Cristina Kirchner no lee los diarios. Eso sólo, ya es noticia. Pero tampoco recibe el pesado resumen de prensa que prepara a diario la Secretaría de Comunicación Pública. No ve los noticieros de TV. No recibe a sus funcionarios. Ni siquiera habla con ellos por teléfono. Créase o no, pasó las primeras 36 horas en la Quinta de Olivos tras el alta posquirúrgico del domingo cumpliendo al pie de la letra con el “reposo estricto” que le recomendaron sus médicos.
Sólo visitas médicas
La Presidenta recibió ayer por la mañana al cirujano que la operó del hematoma craneal, Cristian Fuster, junto a uno de los jefes de neurología de la Fundación Favaloro, Francisco Klein. Por la tarde, se acercó Facundo Manes, a cargo del Instituto de Neurociencias de la Favaloro y el primer contacto que tuvo allí la Presidenta. Así de constante y minucioso será el control de su evolución durante el próximo mes.
“Cuando le dieron el alta, los médicos fueron muy categóricos en su recomendación de evitar las situaciones de stress durante este mes”, contó una fuente cercana a la Presidenta. Añadió que cuando ella pidió mayores precisiones sobre los alcances de esa recomendación, los médicos le pidieron que “evite involucrarse en los acontecimientos políticos”.