Miedo intenso a aumentar de peso
● Imagen corporal distorsionada: Verse con sobrepeso incluso cuando tiene un peso extremadamente bajo
Puede causar problemas de salud como:
● Baja densidad ósea
● Anemia leve
● Pérdida muscular y debilidad
● Cabello y uñas finas y quebradizas
● Piel seca, manchada o amarillenta
● Crecimiento de vello fino en todo el cuerpo
● Estreñimiento severo
● Presión arterial baja
● Respiración y pulso lento
● Sensación de frío todo el tiempo debido a una baja en la temperatura interna del cuerpo
● Sentirse débil o mareado
● Sentirse cansado todo el tiempo
● Infertilidad
● Daño a la estructura y función del corazón
● Daño cerebral
● Falla multiorgánica