Apesar del impacto que tuvo sobre los costos el aumento del precio de los cereales, el sector productor de pollos parrilleros logró sortear la coyuntura a partir de una mejora en los valores de venta de su producto, sin que por ello se resintiera la demanda, más allá de la estacional caída del consumo en los meses de verano.
Desde Avícola Luján de Cuyo SA, Antonio Olmo confirmó que “se ha recuperado un poco el precio del pollo a pesar de la suba en los precios de los cereales, aunque ahora hay que esperar el aumento de las tarifas de energía”.
Explicó que “el precio empezó a recuperarse durante la segunda mitad de diciembre”. Precisó que “el precio del pollo salido de planta procesadora estaba a cerca de 19 pesos el kilo, y hoy está alrededor de 26 pesos el kilo, aumentó más o menos un 40% desde diciembre”.
Esto oxigenó un poco a la actividad, porque “la avicultura venía trabajando con mucha pérdida”, al punto que “en el país hubo empresas que se fundieron”, recordó Olmo.
El camino parecía estrecharse más aún, a partir de la expectativa que generó el nuevo escenario político hacia fines de noviembre, y sus repercusiones en algunos ámbitos de la economía, como el mercado de los cereales, un insumo esencial para la elaboración del alimento, “que representa el 70% de los costos de producción” de carne aviar, apuntó por su parte Reinaldo Ivars, socio gerente de Laboratorios Granjol, uno de los mayores proveedores de equipamiento, insumos y servicios para los granjeros en toda la región.
El empresario señaló que “hacia fines de noviembre, desde un par de semanas antes de la asunción del nuevo gobierno nacional, el precio de los cereales empezó a moverse y se aceleró durante la segunda mitad de diciembre y enero, hasta acumular un aumento muy importante”. Precisó que “se estaba pagando el maíz a 1,15 ó 1,20 el kilo, y ahora cuesta $ 1,80 y $ 2 también, puesto en Mendoza”.
Olmo dio cuenta de un incremento mayor aún, al asegurar que “el precio del maíz aumentó más del 100%, porque pasó de $ 900 en noviembre/diciembre a $ 2.000 la tonelada, y el resto de los cereales un poco menos, alrededor del 80%”. Indicó que “la soja no aumentó tanto, porque como no le eliminaron las retenciones a las exportaciones (las bajaron en cinco puntos)”.
A todo esto, el presidente de la Unión Avícola Regional Andina, Mario Maroto, confirmó que “la situación del sector avícola se complicó más después de la devaluación y de la eliminación de retenciones a las exportaciones de maíz y la reducción a las de la soja, porque impactaron fuerte en el costo del alimento balanceado”. Precisó que “según el estudio que hizo Capia, la Cámara de Productores e Industriales Avícolas, la suba de los cereales impactó, en el costo del alimento balanceado, en un 86% aproximadamente”.
Coincidió también en que las granjas productoras de pollos pudieron atenuar el impacto negativo de esas medidas, porque “la contracción de la oferta, a raíz de la caída de la empresa que comercializaba con la marca Cresta Roja les permitió recuperar precios, hacia el mes de diciembre, a valores que más o menos les están permitiendo seguir adelante”.
Las cosas en su lugar
Pero, a pesar del sacudón que provocó el incremento en el precio de los cereales, el referente de Avícola Luján de Cuyo (que es la mayor productora de carne de pollo en Mendoza), confesó que "estábamos esperando este aumento, porque con esos precios, los productores de cereales no iban a poder subsistir".
Interpretó que, a pesar del impacto que tienen esos valores en los costos de su actividad, “ahora estamos empezando a trabajar con cierta lógica, porque no es posible que un productor de maíz tuviera que dejar en el puerto el 25% del valor de su producción, estaban destruidos”. Según interpretó, a partir de la derogación de los derechos de exportación “por lo menos vamos a tener productores para el año que viene, porque si seguíamos así nos íbamos a quedar sin cerealistas”.
