Mejores expectativas

El jueves pasado, el futuro ministro de Economía, Enrique Vaquié, concurrió a la reunión anual de Bodegas de Argentina y despuntó algunos de sus objetivos. La situación a nivel nacional.

Mejores expectativas

Luis Fermosel - la.fermosel@gmail.com

No hay anuncios concretos, pero algunos anticipos han determinado que las expectativas mejoren en el plano de la industria vitivinícola. La derogación de las retenciones, los informes que indican que se pondrá énfasis en las economías regionales, el reconocimiento de los problemas que genera el costo del transporte, entre algunos puntos en el plano nacional y el acercamiento de los futuros funcionarios para conversar con la industria en el caso local, han permitido que los industriales modifiquen su humor, aunque también es válido señalar que son conscientes de que cualquier mejora llevará su tiempo para la implementación.

Un caso concreto se dio el jueves 3, con la presencia -informe incluido- del futuro ministro de Economía, Enrique Vaquié, en la jornada del cierre de año que realizó Bodegas de Argentina. Si bien su alocución estuvo dirigida sólo para los industriales, se supo que el futuro titular de la cartera económica fue muy cauto en sus opiniones. Sucede que había sido invitado como “diputado nacional” antes de ser anunciado como ministro, a lo que debe agregarse que, antes de establecer futuras políticas locales, necesita saber qué es lo que sucederá en el orden nacional y paralelamente conocer con amplitud la situación en que el radicalismo recibirá la provincia.

Se indicó que Vaquié hizo hincapié, en su charla, en cuatro aspectos esenciales: la defensa del pequeño productor, establecer si la crisis de la industria es coyuntural o estructural, la necesidad de una respuesta colectiva de parte de los sectores y la posibilidad de generación de empleo por parte de la actividad privada.

Sobre el primero de los puntos, la defensa de los productores, el futuro funcionario destacó que no se pueden “perder” más finqueros y que es necesario acompañarlos para que mejoren el rendimiento de los viñedos o guiarlos hacia la toma de decisiones, vía posible reconversión de viñedos, de manera tal que su trabajo sea, si no altamente rentable, al menos sustentable para que continúen con su actividad. Consideró necesario establecer, entre todos, si los problemas actuales de la industria son coyunturales o estructurales en razón de que cada uno de ellos necesita de respuestas diferentes y con respecto a una respuesta colectiva, habría señalado que las diferencias en la industria deben dejarse de lado para buscar en conjunto una solución homogénea.

En relación al empleo, destacó que cuando la industria deja de generar puestos de trabajo, es el Estado quien absorbe esa mano de obra. Hubo coincidencias en el sector privado respecto del planteo del futuro ministro y hasta hubo empresarios que recordaron que, años atrás, muchos empleados públicos dejaban sus puestos para trabajar en la actividad privada, pero esa tendencia se revirtió en los últimos tiempos.

No lo dijo Vaquié, porque evitó precisiones, pero se supo que uno de los hombres de su gabinete, que se ocupará de las relaciones con el sector vitivinícola, será Alfredo Aciar, funcionario que cumplió funciones similares en anteriores gobiernos radicales, que conoce la industria y que mantuvo una relación fluida y aceitada con los sectores. Si nos atenemos a las respuestas de algunos de los hombres de la industria, la designación de Aciar sería bien receptada.

Otro de los motivos de charla post-reunión lo constituyó la designación del futuro titular del Instituto Nacional de Vitivinicultura. Coincidiendo con el planteo de otros sectores, se señala que debe ser un hombre que conozca la industria, de perfil más técnico que político, con trayectoria y conocimiento de parte de los distintos actores de la industria y que tenga también buena relación con el resto de las provincias vitivinícolas. Según se supo, el nombre “ya está” aunque prefieren resguardar su imagen por el momento, pero las cualidades ya habrían llegado al futuro titular del ministerio de Agricultura de la Nación, que será quien decida en definitiva.

El orden nacional

Más allá de la reunión del jueves, en las mesas de café de la Peatonal los dirigentes centraron las conversaciones en algunos anticipos que surgieron desde el orden nacional. En ese marco, uno de los temas abordados fue el de la posibilidad de derogación de las retenciones a las exportaciones de vinos. “Sin retenciones -que son del 5 por ciento- y con un dólar que en lugar de ser de 9,90 sea de 12, estaríamos hablando de un 20 ó un 30 por ciento más de rentabilidad para la industria. Ello producirá un fenómeno de mejores expectativas, algo natural para aquella gente que está muy al límite y que quizás les permita volver a colocar volúmenes a granel. En el caso del mosto, si bien el universo será difícil de ampliar, al menos mejora las posibilidades de rentabilidad o amortigua la pérdida”, dijo un dirigente, quien agregó que “pensándolo como industria, aparentemente la actividad se verá beneficiada”.

Destacó además que los cambios de funcionarios generan siempre expectativas favorables, más aún cuando la relación que tuvo la industria con el ministerio de Agricultura, durante el último año había sido muy distante. “Buryaile -el futuro ministro- es un hombre que viene de la actividad agrícola, lo que nos permite presuponer un mejor diálogo”, dijo la fuente consultada, destacando que “la aparición de Enrique Vaquié en Mendoza también es una buena noticia y otro tanto sucede con Alfredo Aciar”.

Destacó el dirigente que “se trata de buenas noticias, pero el problema es que los tiempos no nos juegan a favor, porque arrancamos con muchos de los temas jugando contra reloj y con un gobierno nacional que deberá enfrentarse a temas muchísimo más urgentes que los nuestros”. En ese marco, señaló que “la Nación está pensando en cómo hacer frente al pago de sueldos, razón por la cual el dinero que hace falta para que la industria saque los 200 millones de litros sobrantes queda en un plano muy inferior”.

Para los dirigentes consultados, el gran desafío de la industria pasa por acercar, al futuro gobierno provincial, “consensos y no problemas, acuerdos y no disputas. Hay que ser muy realistas: el Estado provincial no va a tener recursos para hacer frente a subsidios o dinero para el sector agrícola y todo pasa por lo que pueda suceder desde la Nación. Habrá que esperar y ver lo que sucede pero, mientras tanto, las expectativas son más favorables”, concluyó.

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