Ayer el Tribunal Oral Nº 1, reanudó las audiencias y se escuchó el testimonio sobre la desaparición de Laura Terrera y su esposo Alfredo Manrique y la apropiación ilegal de la hija de ambos, Celina Manrique Terrera, única nieta recuperada en Mendoza.
En el marco del cuarto juicio por delitos de lesa humanidad -y en la audiencia número 66- estuvieron Raúl Alberto Terrera y María Mercedes Terrera, frente a los jueces.
Cada uno a su turno, recordaron a Laura Noemí, la joven que había nacido en Mendoza el 1 de junio de 1956. Era maestra en una escuela de Luján de Cuyo y militaba en la organización Montoneros.
El último contacto fue el 24 de julio de 1977 cuando, junto a Alfredo Mario Manrique y la hija de ambos (Rebeca Celina, nacida en noviembre del '76), tomaron un colectivo de línea en San Juan con destino a Mendoza, donde los tres fueron secuestrados por un grupo de tareas.
La pareja hizo referencia a que buscaron a Laura, Alfredo y a la niña en el D 2 y el Liceo Militar, donde les negaban que allí hubiera presos. También hicieron referencia a que todos los pedidos de hábeas corpus fueron contestados, por los funcionarios judiciales, con evasivas.
Nieta recuperada
Desde la sala de la Cámara Federal de Apelaciones (un piso más arriba de la sala de debates), declaró Celina Manrique Terrera, única nieta recuperada en la provincia, cuando en 2007, recuperó su identidad gracias a un correo electrónico enviado por el Movimiento Ecuménico de Derechos Humanos (MEDH) que aportaba un nombre y un teléfono para iniciar la investigación. Esto fue lo que permitió a Abuelas de Plaza de Mayo dar con la nieta 87, hija de desaparecidos. La Justicia federal comprobó la identidad luego de ser citada para una extracción de sangre para un análisis genético.
Una "bisagra"
Ese hecho, reconoció la mujer, marcó una “bisagra” en su vida y desde ese momento comenzó a desandar un camino en búsqueda de su verdadera identidad.
También relató su infancia y la vida junto a sus apropiadores, oportunidad en que reconoció que “nunca tuve ninguna sospecha sobre nada” y más tarde, al profundizar su testimonio recordó que ellos “me dijeron que me habían encontrado en la calle”, declaró. Eso ocurrió en julio de 1977, cuando fue inscripta con el nombre “Silvina”.
Finalmente, y respondiendo preguntas de la Fiscalía, Celina aseguró que recuperó el contacto con familiares de sus padres biológicos, “pero no se toca el tema, porque piensan que me hace mal”, agregó.