Megasubasta: mucha gente, pocas ofertas

La jornada arrancó con grandes expectativas pero, con el correr de las horas, fueron quedando los realmente interesados en adquirir artículos.

Megasubasta: mucha gente, pocas ofertas

Ayer comenzó con una gran emoción y la expectativa bien arriba entre quienes se disponían a participar de la primera jornada de la Megasubasta organizada por la Aduana. De hecho, así fue llegando la gente desde temprano a la Bodega Centenario -incluso, estaban también los que “madrugaron” a todos y ya se habían instalado en la puerta del establecimiento guaymallino el lunes por la tarde-. Pero toda esta efervescencia fue decreciendo en la medida en que pasaban los minutos, al mismo tiempo en que iban desfilando los primeros lotes de artículos que integran el remate que se extenderá hasta mañana.

Precios no tan convenientes, algunos productos extravagantes (y que hasta llegaron a despertar carcajadas en los presentes) y el hecho de que la mayoría de los lotes presentados ayer estuviese en la sede de San Juan -lo que implica además sumarle el traslado desde la vecina provincia- fueron algunos de los factores que motivaron que se fuese marcando el desinterés en la medida en que transcurría el martes. Cerca del mediodía en el salón con capacidad para 500 personas habían algunas sillas vacías, y la cola de personas que aguardaba para ocupar esos lugares a modo de recambio en el exterior de la bodega ocupaba menos de una cuadra (a primera hora eran casi 400 metros).

“Se están pasando un poco con los precios. Buscando en internet encontramos los mismos productos más baratos”, sintetizó uno de los tantos jóvenes que se había acercado por curiosidad al salón y que se retiró antes del mediodía con las manos vacías.

“Hay un señor que compró un filtro para el agua a 70 pesos. Y lo tiene que ir a buscar a San Juan. Ahora no tiene mucho sentido”, resumió otro de los participantes.

“Llegamos con la idea de participar por los lotes de celulares y uno de joyas que habíamos visto. Pero no estuvo muy bien organizado porque empezó más tarde y ahora tenemos que irnos a trabajar", reclamaron Marcela y Matías antes de salir de la bodega.

También estuvieron aquellos que cumplieron sus expectativas y se fueron con lo que iban a buscar (e, incluso más). “Compré una bicicleta a 20.000 pesos casi, y en el mercado tradicional sale 30.000 pesos. Creo que valió la pena”, sintetizó uno de los jóvenes que salió con una sonrisa de oreja a oreja.

“Arrancó dos horas más tarde (estaba previsto a las 9) porque había mucha gente esperando afuera y la capacidad es para 500 personas en el salón. Pero vinieron muchas familias enteras, y eso hizo que se llenara rapidísimo”, destacó el gerente de ventas y subastas del Banco Ciudad -entidad que coordina la subasta junto a la Aduana-, Carlos Lezia.

Para la jornada de hoy se espera que haya opciones que resulten más atractivas, sobre todo porque son lotes que están en Mendoza.

Locos por la tecnología

Cerca de las 11 comenzó formalmente el remate. Las primeras palabras del martillero público Roberto Pérez (quien le aportó dinamismo a la maratónica jornada con su buen humor) sirvieron para tranquilizar a la multitud que ya había aplaudido haciendo notar su enojo por la demora.

Sin embargo, los primeros dos lotes quedaron desiertos, ya que nadie ni siquiera ofertó para comprarlos por el precio base. Se trató de un par de tablets -sin cargador- valuado en 5.000 pesos- y de un lote de varios teléfonos a los que también les faltaba ese artículo. Recién el tercero de los lotes fue el que rompió el hielo, llevando a que varios participantes levantaran sus paletas con ofertas y haciendo acreedor de otro lote de celulares a quien llevaba el número 601.

La primera puja fuerte se dio con un lote de 5 móviles Samsung Galaxy, que arrancó en 3.000 pesos como precio base. Aquí también hicieron su debut los oferentes anónimos (aquellos que no estuvieron en el lugar, pero con anterioridad dejaron su propuesta en un sobre), por lo que el punto de partida pasó rápidamente a 5.000 pesos. No obstante, este valor estuvo muy lejos de los 21.000 pesos en los que se vendió finalmente. Un pack de 12 calculadoras también fue un trofeo muy disputado, y se vendió a 6.900 pesos.

