La Academia Argentina de la Vid y del Vino (AAVV) recomendó medidas a adoptar para el manejo integrado del recurso hídrico.
Cabe recordar que la AAVV organizó el Seminario Regional “La importancia del recurso hídrico en la vitivinicultura argentina”, que se realizó en Mendoza los días 27 y 28 de agosto de 2014.
El mismo tuvo como objetivo crear un ámbito interdisciplinario en el que destacados especialistas de prestigio nacional e internacional hicieron un profundo análisis de la situación presente y futura del recurso hídrico en toda la región andina de nuestro país y también en el vecino país de Chile y su impacto en la vitivinicultura.
Como resultado de este análisis se elaboró un diagnóstico de la situación actual y se formularon propuestas para su corrección o mejora. En base a esto se preparó la ponencia que la AAVV presentó en el 37° Congreso de la Organización Internacional de la Vid y del Vino (OIV) desarrollado en Mendoza en el mes de noviembre de 2014.
En el tratamiento de estos temas se utilizó como método la Teoría de Sistemas y el Principio de Desarrollo Sustentable, teniendo en cuenta la debilidad del sistema hídrico y la sustentabilidad de la cadena de valor vitivinícola.
Se analizaron las regiones vitivinícolas: ubicación, clima, régimen de precipitaciones, así como el sistema de riego. Se destacaron las condiciones de la vitivinicultura argentina con capacidades técnicas muy desarrolladas.
Toda la vitivinicultura argentina enfrenta una problemática común: el aprovechamiento del agua. Son tres, fundamentalmente, los procesos que la afectan:
I.- Cambio Climático Global: retracción de glaciares y oferta hídrica que se verá afectada por la disminución de los caudales de los ríos.
II.- Ineficiencia en la acumulación y distribución del agua.
III.- Contaminación: Aguas subterráneas afectadas por salinización y contaminación por perforaciones sin mantenimiento adecuado o perforaciones petroleras.
En cuanto al régimen legal en Mendoza, la AAVV entiende que el problema no es normativo ya que cuenta con principios tales como concesión legal, principio de inherencia, participación de los usuarios y autarquía. No existe un déficit normativo que sea responsable de una mala administración del recurso. Por otra parte, se cuenta con herramientas como la huella hídrica.
La economía de oasis que acumula y superpone usos del agua es otro factor que hace más complejo el sistema, lo cual genera la necesidad de ordenar el territorio para optimizar el aprovechamiento del recurso hídrico.
A juicio de la Argentina de la Vid y del Vino las medidas recomendadas son:
1. Efectuar inventario de estado de los glaciares y su proyección futura.
2. Plantear escenarios posibles por los efectos del cambio climático.
3. Manejo del sistema de embalses, utilizando modelos matemáticos para su uso adecuado.
4. Evitar el efecto de las aguas claras, impermeabilizando los canales de salida.
5. Manejo conjunto de aguas superficiales y subterráneas.
6. Captación sistemática de las lluvias estivales.
7. Reutilización de los efluentes domiciliarios y agroindustriales.
8. Zonificación de las áreas vitivinícolas a proteger.
9. Tecnificación del riego en la conducción y distribución.
10. Mantenimiento de desagües y drenajes para evitar la salinización de los suelos.
11. Inventario y monitoreo de los acuíferos y propuesta para su uso sustentable.
12. Desarrollo de tecnologías para la desalinización de acuíferos.
13. Optimización del costo energético que genera el bombeo de pozos.
14. Internalización de los costos ambientales de las actividades que afectan al recurso hídrico.
15. Desarrollo y actualización del padrón de los derechos de riego asignados a parcelas ahora urbanizadas.
16. Tener presente que el sistema vitivinícola debe ser sustentable en todas sus etapas para poder afrontar los costos del sistema hídrico. La apropiación de la renta vitivinícola por la comercialización final, la caída del consumo interno y las dificultades para la exportación, no permiten rentabilidad para el productor.
17. Promover la desconcentración poblacional del oasis norte y el desarrollo de un nuevo oasis irrigado por el cupo que le corresponde a Mendoza en el Tratado del Río Colorado.