Las Neurociencias tratan de desentrañar la manera cómo la actividad del cerebro se relaciona con la psiquis, nuestras emociones y el comportamiento, revolucionando la manera de entender nuestras conductas, y lo que es más importante aún: cómo aprende, cómo guarda información nuestro cerebro y cuáles son los procesos biológicos que facilitan ese aprendizaje.
Su tarea central es investigar y dar luz sobre las explicaciones de cómo funcionan millones de neuronas en el cerebro para producir la conducta y generar emociones y cómo, a su vez, estas células están influidas por el medio ambiente.
Bienestar y cuarentena
El bienestar –bien ser– es sentirse bien con uno mismo o sentirse satisfecho con uno mismo. Es un estado de satisfacción personal, de comodidad y de confort que considera como positivos y/o adecuados aspectos tales como la salud o bienestar psico-biológico, el éxito social y económico, el éxito profesional, el placer personal, la alegría de vivir, la armonía consigo mismo y con el entorno, la sensación de sentirse realizado por haber podido alcanzar ciertas metas, la presunción de haber obtenido un desarrollo personal y una cultura adecuados, la creencia de que se es buena persona en concordancia con las opiniones de terceras personas.
Más de una cuarta parte de la humanidad está en cuarentena. Este aislamiento social ayuda a controlar los efectos de la pandemia del COVID-19 y, a la vez, está generando otros problemas como el aumento del consumo de ciertos alimentos y aumento de peso, el sedentarismo y los problemas de sueño.
Por otro lado, las personas estamos recibiendo información y noticias negativas permanentemente y viviendo situaciones de miedo, angustia y estrés constante por la incertidumbre cotidiana. La consecuencia es un aumento en los niveles de cortisol (hormona que secretamos para hacer frente al estrés) y que genera cambios metabólicos que ayudan a aumentar de peso.
Cuando incorporamos a la alimentación alimentos procesados y ultraprocesados, ricos en harinas, azúcares y grasas saturadas, estamos generando procesos inflamatorios en nuestro organismo que complican la salud en general. Así, nos sentimos más distraídos, menos tolerantes o irritables y alteramos nuestro sistema inmunológico, que necesitamos tener en excelentes condiciones para hacer frente a bacterias y virus. Las consecuencias sobre nuestra salud de los procesos inflamatorios son muy importantes y han sido recientemente estudiadas.
Un tiempo especial
Es fundamental para nuestro bienestar (estar-bien) darnos un tiempo para realizar actividad física y exponernos al sol, además de limitar la sobreinformación y elegir estrategias saludables para el manejo de las tensiones y angustias que vivimos en estos momentos.
Debemos, también, tener en cuenta que hay alimentos que son adictivos para el cerebro humano. Los estudios de funcionamiento neuronal demuestran que se enciende en nuestro cerebro el circuito de recompensa que nos determina a no poder abstenernos (no podemos elegir no comer algo que nos gusta) o, cuando empezamos a comer, no nos podemos detener e ingerir la cantidad suficiente o necesaria e incurrimos en excesos reiterados.
Otro elemento importante a considerar es que no es lo mismo comer a la mañana que a la noche, ya que nuestro organismo metaboliza diferente de acuerdo con la hora del día que comemos y se produce un gran cambio metabólico si comemos tarde, en cantidades excesivas, engordando mucho más a la noche. Esto se debe a los cambios hormonales que tenemos vinculados a las horas del día (ritmo circadiano), dependiendo del ciclo natural de luz–oscuridad.
El cerebro y el sueño
En la cuarentena han aumentado considerablemente los cambios en los patrones de sueño. En general, se ha corrido el horario en el que nos acostamos. Las consecuencias de estos cambios son una mala calidad de sueño, acortamiento del tiempo de sueño, insomnio y problemas en la recuperación neuronal. Por este motivo es que nos levantamos más tarde o más cansados.
Los problemas de sueño generan cambios en la secreción de las hormonas que controlan el apetito (hormonas encargadas en la sensación de hambre o de saciedad) y en la insulina, que es la principal responsable del metabolismo de los azúcares.
Como consecuencia, tenemos mayor problema para bajar de peso y, lo que es peor, un aumento de peso vinculado a los problemas de sueño. Por otro lado, estos trastornos en el sueño son un factor de riesgo para padecer diabetes.
En nuestro encuentro hablaremos de todos estos temas y cómo corregirlos. Consideramos que la pandemia y el aislamiento son una oportunidad para conocer y manejar nuevas estrategias de afrontamiento de situaciones nuevas y complejas. El aprender genera fenómenos de plasticidad neuronal con nuevos circuitos imprescindibles para la flexibilidad y la longevidad de nuestras neuronas con buena calidad de vida.
Hoy tenemos la oportunidad de repensarnos, reinventarnos, recrear una nueva realidad y esa posibilidad nos la da un cerebro saludable, vital, flexible. Un cerebro con capacidad de crear nuevos circuitos y redes neuronales.
Tenemos que tener en cuenta que somos nosotros los arquitectos de nuestros propios cerebros y por lo tanto, de nuestras emociones, pensamientos y conductas. También de nuestro bien-estar y de nuestro estar-bien en el mundo y en este momento que nos toca vivir. En palabras de Hipócrates: “Los hombres deben saber que el cerebro es el responsable exclusivo de las alegrías, los placeres, la risa y la diversión, y de la pena, la aflicción, el desaliento y las lamentaciones. Y gracias al cerebro, de manera especial, adquirimos sabiduría y conocimientos, y vemos, oímos y sabemos lo que es repugnante y lo que es bello, lo que es malo y lo que es bueno, lo que es dulce y lo que es insípido”.