Elegante. Es la primera palabra que se viene a la cabeza cuando lo ves y, a simple vista, intentás definirlo. Pero no es un actor ni un modelo, nada más alejado. Él es mendocino, se llama Roberto Héctor Iermoli y es médico, más precisamente es el “Médico del Año 2012”.
Este premio, que entrega la revista Gracias Doctor, lo recibió el pasado 31 de octubre, y es un reconocimiento que han recibido personajes de la medicina como - y vaya ejemplo- el gran René Favaloro. Así es que esta elegancia estética es, lógicamente, una característica más de alguien que es muy inteligente y excelente profesional.
El doctor Iermoli, que se define a sí mismo como un “producto de la educación pública”, estudió en la Universidad Nacional de Cuyo, en donde se recibió con medalla de oro. Hoy, a sus 62 años, vive en Buenos Aires.
Se fue en 1976, para especializarse en Medicina Interna primero, y allá se quedó para trabajar, seguir estudiando y capacitándose (siempre) y formar una familia, compuesta por cuatro hijos.
Actualmente, es Director Asociado de Docencia e Investigación del Hospital de Clínicas José de San Martín y tiene a su cargo la 4 ° Cátedra de Medicina Interna. Orgulloso, el también profesor, la describe: “Es una cátedra que sale de lo tradicional. Yo siempre me manejé con utopías, entendiéndolas en el buen sentido de la palabra. Siempre tratando de no ver los límites”, dice sonriente el médico. La particularidad que tiene su cátedra es que tiene un perfil bio-psico-socio-cultural. Está dividida en tres secciones: “Arte, cultura y salud”, “Polifenoles, vino y salud” y “Deporte y salud”.
De esas tres, la segunda es una sección única en todas las cátedras de Medicina del país. Allí, según cuenta el profesional, se trabaja con un amplio grupo de entidades especialistas. El Instituto Nacional de Vitivinicultura, el INTA (de Castelar), la Federación Argentina de Cardiología y la OIV (Oficina Internacional de la Viña y el Vino), son algunas de ellas.
En este sentido, el hospital en donde Roberto trabaja ofrece charlas abiertas y gratuitas para hablar sobre las bondades del vino. Y él, mendocino de cepa, es por supuesto uno de los disertantes.
“Los productos beneficiosos para la salud en el vino son los polifenoles. El resveratrol es uno de ellos, capaz de incrementar el colesterol bueno, de disminuir la oxidación, de retrasar la absorción de glucosa. Además, tiene un mecanismo similar a la restricción calórica”, explica con pasión.
Es que sí, su profesión le apasiona y eso se percibe claramente. “Mis hijos dicen que la medicina les robó al papá. Para mí la pasión es el fuego que te ilumina y te mantiene vivo para la creatividad”, asegura el doctor, que define a su especialidad como la que mejor une el arte con la ciencia.
“Para mi no se concibe a un médico sin arte. Dentro de la sección ‘Arte, cultura y salud’ de nuestra cátedra los médicos tienen todas las semanas actividades destinadas a fomentar la reflexión y el humanismo. Yo considero que el médico debe ser culto, porque eso lo lleva a ser mejor profesional”, reflexiona Iermoli.
- ¿Cómo decidió que quería ser doctor?
- A los tres años lo dije. Claro que no me prestaron mucha atención en ese momento. Luego, aún siendo niño, mi papá se enfermó de un tumor muy grave. Ahí no tuve dudas de que quería ser médico. Fue algo muy personal porque no había ningún doctor dentro de mi familia.
- ¿Qué sintió cuando supo que había ganado el premio al Médico del Año 2012
?
- Cuando me nombraron pasó mi vida por mi mente en 30 segundos. Fue muy fuerte esa noche. Me sentí muy agradecido.