En la actualidad hemos llegado a un increíble nivel de agresión a los recursos naturales que nos ofrece el planeta, algo parecido a una guerra total en la que se ataca a los suelos, los subsuelos, el aire, el mar, los ríos y lagos, las montañas, y ni qué hablar de las florestas, donde tampoco se salva el reino animal.
Según los científicos no vamos por el camino correcto en el cuidado de nuestro hábitat. Muchas especies de seres vivos están en peligro debido a la devolución que la naturaleza está haciendo, producto de los desequilibrios que el hombre viene provocando, especialmente en los últimos 60 años.
Muchas cosas pueden hacerse para mitigar los efectos del calentamiento global y la degradación de los ecosistemas, pero para eso primero hay que ponerse de acuerdo entre todos los países porque la naturaleza no tiene fronteras, y esto significa que si los países más contaminantes no determinan su disposición a colaborar, de nada sirve que los pobres o los menos desarrollados acepten someterse y trabajar en pro de los acuerdos internacionales de conservación.
Los conceptos hasta aquí vertidos nos hacen pensar en la necesidad de retornar a la tan necesaria sustentabilidad ambiental, que no es ni más ni menos que "El conjunto de acciones y procesos realizables con equidad, de modo que el beneficio de unos no signifique el perjuicio de otros, destinados a mantener la vitalidad de nuestro planeta preservando sus ecosistemas, que son los factores que posibilitan la reproducción de la vida y sus necesidades presentes y futuras" (Leonardo Boff, "Sustentabilidad, lo que es y lo que no". Editora Vozes 2015. SP Brasil).
Entre las muchas formas de colaborar para mitigar los efectos del calentamiento global la primera es definitivamente el abandono de la quema de combustibles fósiles para generar energía y para el transporte. Luego muchas más, como aprovechar eficientemente el uso del agua, ahorrando, no contaminando y reusando, el uso de materiales reciclables y reciclados, parando con la tala de bosques y además de eso reforestando lo más posible. De lo que se trata es de devolver a la naturaleza todo lo que se pueda de lo que se extrae de ella. Queda claro que lo único que no puede hacerse es cruzarse de brazos.
El planeta Tierra está demostrando que no soporta debidamente los 7.000 millones de humanos que hoy lo habitan. El pronóstico indica que para 2050 serán 9.000 millones, es para imaginar la batalla que se viene siendo que en su parte inicial ya hay muchas bajas en los ecosistemas.
El conocido biólogo de la Universidad de Stanford Paul Ehrlich ha llegado a afirmar que en 50 o 100 años habrá un colapso poblacional que podrá generar grandes crisis, especialmente en las formas de distribución de los alimentos, bajo un mínimo criterio de dignidad.
Hay acciones enfocadas a la búsqueda de soluciones al problema que estamos planteando. La Cumbre del Clima de París (COP21) de diciembre de 2015 determinó que 195 países se comprometieran a no permitir que la temperatura media del planeta subiera más de 1,5 grados centígrados, con un máximo de 2°C, con referencia a la que existía en el período pre revolución industrial. Esto, de lograrse, garantizaría la continuidad del mundo en equilibrio, pero, el panorama no parece ser optimista y lo que plantea Jeffrey Sachs hace suponer lo que finalmente predominará, es decir, que el petróleo será el principal componente de todas las matrices energéticas por lo menos hasta 2100.
En cuanto a los combustibles fósiles es necesario referirnos a los no convencionales, que son una fuente relativamente nueva que vino a surgir en los momentos cuando las campañas en su contra se hacían oír con más intensidad. Esta aparición vino a reforzar la postura de los intereses económicos, en particular aquellos relativos a la producción de energía, que no escatiman esfuerzos a fin de no perder el formidable negocio económico que significa extraer ese recurso, aunque esto no sea gratis para el medio ambiente.
El fracking golpea fuerte en los preceptos medioambientales de sustentabilidad, en primer lugar porque demanda agua a torrentes para el proceso de extracción, segundo porque esa agua difícilmente podrá luego potabilizarse para consumo humano, luego porque el producto obtenido es un combustible fósil que contamina la atmósfera y finalmente porque en la zona de producción hay riesgo de contaminación freática por pozos mal cerrados o eventuales filtraciones en las instalaciones.
Algunos pocos países, pero importantes, hoy aplican técnicas de fracking para la extracción de gas y petróleo, entre ellos Estados Unidos, China y Canadá, ahora también en Argentina. Esta es una actividad que ha generado un fuerte debate mundial entre la política y el ambientalismo sobre si debe aceptarse o no su utilización, aunque ya sabemos cómo se resolverá, y además sin los debidos controles.
La humanidad tendrá que jugar sus fichas a las fuentes alternativas no sin mucho esfuerzo, como el biodiésel, el etanol, la biomasa o los agrocombustibles, y fomentando las energías limpias como la eólica, fotovoltaica, hidráulica o nuclear. En el caso particular del etanol tenemos el ejemplo de Brasil, que junto con su industria automovilística crearon los motores "Flex fuel" para autos que funcionan sólo con etanol de caña de azúcar. Al decir de Lester Brown, considerado como uno de los padres del ambientalismo, la humanidad ya posee tecnologías para reestructurar la economía energética mundial y por ende estabilizar el clima.
La sustentabilidad no es fácilmente alcanzable. Si lo fuera sin costos todo el mundo estaría dedicado a ella. Desgraciadamente economía y sustentabilidad ambiental son casi incompatibles en la práctica. Si estuviéramos en este momento comenzando a tratar su armonización deberíamos superar no sólo intereses económicos sino también políticos y culturales sin pronóstico favorable por ser un conflicto generacional y por ende de largo plazo y, en ese lapso, como dijo Keynes, estaremos todos muertos, aunque habremos gozado del confort energético actual. Mientras tanto, las generaciones futuras no tendrán el mismo confort si hoy no cambiamos de actitud.