Entre los participantes más entusiasmados se destacaron Martín y Luciano. Estos dos amigos de Buenos Aires se bajaron del avión en Mendoza y enfilaron directamente para la bodega con su mini valija a cuestas.

“Llegamos a las 8 y el avión de vuelta sale a las 16. Vinimos especialmente para la subasta, porque estuvimos viendo por internet que hay varias cosas que están en muy buen precio”, destacaron los jóvenes, a quienes la tecnología (celulares y consolas de PlayStation, principalmente) los atrajo como un imán.

Precisamente los teléfonos celulares fueron la vedette de la jornada, y los artículos más demandado por los participantes (más allá de que casi todos estaban sin cargadores). Sobre todo los iPhone (Apple), ya que cada vez que salía a la venta uno con precios base fijados en 5.000 pesos -o valores aproximados- un tsunami de paletas con número se alzaba desde las sillas, todos buscando llevárselos a ese precio inédito. Esta misma situación era la que motivaba que en cuestión de segundos los valores estuviesen cercanos a los 11.000 o 16.000 pesos, y el “frenesí paletero” se calmaba repentinamente.

Los marginados

Hubo algunos productos que pasaron sin pena ni gloria por el remate, y cualquier intención de venta quedó en el anuncio del martillero. Y en los murmullos, risas y rechazo de la gente.

Entre ellos se destaca un aspa de ventilador ofrecida a 260 pesos (nadie lo compró y la gente explotó en risas), un lote con 331 accesorios para riego por aspersión -valuado en 24.644 pesos- y otro con 1.023 vidrios templados para celulares con un precio base de 93.100 pesos. En ninguno de los casos hubo ofertas y el remate quedó desierto.

440 lotes por rematar

En la primera jornada se pusieron a la venta casi 200 lotes con productos que han sido confiscados por la Aduana en el momento en que sus compradores originarios pretendían ingresarlos al país sin cumplir con las normativas vigentes -ya sea de contrabando o no haber querido pagar el canon cuando se superan los 150 dólares por pasajero-. El gerente de ventas y subastas del Banco Ciudad, Carlos Lezia, destacó que durante los 3 días se subastarán casi 800 lotes y que el valor base de la totalidad de los productos es cercano a los 9 millones de pesos.

“La expectativa lógica sería recaudar al menos 50% más de ese valor”, indicó Lezia, quien explicó que los compradores pueden pagar con tarjeta de crédito. Los productos ya habían sido expuestos al público la semana pasada, por lo que ahora la presentación al público se hace con fotos en una pantalla gigante.

Las personas que adquieran un producto deberán retirarlo del depósito donde se encuentre (Mendoza, San Rafael, San Juan, Córdoba o San Luis) y deben abonar apenas concretada la venta un adelanto de 30% del valor total.

Luego de ello cuentan con una semana para completar el pago y ya con el título de compra pueden retirarlos en su depósito en el transcurso de 10 días hábiles. La mayoría de los lotes que se subastarán hoy están en el depósito mendocino (son más de 300 lotes).

Mañana será el turno de 140 lotes, entre los que se encuentran aquellos más orientados a comerciantes y un Volkswagen Fox 2014 con 33.000 km, cuyo precio de base está fijado en $ 50.000.

Apostillas

La chori-familia. Casi tan demandada como los teléfonos -aunque sin venderse al mejor postor- fue la promo de choripán y gaseosa que vendían frente a la Bodega Centenario por 50 pesos.

Los ideólogos de este negocio fueron los dueños de la misma casa donde estaba ubicado el chulengo y el tablón para la atención al público (en el patio delantero).

Martillero simpático. Fueron más de 7 horas las que tomó la primera jornada de la megasubasta. Y si a ello se suman las dos horas de retraso en el inicio, no parece fácil llevar adelante un evento así. Sin embargo, el martillero público Roberto Pérez mantuvo siempre arriba el ritmo en el lugar, con mucha simpatía hasta para presentar los lotes. "¿Se puede saber la memoria?", preguntó uno de los participantes -casi a los gritos- mientras se presentaba un iPhone 7.

"No, acuérdese que ésta no es la agencia oficial", respondió sonriendo Pérez. Y contagió la risa.

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