En cuanto a la actividad granjera, confió que “estamos como para seguir trabajando bien, en condiciones normales, pagando los insumos lo que valen, y cobrando lo que vale nuestro producto”.
Producción y oferta
Producción, oferta, demanda y precios, son variables que, a pesar de los vaivenes que tuvieron en los últimos meses, terminaron por encontrar un equilibrio para llevar alivio al sector, aún a costa de las "bajas" que debió sufrir.
Hay que recordar que el mercado venía sobreofertado, lo que se reflejaba en precios tan deprimidos que mantenían las cuentas de los granjeros al borde del rojo, en el mejor de los casos.
Esa situación -que se agravó con el incremento en el precio de los cereales desde fines de noviembre- llevó a una baja en la producción de la mayoría de los establecimientos (porque no llegaban a cubrir los costos) y a la salida del circuito productivo de uno muy grande, que venía con problemas desde hacía tiempo.
Olmo señaló, en ese sentido, que “quedó en el camino la empresa que era la segunda en el país, y aunque la han tomado dos firmas cerealeras y otra que produce huevo en polvo, recién la están reactivando y les va a llevar un tiempo recuperar los niveles de producción que tenía”. Recordó, sobre ese punto, que sacaba “cerca de 8 millones de pollos por mes (son 16 millones de kilos de carne)”.
Esto limitó considerablemente la producción. Pero, como hubo también un retroceso en las exportaciones, porque es imposible competir con los bajos precios del pollo de Brasil (que es el primer exportador mundial), lo que no se exportó fue volcado al mercado interno y eso ayudó a compensar, en parte, la menor producción de las granjas. Por eso la oferta no se redujo tanto.
Consumo y precios
Pero algo se retrajo, por eso -en parte- los granjeros pudieron corregir sus precios hacia arriba sin que, por ahora al menos, se resintiera el consumo.
Sobre la forma como opera el mercado local, Reynaldo Ivars, de Laboratorios Granjol, señaló que “el pollo congelado que ingresa a Mendoza, de alguna manera le marca el precio al pollo fresco que se produce en la provincia”, y que “cuando ese pollo congelado entra a precios de oferta, deprime el valor de la producción local”. Ahora, como hubo cierto retroceso en el volumen ofrecido y, al mismo tiempo, se mantuvieron firmes los precios de la carne vacuna y la de cerdo, el precio del pollo congelado se recompuso y eso permitió también subir un poco el precio del pollo fresco”.
Es que ese aumento “no podía demorar más, porque teníamos que cubrir los costos”, agregó el granjero Antonio Olmo. Consideró que, de todos modos, “con un precio, al consumidor, de entre 30 y 35 pesos el kilo de pollo pre enfriado, y de 38 o 39 el pollo fresco, es una carne económica”. Por eso, al evaluar el comportamiento de la demanda de carne aviar, aseguró que “el consumo está bien, estamos entre 44 y 45 kilos por habitante por año”.
Sobre este punto, el empresario y dirigente sectorial Mario Maroto comparó que “en el año 2001, el precio de un kilo de asado (de carne vacuna), que estaba a $ 1,79, equivalía casi al de dos kilos de pollo, que andaba alrededor de los 95 centavos; mientras que hoy, con el valor de un kilo de asado (unos 130 pesos), se pueden comprar prácticamente cuatro kilos de pollo, a precio que tiene hoy, después de la recomposición”.
Resumió que “hay una notable distorsión de los precios de los precios relativos, comparado con los que teníamos hace 15 años”. Aunque reflexionó que “quizás no sea una distorsión, sino un cambio de paradigma, porque tal vez lo que está reflejando esta situación es que la producción avícola ha crecido en competitividad”. Recordó, para reforzar su hipótesis, que “mientras en aquel momento el consumo nacional era de unos 24 kilos per cápita por año, hoy estamos entre 42 y 44 kilos”.
