El gobierno nacional tiene urgencia por hacer que las cuenta le cierren. Saben que no pueden seguir manteniendo un déficit fiscal alto porque ello sigue alimentando la rueda inflacionaria, con consecuencias nefastas para todos los sectores.
Esta premisa se vio reflejada en el desayuno de Coviar. La Nación llegó prácticamente sin anuncios y lo cierto es que los vitivinícolas ya saben que sólo conseguirán beneficios para el sector, en tanto y en cuanto, el costo fiscal para la Nación sea cero.
Al parecer los reclamos de los últimos dos años del sector, por ahora, tendrán que esperar al menos hasta que se reúna la mesa vitivinícola sobre finales de marzo.
El Proviar II deberá ser reformulado para que la Jefatura de Gabinete, que conduce Marcos Peña, decida priorizarlo y con ello obtener el dinero para tecnificar a los industriales.
Por otra parte, por segundo año consecutivo, se pidió la suba de los reintegros a las exportaciones, algo que por ahora está en análisis.
En todo caso, una lucha que sí debe dar la vitivinicultura es la de cerveza. Es que el fuerte rumor de una eventual modificación del impuesto interno a la cerveza -vía decreto presidencial- sí afectaría a la industria, la haría perder la competitividad que ganó tras la pelea que dio el gobierno provincial y el sector en conjunto por el impuesto al vino, y al fin y al cabo le sacaría la única medida lograda con costo fiscal cero.