Quizás por eso no se espera ahora una retracción de la demanda, a pesar de la tonificación de los precios. Antonio Olmo admitió, sobre este punto, que se dio la caída estacional que es de esperar para esta época.
Aclaró que “normalmente, en los meses de enero y febrero, cuando hace tanto calor, la gente tiende a consumir menos comidas calientes y prefiere preparaciones más frescas, más livianas”, y señaló que “esto se da particularmente este año, y en todo el país” por la agobiante combinación de elevadas temperaturas y altos índices de humedad. Pero subrayó que “no estamos disconformes con el nivel de consumo”.
Preparan inversiones en el sector
Reynaldo Ivars, socio gerente de Laboratorios Granjol, cree que “el panorama económico que está viviendo la actividad no es el mismo de fines de 2015 y principios de este año, hay una luz para el sector de la producción”.
Admitió que "algunos clientes están muy preocupados", pero subrayó que "otros interpretan que los cambios en la política económica abren un panorama de crecimiento". Aclaró que "de cualquier forma, este es un año de espera, hay que tener paciencia, porque esto se va a ir acomodando".
Agregó que "la gente que tenía previsto invertir está esperando las condiciones adecuadas, sobre todo las posibilidades de financiar esas inversiones a tasas más accesibles, porque el productor, a nivel general, si lo que produce vale, no se gasta la plata en otra cosa, la reinvierte.
En igual sentido se pronunció el titular de Avícola Luján de Cuyo. “Creo que trabajando y poniéndole ganas, vamos a andar bien”, comentó Antonio Olmo. “En primer lugar -destacó- los productores de cereales tienen un aliciente, van a producir, van a exportar y van a tener beneficios económicos que van a distribuir en los pueblos, porque el campesino que gana plata la vuelve a invertir en insumos, en mejores maquinarias”. Consideró que “eso de ahorrar se terminó, creo que es tiempo de poner la plata a producir”.
Por otra parte, consideró que “van a mejorar las condiciones para exportar, y si tenemos en cuenta que otros países productores -algunos muy importantes, como Estados Unidos- siguen teniendo problemas sanitarios, se va a poder colocar carne de pollo en el exterior, y a mejor precio”.
Por lo pronto, Olmo se prepara para lo que, según su lectura, está por venir. Reveló que en su establecimiento “vamos a recuperar el nivel de producción y vamos a crecer un poco más -alrededor de un 8%- durante este año. Precisó que “vamos a hacer 5 o 6 galpones más, de 25.000 pollos cada uno”.
Por su parte, Mario Maroto comentó que “las expectativas que tenemos son positivas, esperando que se terminen de reacomodar los precios relativos”. Estimó que para fines de abril, principios de mayo, más encima de la nueva cosecha de cereales y con un panorama más claro sobre el valor en el que se va a estabilizar el dólar luego de estos vaivenes que está teniendo (lo que debería trasladarse a la estabilización del precio de los cereales), deberían cambiar las perspectivas y empezar a reflejarse en exportaciones, no sólo de pollos, sino de huevos también”.
Pero “todo depende de que la inflación no se termine comiendo las mejoras de las medidas que tomó el Gobierno”, finalizó diciendo el presidente de la Unión Avícola Regional Andina.
Equipamiento e insumos
Con respecto al equipamiento de las granjas, Reynaldo Ivars, de Laboratorios Granjol, explicó que “tengo la misma lista de precios que tenía en noviembre, pero como lo que es instalaciones y equipamiento automatizado cotiza en dólares, todo eso aumentó, en pesos, en la misma medida que se corrigió la paridad cambiaria”.
Añadió que “hay fabricantes nacionales también, pero como aumentaron todos los insumos básicos del proceso industrial, siguieron más o menos la evolución que tuvo el dólar” a partir de la unificación del mercado cambiario. Aclaró que “lo mismo ocurrió con las vacunas y demás insumos sanitarios”.